Mauricio Macri suscribió un mensaje en el que advierte que las libertades están amenazadas por la pandemia
El expresidente Mauricio Macri adhirió con su firma a un comunicado conjunto en que el se advierte que las libertades están amenazadas por actores políticos que podrían utilizar la pandemia del coronavirus para reforzar de manera ilegítima su poder.
"Porque vivimos un momento de inflexión en el devenir del mundo y de nuestra región, que genera amenazas y oportunidades, alzamos nuestra voz para hacer un llamado: frente a la pandemia del Covid-19, cuidemos el presente y futuro de la democracia. Existen riesgos latentes que si no pensamos y actuamos con celeridad pueden producir un grave deterioro democrático", dice el fragmento inicial de la declaración conjunta de las organizaciones IDEA Internacional, la Fundación Fernando Henrique Cardoso y la Fundación Democracia y Desarrollo, que unieron su mensaje para conmemorar el Día Internacional de la Democracia.
La declaración se titula "Cuidemos la democracia para que no sea víctima de la pandemia" y cuenta con el apoyo de más de 160 mujeres y hombres líderes políticos, 21 exmandatarias y exmandatarios de América Latina, dos Premios Nobel y autoridades de importantes organizaciones de la región, como son el Parlamento Latinoamericano y Caribeño, Transparencia Internacional y la Red Mundial de Justicia Electoral.
Por la Argentina, suscriben el mensaje, además de Macri, el exembajador en Estados Unidos y Chile José Octavio Bordón; el vicepresidente de la Cámara Electoral Alberto Dalla Vía; el constitucionalista Antonio María Hernández; la profesora de economía Nora Lustig; el exministro de Economía José Luis Machinea, y el senador nacional Jorge Taiana. También firman los expresidentes de Uruguay Luis Alberto Lacalle, José Mujica y Julio Sanguinetti, y los de Chile, Eduardo Frei y Ricardo Lagos.
"En la raíz de las debilidades de las sociedades latinoamericanas están las varias dimensiones de las desigualdades sociales y los aún altos niveles de pobreza. La pandemia las desnudó e intensificó, aumentando el riesgo de que la región sufra otra década perdida en términos económicos y un fuerte retroceso en lo social", advierte la declaración.
Y continúa: "La crisis representa un campanazo de alerta que demanda la necesidad de impulsar medidas dirigidas a superar los actuales niveles de desigualdad, pobreza e informalidad, los cuales constituyen no solo el principal obstáculo al desarrollo sino también el caldo de cultivo para las "soluciones" populistas y/o autoritarias. Constituyen también el caldo de cultivo de la violencia criminal organizada".
Las tres organizaciones impulsoras del mensaje alertan sobre las facultades especiales que otorgó la pandemia a los presidentes de cada país de la región. "Un denominador común ante la crisis gestada por el coronavirus es que el Poder Ejecutivo ha visto incrementada su responsabilidad, pero también sus atribuciones. En el ejercicio de esos poderes, en numerosos países de la región, se han decretado leyes de emergencia para combatir la pandemia. Es fundamental que no se rompa el equilibrio de poderes. El Poder Legislativo –con representación efectiva de las aspiraciones sociales– y el Poder Judicial –con capacidad de aplicar las leyes con independencia– deben continuar ejerciendo sus funciones y garantizando los equilibrios institucionales de un Estado democrático. La emergencia no debe ser vista como un cheque en blanco para debilitar los controles y la rendición de cuentas, ni socavar la lucha contra la corrupción. Todo lo contrario".
También enciende una luz roja sobre los calendarios electorales. "Si la pandemia obliga a aplazar determinadas elecciones –como viene ocurriendo en varias naciones– estas decisiones deberán hacerse por razones estrictamente sanitarias y estar basadas en un amplio consenso político-social. En ese marco, tanto los organismos del Estado como de la sociedad civil deben propiciar los mecanismos de control en la asignación de ayudas y subsidios estatales, para evitar que ellos generen presiones y clientelismos durante los procesos eleccionarios que se desarrollen a futuro".
Y añade: "La democracia ya enfrentaba una situación social turbulenta y una gobernabilidad compleja: la ciudadanía demandando mejor calidad de vida y de servicios públicos; las mujeres reclamando, con justicia, igualdad y respeto; el grave problema del cambio climático que exige políticas consistentes de mitigación y adaptación, y una transformación paradigmática hacia bajas emisiones de carbono en los procesos productivos y patrones de consumo; y la expansión de internet universalizando el debate político y social, pero también diseminando fake news y discursos de odio".
Sobre los aparatos comunicacionales, advierte: "Será necesario evitar que el creciente flujo de datos que está en manos del Estado para hacer frente a la emergencia sanitaria sea utilizado por los gobiernos como un instrumento de control y autoritarismo".
La situación económica
"Hay economías de mercado, pero no sociedades de mercado. La protección social no es enemiga de la libertad económica. La legitimidad de una economía de mercado requiere una oferta robusta de servicios públicos de calidad, como quedó dramáticamente demostrado por la pandemia", se expresa en la declaración conjunta.
Y agrega: "El papel de la política puede salir fortalecido. Es hora de repensar ya el valor de la política y la democracia para los tiempos que vendrán y de revisar nuestras concepciones y prácticas de gobierno para actualizarlas y dotarlas de nuevas herramientas que permitan gobernar, democrática y eficazmente, las sociedades complejas del siglo XXI. La democracia representativa puede y debe ser perfeccionada, a empezar por los partidos, pero no reemplazada".
Cooperación
"Es hora también de reconstruir espacios y mecanismos de coordinación y cooperación entre los países latinoamericanos, como mínimo para fortalecer la capacidad regional de resolver sus conflictos y no importar crecientes tensiones globales. Los tiempos que vienen, con una crisis económica mayor a todas las vividas desde el siglo pasado, nos plantea una tarea ardua: aprovecharla como una oportunidad para redefinir el horizonte de lo posible", dicen IDEA, la Fundación Fernando Henrique Cardoso y la Fundación Democracia y Desarrollo.
Y cierran: "Este es el llamado que hacemos, a pensar, a proponer, a gestar ideas y dinamizar acciones para una agenda ineludible: no solo evitar que la democracia sea víctima de la pandemia, pero también avanzar hacia una democracia de nueva generación. Porque gobernar para la democracia es entender cómo ésta debe evolucionar en tanto la ciudadanía crece con ella. Por eso, no hay tiempo que perder".
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