Maximiliano Ferraro: “No hay lugar para ningún pacto o atisbo de impunidad”
El presidente de la fuerza de Elisa Carrió pone reparos frente al intento del kirchnerismo de convocar al diálogo a la oposición tras el ataque a Cristina Kirchner; pide que el Pro ordene su interna para “no lastimar” a JxC
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El titular de la Coalición Cívica, Maximiliano Ferraro, se muestra prudente frente al intento del ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, de buscar un canal de entendimiento con la oposición que ayude a la “convivencia democrática” tras el atentado que sufrió la vicepresidenta Cristina Kirchner. El diputado nacional de Juntos por el Cambio (JxC) y uno de los dirigentes de confianza de Elisa Carrió mira con recelo la maniobra del kirchnerismo: hace hincapié en que el ámbito para que haya “un diálogo sincero, sin mentiras ni trampas” con el oficialismo es el Congreso y asegura que, pese a los contactos que mantuvo De Pedro con distintos dirigentes del espacio y de su partido, como Juan Manuel López, el Ejecutivo aún no convocó a las autoridades de la coalición opositora.
A Ferraro le preocupa la fragilidad institucional del país y, sobre todo, que la crisis de representación genere un escenario propicio para una salida autoritaria y antisistema. Por eso, apunta contra el “cinismo” de un sector de la clase dirigente.
-¿La Coalición Cívica está dispuesta a dialogar con el Gobierno para garantizar la paz social?
-El lugar de excelencia para el diálogo es el Parlamento. Y ese diálogo se debe dar en un marco de sinceridad, sin ningún tipo de trampa. Además, la agenda de ese diálogo debe incluir los temas más urgentes que preocupan hoy a la ciudadanía, como la inflación, la educación o la situación social. Juntos por el Cambio ya ha demostrado que no se va a prestar a ningún tipo de agenda que esté vinculada al objetivo de la impunidad, como la reforma de la Justicia o la embestida contra la Corte Suprema. Si hay voluntad [por parte del oficialismo] para que haya un diálogo sincero, sin mentiras y trampas, el lugar de excelencia para tenerlo es el Congreso.
-¿Piensan asistir a la misa que convoca para mañana el intendente de Luján, Leonardo Boto?
-No es prudente y serio hablar sobre hipótesis o trascendidos. Más allá de que uno debe ser respetuoso de un oficio religioso, donde se puede orar por la paz o la Argentina, el ámbito que hay que fortalecer y donde hay que llevar el diálogo es el Congreso. Y ahí debe haber una agenda seria para debatir los temas más urgentes del país.
-¿La convocatoria del Gobierno no es seria?
-Tiene que ver con un trascendido o una idea, pero no es algo concreto. Si fuera algo concreto, se tiene que dar en el parlamento nacional.
-¿Coincide con De Pedro en que la clase dirigente debe “bajar un cambio”?
-Si hay un mal radical que atraviesa y es recurrente en la historia de nuestro país, es la violencia o los distintos tipos de violencia. Eso lo marcaba muy claramente Lilita, cuando escribió el contrato moral. Desde hace tiempo, antes del atentado contra la vicepresidenta, la Coalición Cívica eligió un camino que tiene que ver con la no violencia y con no optar por escenarios de cuanto peor, mejor. También preocupa el cinismo de una clase dirigente política, social y empresarial y cómo parte de la sociedad puede abrazarse a ese cinismo, porque ya no cree en el sistema. La gente no está pudiendo creer en nada. Hay que impedir, con acción y responsabilidad, que esa semilla germine. El desafío para JxC es ver de qué manera generamos la confianza, la consistencia y la firmeza para que los argentinos vuelvan a creer en algo.
-¿Los canales institucionales para que el oficialismo y la oposición dialoguen están fracturados?
-Creo que están muy frágiles. Observo el riesgo de una no creencia en el sistema, de democracias cada vez más agrietadas o erosionadas, y de que puede haber una tentación a buscar salidas autoritarias o autocráticas. Por eso, el camino es el de la no violencia y de la paz. Para que haya paz debe haber justicia. Y eso también implica garantizar derechos y ciudadanías, es decir, todo lo que abarca la definición de justicia en una república y en una democracia.
-¿Le hace ruido que Patricia Bullrich, titular de Pro, no haya condenado el ataque que sufrió a la vicepresidenta? Habló de un “hecho de gravedad”.
-Bueno, eso es una respuesta que tiene que dar Patricia Bullrich. La CC tuvo una presencia institucional en el Congreso y hemos condenado el ataque que sufrió la vicepresidenta. Eso también lo han hecho otros bloques parlamentarios de JxC, como el radicalismo o Evolución.
-¿Juntos por el Cambio quedó más atomizado después de los cruces por el operativo de seguridad en Recoleta y la postura frente al atentado contra la vicepresidenta?
-Juntos por el Cambio tiene que seguir trabajando para consolidar la unidad. Y para que haya unidad tiene que haber amistad política. JxC tiene que mostrar consistencia y firmeza: es necesario tener un programa para establecer el cómo, pero también es urgente que podamos construir una narrativa, que pueda transmitirles a los argentinos el “para qué” queremos volver a gobernar. El desafío para JxC tiene que ver con eso. Esto es día a día y paso a paso. No hay que adelantar cuestiones que tengan que ver con candidaturas y campañas electorales, porque lo primero que tiene que hacer JxC es afianzar la unidad.
-¿Empujado por Bullrich, el Pro tiene una postura más intransigente? ¿Eso complica la posibilidad de llegar a consensos con el oficialismo?
-Bueno, sin inmiscuirme en otro de los partidos fundadores de JxC, desearía que de una buena vez el Pro pueda ordenar sus internas. En esto me parece que le cabe un papel importante a Mauricio Macri, como expresidente y líder de Pro. Ahora, deseamos que puedan resolver su situación interna y eso no lastime a una construcción más amplia, como JxC.
-¿Dice que Macri debe intervenir o mediar para ordenar la interna de Pro?
-No sé si intervenir y mediar. Es el líder de Pro y, además, es el expresidente de todos los argentinos. A lo que uno aspira, sin querer inmiscuirme en los asuntos internos del Pro, es que eso no termine siendo una guerra sin cuartel que, en definitiva, va a terminar erosionado a un espacio plural, como JxC, que ya no le pertenece a un dirigente o partido político, porque ahí está puesta la esperanza de volver a creer de muchos argentinos.
-¿Hay una fractura en Juntos por el Cambio?
-Nosotros vamos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que la unidad se consolide y se fortalezca. Eso no quiere decir que no atravesemos tensiones o debates que son importantes. Prueba de ello es el debate que dimos con Lilita y la CC hace unas semanas con respecto a la configuración de JxC y cómo debemos corrernos de cualquier abrazo de oso e intento de pedirle prestada gobernabilidad a ciertos sectores del PJ.
-La CC y Carrió vetan los diálogos de dirigentes de JxC con Massa. ¿Con La Cámpora o De Pedro sí se puede hablar?
-El diálogo que se puede mantener con una persona como el ministro del Interior es en el marco del parlamento, como ocurrió con la discusión por la postergación de las PASO.
-Dirigentes de JxC vincularon las críticas a Carrió a sus aliados con una estrategia de posicionamiento personal y la necesidad de garantizarse lugares en las listas electorales para 2023. ¿Qué responde?
-Si especulan y dicen esas cosas, no conocen ni a Lilita ni a la CC. En todo caso, vuelvo a aclararles que lo que ha planteado tiene que ver con un debate, con cómo queremos construir un JxC mejor, y que esa discusión queremos darla de cara a la sociedad. Y ninguno puede desconocer que estos planteos fueron hechos en público y en privado.
-¿Carrió traspasó un límite al inmiscuirse en cuestiones personales de sus socios?
-El planteo de Carrió y de la CC está hecho. Y nadie puede desconocer o pecar de ingenuo en cómo hacemos los planteos en los momentos en que hay que hacerlos. Cuando denunciamos por asociación ilícita al kirchnerismo en 2008, se le decía a Carrió que no era el momento oportuno.
-Miguel Ángel Pichetto consideró que “será difícil probar la figura de asociación ilícita” en la causa Vialidad. Y Mariana Zuvic lo acusó de haber sido uno de los “garantes de la impunidad” de Cristina Kirchner. ¿Usted comparte esa visión?
-El alegato del fiscal [Diego] Luciani es contundente. La verdad y las pruebas son inapelables. Si hay algo de lo que estamos convencidos en la CC, es que para que haya paz y prosperidad debe haber justicia, en esta causa y para que haya derechos ciudadanos para todos los argentinos. No hay lugar para ningún pacto o atisbo de impunidad. Guarda con que se monte cierta cortina de humo que nos impida discutir los grandes problemas del país, vinculados a la cuestión macroeconómica e inflacionaria, la pobreza, la inflación, la inseguridad y la corrupción, que es otro de los males recurrentes que atraviesan a nuestra historia.