Miguel Ángel Toma asumiría al frente de la Agencia Federal de Inteligencia a partir del 10 de diciembre
El triunfo de Javier Milei abrió la posibilidad de que un histórico vuelva a la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). Veinte años después de liderar el organismo durante uno de los períodos más tempestuosos de la Argentina, Miguel Ángel Toma suena para asumir como el “Señor 5″ a partir del 10 de diciembre, confirmaron a LA NACION fuentes al tanto de las deliberaciones en el espacio libertario.
Toma mantuvo ya reuniones con la vicepresidenta electa, Victoria Villarruel, a cargo de supervisar las áreas de Defensa y Seguridad en el gobierno que comienza a tomar forma, y también se reunió con el futuro ministro del Interior, Guillermo Francos, con quien lo une una relación que se cuenta por décadas.
Tanto Villarruel como Francos apoyarían la llegada de Toma, que también mantiene un vínculo fluido con uno de los baluartes del Pro en el área de Inteligencia, el diputado nacional Cristian Ritondo, quien integra la Comisión Bicameral de Fiscalización de Organismos y Actividades de Inteligencia del Congreso.
Ante los micrófonos, el presidente electo confirmó quiénes ocuparán ciertos cargos, como Mariano Cúneo Libarona, que estará al frente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, pero se guardó otros. “Algunos puestos clave todavía decidimos mantenerlos en reserva”, indicó.
De confirmarse su designación, Toma se sumaría a Francos en Interior y a Cúneo Libarona en Justicia, en tanto que resta por definir quiénes tomarán las riendas de las carteras de Seguridad y de Defensa, cargo para el que desde hace semanas suena el senador nacional (mandato cumplido), Federico Pinedo.
“Ahora comienza a definirse cómo será la letra chica en la alianza que tejieron Javier y Mauricio [Macri], que con Patricia [Bullrich] van a buscar quedarse con todo lo posible, ofreciéndole el ‘funcionariado’ que le falta a Javier”, indicó a LA NACION un operador del espacio libertario, poco después de que Sergio Massa reconoció la derrota. “Te puedo decir que Mauricio quería Justicia para Germán Garavano, que pondrá a varios colaboradores por debajo de Mariano [Cúneo Libarona] en Justicia, y que Patricia pidió Defensa para Pinedo y Seguridad para Luis Petri”, precisó.
Desde el retorno de la democracia, quién ocupa el cargo de “Señor 5″ es una de las decisiones más sensibles que debe tomar quien asume la Presidencia. Algunos optaron por designar a aliados políticos, como Néstor Kirchner, al convocar a Sergio Acevedo; otros, a personas de su extrema confianza, aunque carecieran de experiencia o conocimientos, como Cristina Fernández de Kirchner al designar a Oscar Parrilli o Macri con Gustavo Arribas.
Otros nombres para la AFI
En ese sentido, junto a Toma suenan otros nombres para asumir al frente de la AFI, con perfiles muy distintos. Entre ellos, el de Carlos Kikuchi, el estratego y operador político que acompañó a Milei a lo largo de los últimos dos años, y el del senador nacional por el Pro José Torello, uno de los alfiles más cercanos a Macri.
Por su parte, Toma lideró la por entonces Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) durante la presidencia de Eduardo Duhalde, en reemplazo de Carlos Soria, entre julio de 2002 y mayo de 2003, período en el que Toma forjó una alianza con Antonio “Jaime” Stiusso y tejió vínculos con referentes de servicios extranjeros como la Agencia Central de Inteligencia (CIA), el Mossad israelí y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) español.
Tras su salida de la exSIDE, Toma continuó abocado a esa área, denunció el uso del organismo para fines políticos por el kirchnerismo y protagonizó varios roces con Juntos por el Cambio y el gobierno de Alberto Fernández por las sospechas de espionaje ilegal, cuyos últimos capítulos fueron la instalación de una “mesa militar” en la AFI y las labores en las cloacas del suboficial retirado de la Policía Federal, Ariel Zanchetta.
Para Toma, Zanchetta “adquiere relevancia en el último tiempo por la magnitud que tiene, pero esto viene de largo”, según afirmó en declaraciones radiales. “El kirchnerismo convirtió al espionaje ilegal en un mecanismo de control y represión social desde hace mucho tiempo”, dijo.
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