El Presidente habló de la relación con Franco Macri y dijo que se convirtió "casi en un enemigo"
La relación entre Mauricio Macri y Franco se caracterizó, incluso desde los primeros años de la infancia del Presidente, por lo tensa y errática. En una entrevista exclusiva con LN+ del 2017 el mandatario describe en profundidad los vaivenes de su conflictivo vínculo con el empresario, quien murió hoy a los 88 años.
Al ver una foto sobre su infancia, donde se lo veía con el uniforme del colegio, el Presidentesonrió y dijo: "Uf, la época en la que era buen alumno, después ya fui un poquito peor. ¿Qué tendría ahí, 9, 10 años?". Más tarde afirmó que "era muy responsable, cumplía todo lo que decía el manual". Pero que, lejos de sentirlo como una carga, "lo disfrutaba". "Disfrutaba mucho de mis afectos, de mi abuela. Mi abuela materna fue un personaje muy importante para mí".
Contó que esa responsabilidad le salía de manera natural, no era impuesta: "La etapa del colegio para mi es de los mejores recuerdos, la verdad que la pasé muy bien".
Sin embargo, para sorpresa de muchos, contó que en colegio sufrió bullying pero que pudo encontrarle el costado positivo: "En mi colegio había mucho bullying en esa época, pero cada producto italiano que salía era mi nuevo sobrenombre, pero eso también hace a formar tu personalidad, ¿no?".
Durante la entrevista, Macri ahondó en sus distintas relaciones y describió a su mamá como una mujer "independiente" y de "bajo perfil". Confesó también que, "como hijo mayor, se ocupó mucho" de él, le dio "mucho amor" y "se preocupó mucho" por su educación. "Si tengo que agradecerle algo a mi madre fue el nivel de exigencia que me puso y, a mi padre, el ejemplo, porque como dije yo ayer, no hay nada más importante que predicar con el ejemplo, eso es lo más potente que uno puede hacer a la hora de liderar o enseñar. Cuando yo veía que mi padre [ Franco Macri] todos los días arrancaba a las siete de la mañana eso ya se te inculca, te queda".
Además, describió a su papá como una figura "demandante" con quien tiene una relación errática: "Para él un día soy el mejor del mundo y, otro día, no". Contó: "Al principio yo lo seguía, la verdad es que fue mi gran maestro y tenía una admiración absoluta. De chiquito me empezó a llevar a las obras cuando yo tenía 4 o 5 años, los sábados a la mañana. En esa época me divertía porque subía a las máquinas, dibujaba en las mesas de dibujo de los ingenieros, de los calculistas. Después ya empezó a ponerse más denso porque a los 12 años me llevaba de viaje a reuniones eternas donde yo no entendía nada". Él le decía: "Papá yo quiero jugar al fútbol, no entiendo nada de esto", y su padre le respondía: "Algo te va a quedar". Esas palabras siempre repiquetean en su mente.
A sus 16 años, Franco lo empezó a llevar a reuniones de directorio solo como oyente. "La verdad que fue como una forma de formación muy interesante. A los 19, mientras estudiaba ingeniería ya tenia responsabilidades de gerencia en la empresa y eso me complicó". Macri estudió ingeniería como parte de "un mandato" que venía de su papá. De todos modos hoy, en retrospectiva, mira para atrás y agradece la formación que le dio la carrera.
"Pasó lo que pasa con 9 de cada 10 padres que trabajan con sus hijos", contó y explicó que, en estos casos, se invierten los roles y son los padres los que empiezan a competir con los hijos. Lanzó: "Se me hizo insoportable, muy duro, porque mi mentor, mi profesor y mi padre de pronto boicoteaba mi trabajo y eso me enloquecía". Para evitar las discusiones, Macri decidió abandonar la empresa para seguir su sueño de presidir el club de sus amores, Boca Juniors. "Yo quería un lugar que me pusiera a prueba y dejar de ser 'el hijo de".
Macri confesó que cuando asumió como Jefe de Gobierno porteño, su papá se atribuyó el mérito. Le dijo: "Al final si yo hubiese sido un padre normal, vos hubieses seguido siendo mi segundo, mi heredero". Y en algún lugar, Macri coincide porque cree que está muy marcado por lo que vivió con su padre. "Él fue el mayor conflicto que yo tuve que enfrentar, se transformó casi en un enemigo de lo que yo hacía y, encima, dolía porque era alguien cercano".
Contó, también, que muchas veces sintió enojo por los dichos de su papá pero agradece que siempre pudo perdonarlo. "No se da cuenta lo que hace, después se arrepiente. Ha hecho declaraciones horribles. Tal vez la peor fue cuando me inventaron la causa de las escuchas telefónicas, que fue una experiencia límite".
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