Miguel Ángel Pichetto: “Hay ministros de Cambiemos que están en silencio y no defienden a Mauricio Macri”
En una entrevista con LA NACION, el exsenador critica a exfuncionarios de la gestión anterior y rechaza los “mensajes edulcorados” de un sector de la coalición opositora
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A Miguel Ángel Pichetto lo invade la nostalgia cuando se asoma por uno de los ventanales de su despacho, en el piso 9 de la Auditoría General de la Nación. Apoyado sobre la baranda, clava la mirada en el Palacio del Congreso y rompe el silencio: “Pasé más de 26 años debajo de esa cúpula. Mi vida transcurrió allí”. El paisaje activa recuerdos de innumerables batallas parlamentarias y negociaciones contra reloj para aprobar decenas de leyes.
Como un boxeador que cuelga los guantes, Pichetto necesita la adrenalina del ring de la política. Dueño del Senado desde 2001, el auditor general, espada legislativa del Frente para la Victoria durante doce años, cree que su etapa en el Congreso “está terminada”, aunque no descarta volver a ser candidato. Esta vez, en las elecciones legislativas. Aliado de Mauricio Macri desde los últimos comicios presidenciales, el referente de Peronismo Republicano no oculta sus ganas de competir por el sillón de Rivadavia en 2023, pero asegura que prioriza fortalecer a Juntos por el Cambio para derrotar al kirchnerismo.
Crítico de la gestión del Gobierno durante la pandemia, Pichetto dice que el encierro lo angustia y reconoce que el año pasado, cuando regía la cuarentena estricta, atravesaba la Ciudad para ir a trabajar en su estudio de la calle Paraná. “Si me quedaba en mi casa, agarraba la 9 milímetros”, exagera con una mueca socarrona.
-A un año y medio del gobierno de Fernández, ¿qué balance hace usted?
-Es una gestión que estuvo atravesada por esta pandemia de carácter mundial, que impactó indudablemente de lleno en el gobierno. Las primeras medidas del Presidente fueron razonables. Luego, la prolongación indefinida de la cuarentena provocó un aumento de la pobreza, del desempleo y del gasto público a niveles desbordantes, que son consecuencia del proceso inflacionario que vive la Argentina.
-¿Es una anomalía para el peronismo que el Presidente no sea el único jefe?
-Esto estaba claro desde el primer día. Ahora muchos se sorprenden con el poder de la vicepresidenta, especialmente por la última decisión [por Federico Basualdo]. Indudablemente, ella sabe muy bien lo que está pasando en el tejido social de la provincia.
-¿La ve preocupada a Cristina por un eventual revés electoral en su bastión?
-No hablo con ella, pero estimo que debe estar preocupada en función de la información que recoge especialmente en el territorio del conurbano. Yo también recorro ese escenario y sé cómo están las cosas. Ya no alcanza el plan y la gente está demandando otra cosa: generar trabajo.
El Gobierno tiene que empezar a hablar sobre trabajo y producción, sino está liquidado.
-¿Es llamativo que el Presidente y Martín Guzmán no puedan echar a un subsecretario?
-La decisión fue equivocada. A veces, la política es como un tablero de ajedrez. Al mover una pieza, puede haber jaque del otro lado. Hay que prever la continuidad de las jugadas. Si vas a desplazar a un funcionario identificado con La Cámpora, este tema debería haber sido dialogado previamente.
-¿La vicepresidenta busca debilitar a Fernández con esta decisión?
-No, de ninguna manera. La discusión es simple: ¿cómo afectaría un aumento de dos dígitos de la tarifa en el conurbano, que demanda trabajo? Ella está mirando el escenario de noviembre y la tercera sección, donde el dominio del gobierno y especialmente el liderazgo de la vicepresidenta están en riesgo por ese tipo de situaciones.
-¿El liderazgo de Cristina en el conurbano está en riesgo?
-Ella visualiza que si hubieran aumentado las tarifas 25 o 30 puntos, eso habría impactado negativamente. Esa dilación del ajuste tarifario tendrá efectos y consecuencias posteriores.
-¿Cristina tiene un proyecto de poder “familiar” o busca impunidad, como sostienen en Juntos por el Cambio?
-Tiene un proyecto de poder y lo quiere mantener.
-¿Fue un error de Macri no aceptar el pliego del juez Daniel Rafecas?
-Rafecas era un hombre del sistema. Pero, bueno, son los debates que se dan dentro de la coalición. Hay que reconocer que el peronismo, yo estaba en el Senado en ese momento, no votó a la candidata que Macri propuso [Inés Weinberg de Roca]. También debo recordar que había un acuerdo de todos los sectores políticos para modificar la ley de Ministerio Público, que contemplaba bajar la mayoría de dos tercios.
-La Ciudad avaló las nuevas restricciones ante la suba de casos. ¿Le sorprende ese giro?
-Horacio sabe mi opinión. Hay que estar también en el lugar que ocupa el gobernante, que mira la salud y los contagios. Ahora, la cuarentena con límites estrictos y la educación en manos de los gremios es uno de los problemas más graves que tiene el país. Creo que el camino es comprar vacunas. Todavía nos deben una explicación de por qué no se compró Pfizer y una aún más importante de por qué jugaron todas las cartas a Astrazeneca y [Hugo] Sigman.
“Mauricio Macri no es fácilmente sustituible”
-Usted no volvería a Fase 1…
-Estoy pensando en la gente que se muere de hambre, en los comercios, en la crisis profunda de la gastronomía y hotelería. Yo también estoy viendo la experiencia de Madrid. Isabel Díaz Ayuso le ganó las elecciones de manera contundente al PSOE y lo hizo desaparecer a [Pablo] Iglesias, el más kirchnerista de los dirigentes españoles [sonríe].
-¿Ese fenómeno se puede replicar en el país?
-Puede impactar más adelante. Los gobernantes argentinos deberían mirarlo. Ahora, hay que estar en los zapatos de los que gobiernan.
-Patricia Bullrich criticó a Larreta por el sistema bimodal en el secundario. ¿Coincide con Elisa Carrió en que hay que ser solidario con el que gobierna?
-Yo tengo una mirada comprensiva para los que tienen la responsabilidad de gobernar, pero también entiendo que la Argentina productiva y del trabajo no puede estar cerrada permanentemente.
-¿En esta elección tendrá una incidencia mayor lo económico o la vacuna?
-Lo económico. El riesgo también es la pérdida de confianza en el sistema democrático. Eso es un tema complicado.
“El Gobierno debe hablar sobre trabajo y producción, sino está liquidado”
-¿Puede haber una posible reacción anti-política?
-Yo viví el 2001, pero esa crisis no empezó en diciembre. En realidad, fue anterior al proceso electoral de medio tiempo, donde en muchas provincias el voto en blanco fue superior al de los candidatos.
-¿Macri está al frente de los “halcones”, como se denomina a ese sector, o está por encima de la interna?
-Yo no compro esa calificación de “halcones”. Hay una realidad en la coalición: ahora es un proceso más abierto y democrático. Cuando Macri era presidente, su liderazgo era indiscutido. Al dejar de serlo, ha demostrado una actitud de resiliencia y una capacidad para mostrarse como líder opositor, no solo acá, sino también en el extranjero.
-¿Macri es el líder de la oposición?
-No quiero entrar en ese debate. Hay algunos que opinan de otra manera. Un expresidente, conocido en todo el país, cuya imagen está identificada con un conjunto de ideas y que, además, tiene un núcleo duro de adhesión, no es fácilmente sustituible. Por eso, se explica la reconstrucción del liderazgo de Cristina. Hay un núcleo muy duro que la acompañó siempre, aún en los peores momentos.
-¿El expresidente tiene chances de volver al poder?
-Macri es una figura central de Juntos por el Cambio. Esto está en desarrollo. Hay una figura emergente, como Larreta, pero también hay dirigentes del radicalismo que son importantes, como Martín Lousteau, Gerardo Morales o Alfredo Cornejo. Y después está la construcción que estamos haciendo en Peronismo Republicano.
“Los gobernantes argentinos deberían mirar lo que pasó en Madrid”
-¿Usted quiere competir bajo el paraguas de Juntos por el Cambio?
-He dado un paso muy significativo al acompañarlo a Macri. Mi idea es fortalecer la coalición opositora y darle una mayor densidad al peronismo democrático, que se identifica con una frase de Perón que es muy clara: gobernar es generar trabajo, no planes.
-Aliados suyos que piden construir una “tercera vía” con perfil peronista. ¿Apoya esa idea?
-No. El proceso argentino está muy polarizado y hay nítidamente dos coaliciones. Hay poco margen para “avenidas del medio” e, incluso, los libertarios.
-¿La opción de Florencio Randazzo tiene chances de crecer?
-Le deseo suerte, pero yo no voy a estar en ese espacio. Tampoco tengo una gran ansiedad para ser diputado. Estuve más de 26 años en el Congreso.
-¿Analiza ser candidato?
-No descarto nada. Yo siempre pienso en la política, como un factor que sirva para consolidar un proyecto de poder que coincida con mis ideas, que también son producto de una evolución en el tiempo.
-¿Está de acuerdo con Macri en que debe haber internas?
-Las primarias son un método de selección de candidatos y hay que tratar de evitar que se suspendan. Tengo mucha preocupación con la postergación, porque mañana te vuelven a instalar los casos, te arman una campaña con los infectólogos y te liquidan las PASO.
“No es posible gobernar sin una parte del peronismo”
-¿La “cláusula cerrojo” no va a servir para evitar que el Gobierno suspenda las primarias?
-¿Qué cláusula cerrojo? Es un esquema de buenas intenciones, pero una ley se modifica con otra. Ojalá se cumpla.
-¿Cómo hará Macri para mantener la centralidad si no juega en las legislativas?
-Siendo protagonista también en la opinión pública. Lo ha venido haciendo bastante bien. Macri jamás dijo ‘que se mueran los que se tengan que morir’. Siempre habló de lograr un equilibrio.
-Si María Eugenia Vidal compite en la provincia y Patricia Bullrich lo hace en la Ciudad, ¿habría un “empate” entre Macri y Larreta?
-Sería bastante lógico, en función de los distritos donde ambos han venido trabajando. Acá es importante tener la opinión de Vidal, que me da la impresión que no quiere volver a la provincia. Hay que ver cómo se resuelve.
-¿Macri usa la carta de Bullrich para mantenerse vigente en la pelea por el liderazgo del espacio?
-No. A Macri le interesa más el mundo de las ideas que los cargos. No sé si le preocupa tanto el tema de las listas.
-¿Macri quiere revancha en 2023?
-En principio, no descarto a nadie en política, menos en la Argentina. Macri va a ser un actor importante, aún si no es candidato.
-¿Podría ocupar el rol de elector, como Cristina en 2019?
-Es una figura clave y trascendente. Macri se retiró con el 41% de adhesión. Es un hecho a tener en cuenta. De acá al 2023 y la definición de las candidaturas presidenciales, falta un trecho.
-¿Le parece cuestionable que Macri se haya vacunado en Miami?
-No. Ya está en edad de vacunarse y es un hombre que viaja. Me parece razonable y no le saca la vacuna nadie. El gobierno argentino tiene que explicar por qué Johnson & Johnson, que se ha presentado a la Anmat, no está aprobada todavía. Sería interesante preguntarlo.
-Carrió dijo: “si soy un líder con convicciones, no puedo irme a vacunar a Miami”. ¿Qué opina?
-Respeto la visión de Carrió, pero creo que Macri no le hizo daño a nadie y se expone a viajar en un avión. A veces, la Argentina se trenza en debates de menor cuantía. El “vacunatorio vip” es antiético, no tiene que haber privilegios, pero ese tema hubiera sido menor si la Argentina hubiera dispuesto de 60 millones de dosis, entre diciembre y enero, para vacunar a todos.
-¿La coalición está consolidada o permanece unida solo por su rechazo al kirchnerismo?
-No, se ha mantenido unido y hay que valorar la tarea que se ha hecho en el Congreso.
-Le molestó la crítica de Fernando Iglesias al peronismo republicano. ¿Lo habló con Macri?
-Sí, lo conversé. No ayuda eso. Recibí las explicaciones de Iglesias.
-¿Le pidió disculpas?
-No pedimos disculpas. Ni él retiró su artículo de LA NACION ni yo “los twitter”. Me preocupa la postura de aquellos que creen que en política restar es mejor que sumar, y esa visión recalcitrante de que el peronismo es el hecho maldito de la historia.
-¿Macri comparte la visión de Iglesias?
-No, para nada. He conversado mucho con él.
-¿Pueden convivir en la coalición con esas diferencias?
-Sí, se puede. Por supuesto, hay visiones más radicalizadas y antiperonistas. Ahora, es poco posible gobernar en la Argentina sin una parte del peronismo.
-¿Apoyaría el proyecto presidencial de Larreta, quien pide sumar peronistas?
-Larreta y Macri opinan exactamente lo mismo en ese sentido.
-¿Larreta es más amplio que Macri?
-No. Además, Macri me convocó y sabía quién era. Yo nunca dejé de expresar mis posiciones políticas y mi visión sobre el país. No hice concesiones y no me saqué la corbata, ni pasé a ser “un muchacho Pro”, con el saco azul y la camisa celeste. Fui lo que soy.
-¿El peronismo “está secuestrado” por Cristina, cómo dijo Macri?
-La realidad es la única verdad en la política, como decía el general.
-¿Macri perdió la “batalla cultural” con el kirchnerismo?
-Creo que no la dio nunca. Faltaba más protagonismo en medios tradicionales y construcción de un discurso en defensa de lo que se hacía.
-¿Por qué quiere ser presidente en 2023?
-Aspiramos a ser una opción más en el debate de las elecciones primarias para elegir al candidato a presidente. Esto implica un compromiso de continuidad.
-¿Y en qué se diferenciaría su proyecto del de Macri o de Larreta?
-Falta mucho y, por encima de mis ambiciones personales, lo que debe primar es el interés del país e ir con el candidato que nos garantice ganar las elecciones.
-¿Larreta y Vidal podrían apurar la sucesión de Macri y “traicionarlo”?
-No, no hablaría de traición. Ese concepto no forma parte de mi universo de pensamiento en la política. Siempre en los actos disruptivos, que algunos denominan traición, hay procesos de cambios. Es legítimo el interés de todos los dirigentes de conducir la Argentina. Todo político tiene que tener ambiciones, si no las tiene que vaya a una ONG, a pasear el perro y arreglar el jardín.
-¿Apoyaría a Larreta o Bullrich en una interna?
-No voy a dar definiciones de ese tipo. Me parece importante la construcción del discurso. A veces, en las elecciones parlamentarias, es más importante qué mensaje se construye que hasta los propios candidatos. El discurso del “buenismo”, como ideología, es muy tonto. Esto no significa tirar piedras en el Congreso.
-¿Larreta y Vidal tienen al “buenismo” como ideología?
-No, es una cosmovisión de la política. Podría asimilarse a la moderación. A veces, hay que ser moderado. En otras ocasiones está la etapa agonal de la lucha y tenés que darla.
-¿Son “tibios”?
-Hay como un mensaje edulcorado. Hay que hacer un discurso que pueda ser interpretado por la sociedad sobre la base de sus demandas efectivas. Si tenés vacío de ideas, ahí empezás a perder en política. No basta ser bueno. Mi mamá es buena e iba a comprar facturas todos los domingos a la mañana, pero nunca hizo política. La política es mucho más compleja.
“El discurso del ‘buenismo’ es muy tonto”
-¿No le gustan los mensajes “edulcorados” de Juntos por el Cambio?
-No diría eso. El “buenismo” es una categoría. Tampoco hay que ser agresivo ni difamante. Hay que ser firme en la construcción del mensaje y el relato. Estamos enfrentando una coalición que sabe de elecciones, que ha demostrado una gran resistencia en el llano y que ha defendido a su líder, por encima de lo que algunos ministros del gobierno de Macri están haciendo ahora. El otro día vi a un ministro que convocaba a una marcha social desde Punta del Este. ¡Extraordinario! Es preferible que se quede callado.
-¿Lo dice por Guillermo Dietrich?
-Usted quiere ponerle el nombre, póngaselo. Yo no haría un Zoom desde Punta del Este. [NDR: Dietrich aclaró que regresó de Uruguay hace meses]
-Ve que hay exministros de Macri que no lo están defendiendo.
-Están en silencio. Y en política, el silencio no es salud. Cuando dicen que Macri se robó la plata del fondo monetario, es una mentira.
-¿Deberían salir a respaldar a Macri?
-Tiene que salir a defender la gestión de gobierno de la que fueron parte, porque si nadie defiende nada, se consolida el discurso del otro lado.
Yo no fui parte del gobierno anterior y sostengo algunas visiones en donde el endeudamiento no significó que se la llevaran los amigos de Macri. Pero nadie explica. El secreto de la política es escuchar a la gente, entender lo que pasa y explicar.
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