Mauricio Macri se siente “revalorizado” en Juntos por el Cambio y condiciona la postura de sus socios frente al Gobierno
El expresidente influyó en el debate de la cúpula de la coalición opositora sobre el eventual aval al acuerdo con el FMI; su vuelta a la actividad política tras las vacaciones
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Mauricio Macri se retiró satisfecho de la cumbre del jueves pasado de la cúpula de Juntos por el Cambio. Concluida la reunión de la mesa nacional, que se extendió durante cinco horas, el expresidente había logrado persuadir a sus socios del espacio para fijarle una condición al Gobierno para avalar el pacto con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en el Congreso: que el acuerdo no incluya un aumento de impuestos. La intervención de Macri, reconocen varios de los asistentes al cónclave, permitió lograr una “fórmula de consenso” para unificar una postura de la fuerza frente al kirchnerismo en la antesala del debate legislativo por la deuda.
En el entorno de Macri perciben una “revalorización” de la figura del fundador de Pro entre los dirigentes de Juntos por el Cambio -incluso entre sus detractores internos- el círculo rojo y el electorado. Desde hace meses, notan una leve mejoría de las mediciones del exmandatario en las encuestas, aunque su imagen negativa (ronda el 50%) sigue siendo muy alta para cualquier candidato con aspiraciones. Es más, siempre atentos a las redes sociales, sus laderos se sorprendieron por la cantidad de mensajes de referentes de Juntos por el Cambio que recibió el exmandatario por su cumpleaños: “Nunca tuvo tantos”, comentan, entre risas.
Si bien se siente reivindicado tras el veredicto en las urnas, Macri no quiere apresurarse: no se anota ni se baja de la contienda por la Casa Rosada. Quienes orbitan cerca del expresidente en el llano repiten que no definirá si competirá o no hasta el año próximo. Para un operador político de Larreta, que atribuye la revalorización de Macri al “fracaso” de la gestión Gobierno, el exmandatario solo jugará si le dan los números en los sondeos y logra reconstruir su vínculo con la sociedad. “Macri nunca dijo que se va presentar si mide. Falta mucho y quiere que le respeten su libertad para decidir”, aseguran cerca del exmandatario. El expresidente tampoco piensa correrse y calzarse el traje de elector, como le sugirió Emilio Monzó: no planea “bendecir” a ninguno de los aspirantes.
Convencido de que recuperó parte de la centralidad política, Macri aboga por que todos los dirigentes de Juntos por el Cambio con ambiciones muestren en la cancha durante el 2022 si tienen condiciones para llegar a la presidencia y dotes para liderar el espacio. “Todos los curas quieren ser papas, pero para que eso suceda, tienen que competir”, sentenció Macri durante una cumbre de la Fundación Pensar que se realizó tras el triunfo opositor en las legislativas.
Al igual que Larreta, el expresidente repite que las candidaturas de Juntos por el Cambio se definirán en las PASO. Ambos coinciden en la necesidad de fortalecer al Pro en todo el país para enfrentar a la UCR en una eventual primaria. Pero nadie en la cúpula del macrismo tienen en claro cómo se definirá el candidato del partido. “Lo que más me preocupa es el mecanismo para decidir quién va a ir”, reconoce uno de los armadores del jefe porteño.
Quienes rodean a Macri desde que dejó la Casa Rosada lo ubican un escalón por encima del resto de los referentes de Juntos por el Cambio. Sus laderos entienden que “su voz es escuchada” en los debates intramuros de la fuerza porque es el único que ostenta la condición de expresidente. Con ese “estatus” superior en el ecosistema opositor, sostienen, logró imponer su línea discursiva en Juntos por el Cambio, sobre todo desde que Larreta y Vidal, referentes del ala moderada, endurecieron sus posicionamientos frente al Gobierno. “Fue el ganador conceptual de las elecciones”, sintetizan allegados a Macri. El fundador de Pro, repiten, siempre desconfió del kirchnerismo.
Además, sus escuderos se jactan de que hasta ahora, pese a que el expresidente se puso por encima de las internas y se corrió de la discusión final por las candidaturas en 2021, ninguno de sus retadores internos mostró capacidad para liderar a Juntos por el Cambio. Por caso, consideran que el experimento electoral de Larreta en las legislativas generó ruidos internos y desgastes en el seno espacio. Sus colaboradores más estrechos insisten en que Macri es un administrador de recursos en el conglomerado opositor y que apostará por generar nuevos liderazgos en todo el país. También avisan que seguirá sobrevolando las internas para blindar la unidad de Juntos por el Cambio. De hecho, recibió a solas tanto a Larreta como Patricia Bullrich, contrincantes en la interna de Pro, durante su estadía en Villa La Angostura. La exministra le detalló el armado de su plan presidencial. “Le pareció bien”, comentan cerca de Bullrich.
El expresidente quería estar presente en el “retiro espiritual”. De hecho, les pidió a las de Pro, la UCR, la CC y Peronismo Republicano, a cargo de la organización del cónclave, que corrieran la fecha prevista para la reunión para poder participar del debate.
Varios de los popes que participaron del encuentro en Olivos notaron a Macri más activo de lo habitual. Tomó nota mientras se discutió el funcionamiento interno del espacio, el nuevo esquema de organización para la toma de decisiones y la conformación de las mesas provinciales. Pero, sobre todo, intercedió para fijar su postura sobre el tema más intrincado para Juntos por el Cambio: el eventual apoyo de la coalición opositora en el Congreso al principio del entendimiento que anunció Alberto Fernández con el FMI.
En el tramo final de la reunión, Macri propuso una serie de lineamientos para posicionarse frente a la encerrona política para la oposición por el problema de la deuda. Planteó que Juntos por el Cambio es una fuerza con vocación de volver al poder y que quiere evitar el default, pero reclamó “responsabilidad” al oficialismo frente al entendimiento, en referencia al portazo de Máximo Kirchner. Y advirtió que la oposición no votará a favor del proyecto oficial si el acuerdo implica un aumento de impuestos. Además, consideró que Juntos por el Cambio debe aguardar a conocer la “letra chica” del pacto antes de definir su estrategia legislativa. “Hay que esperar el acuerdo, porque hasta solo hay trascendidos. Veremos si es razonable”, dicen en el entorno del exmandatario.
El expresidente, quien volvió al sur apenas terminó la cumbre opositora del jueves, tiene previsto regresar a Buenos Aires en los próximos días para retomar la actividad política en sus oficinas de Olivos. Sus asistentes aventuran que tendrá una agenda similar a la del año pasado: mechará reuniones privadas con dirigentes de Pro y Juntos por el Cambio con sus tareas vinculadas a la Fundación FIFA y los viajes al exterior para asistir a conferencias o brindar un curso de liderazgo en la universidad de Florida, en los Estados Unidos. “Este año no habrá ninguna definición electoral. Falta mucho para el 2023″, avisan quienes lo frecuentan.
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