Mauricio Macri se corre de la campaña para no tensionar con Milei, pero juega a fondo en las sombras para influir
Tras su raid mediático, el expresidente se repliega para evitar que el candidato de La Libertad Avanza pierda su identidad en el tramo final de la campaña; cortocircuitos por los roles y la fiscalización
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Mauricio Macri entró y salió de la campaña de Javier Milei a discreción. Tras pararse unos cinco días en la primera línea de fuego para sincerar su alianza con La Libertad Avanza de cara al balotaje, Macri se repliega y opta por un retiro táctico. Más allá de una eventual aparición en foros, bajará el perfil público hasta, por lo menos, la recta final de la disputa entre Sergio Massa y Milei por la Presidencia.
Los estrategas del economista ultraliberal le hicieron saber a Macri que necesitaban dosificar las apariciones de referentes políticos para no diluir la identidad antisistema de Milei. En una pelea cuerpo a cuerpo con Massa, pretenden achicar el margen de error, no perder el atractivo del discurso anti-casta, que tanto rédito le dio a Milei en su meteórico ascenso en política, y evitar una sobreexposición de Macri, un dirigente que preserva un alto nivel de imagen negativa en los sondeos. En paralelo, procuran construir un dique para evitar un rápido copamiento del ala dura de Pro.
En el círculo de Macri repiten que el expresidente se correrá del centro de la escena para no complicar las chances de Milei de llegar a la Casa Rosada. Saben que deben darle espacio al postulante de La Libertad Avanza o sus voceros mediáticos para que promocionen su oferta electoral sin sufrir interferencias de Pro y se dediquen a confrontar con Massa. De hecho, Milei ratificó que pretende impulsar la dolarización de la economía y no se escucharon críticas de los economistas del macrismo, quienes antes de los comicios de octubre habían advertido que ese proyecto era inviable en el contexto actual.
Cerca del fundador de Pro argumentan que él ya cumplió con la meta inicial que se había fijado cuando salió a dar la cara para defender su alianza con los libertarios y explicó las razones del pacto: es decir, transferirle los votos del núcleo duro de Juntos por el Cambio al libertario para edificar el polo anti-Massa. A su vez, se jacta de haber mantenido la centralidad y haber probado que sigue vigente su capacidad de influir en la agenda política.
La misma tarea hizo hasta ahora Patricia Bullrich, coequiper de Macri en la cruzada de Pro por apuntalar a Milei. Pero Santiago Caputo, exdiscípulo de Jaime Durán Barba y guardián identitario de Milei, les hizo saber que era conveniente graduar sus intervenciones para impedir una colonización de la estructura libertaria.
“A Mauricio ya no lo quieren en la campaña, pero a Patricia, sí, porque tiene una imagen positiva más alta”, comentan en el campamento de Bullrich, quien hizo campaña de forma enérgica y sin disimulo por Milei en los últimos días. Parece no haber sentido el golpe electoral del tercer puesto y trajina los medios de comunicación para pedir a los indecisos que voten por el “cambio”. En una simbiosis discursiva con Milei, el expresidente y la titular de Pro exhiben un relato uniforme: alertan sobre los riesgos para el país de la continuidad del modelo kirchnerista y pregonan al unísono su rechazo al “populismo” de Massa.
Allegados al expresidente avizoran una disputa reñida entre Massa y el candidato libertario. Si bien no encargaron aún encuestas para medir el impacto del apoyo de Macri y Bullrich a Milei, se entusiasman con los sondeos que circulan en La Libertad Avanza. ¿Macri y Bullrich sueñan un regreso al poder de la mano de los libertarios o simplemente con ser redimidos en el universo opositor tras la derrota de octubre? Con vistas a una elección incierta, Macri y Bullrich lucen en la intimidad convencidos de que Pro le dará una asistencia crucial a Milei, sobre todo, en la compleja misión de la fiscalización.
Cortocircuitos por la fiscalización
Detrás de bambalinas, Macri juega a fondo y mantiene hiperactivo su teléfono pese a su corrimiento. Por caso, se comunica a diario con intendentes de Pro o gobernadores electos de JxC y pedirles que ayuden a fiscalizar, ante todo, en el extenso territorio bonaerense. A varios dirigentes les reclama que abandonen la neutralidad y salgan a pronunciarse a favor de Milei. Los intenta persuadir con que el 19 de noviembre no se votará solo cambio o continuidad, sino “mafia” versus “libertad”.
El creciente interés de Macri por la tarea de la fiscalización provocó roces en el ala dura de JxC y despertó resquemores en las “fuerzas del cielo”. Entre los “halcones” de Pro saben que el único interlocutor con Milei y su hermana Karina, el “jefe” de campaña, es Macri. Por lo que la fiscalización se convirtió en el único grifo abierto para aproximarse al libertario y ganarse su confianza. El encargado de esa área en LLA es Guillermo Ferraro, candidato a ministro de Infraestructura de Milei, quien no tendría el visto bueno del fundador de Pro para el trabajo de fiscalizar. Otro hombre clave en esas tratativas es el empresario Eduardo Bastitta, uno de los primeros nexos entre Milei y Macri.
La avanzada de Macri sobre la fiscalización -designó a José Torello, un alter ego en Pro, como su representante- puso en guardia a Ferraro. Receloso de su territorio en LLA, puso reparos para frenar la ofensiva del macrismo ante el temor o la sospecha de que el expresidente intente colonizar esa área y esmerilar su figura ante los ojos de Milei para colocar un hombre suyo en la eventual cartera de Infraestructura. ¿A Macri le interesa promover a Guillermo Dietrich para ese puesto? Cerca del expresidente niegan que haya pedido por integrantes de su equipo o sugerido nombres. “Solo hay un acuerdo por la fiscalización. Y que Milei modere sus posturas”, repiten.
Ante el avance de un tufillo sospechoso, Ferraro transmitió a los emisarios de Pro que aceptaba colaboración, pero que no estaba dispuesto a que le coparan la parada, según fuentes de JxC al tanto de las conversaciones. ¿Ferraro intuye que sus nuevos aliados pretenden correrlo más pronto que tarde? Son los primeros cortocircuitos de una alianza que está en su fase embrionaria.
Notificados de los reclamos de Milei, los colaboradores de Macri relativizan la posibilidad de que el exmandatario vuelva a tener una participación activa en la campaña. Por esa razón, no está contemplado por el momento la chance de que Milei y Macri compartan una actividad. Los leales a Macri en Pro machacan con que el libertario no debe desperfilarse ni perder su atractivo para los jóvenes ni su mensaje anti-casta. De hecho, los articuladores de Macri consideran que Milei debe seguir el ejemplo de la campaña de 2015 en la que el fundador de Pro evitó las “fotos con dirigentes” para doblegar a Daniel Scioli, el entonces candidato del kirchnerismo.
“Había que demostrar que no está solo, pero no puede haber un exceso de abrazos. Tiene serias chances de ganar y ya no vamos a hacer nada. El apoyo es unidireccional”, aventura uno de los consejeros de Macri.
El expresidente y Bullrich ponen paños fríos respecto de las posibilidades de que haya un co-gobierno con Milei en caso de que los libertarios salgan triunfadores de la segunda vuelta. Fuera de micrófono también niegan que hayan cerrado un pacto por los “cargos”.
Quienes rodean a Macri admiten que el expresidente recuperaría la centralidad y podría convertirse en el conductor ideológico y político de un nuevo espacio de derecha en el país. Con JxC en estado de terapia intensiva, ellos se alistan para una reconfiguración del sistema político, pero caminan con cautela a la espera del balotaje. Por eso, Cristian Ritondo desactivó el pronunciamiento de los “halcones” del bloque de diputados de Pro para evitar una fractura prematura. Si bien la mayoría de los jefes de JxC descuentan que la alianza se extinguirá y avizoran que Macri confluirá con los libertarios en una nueva coalición, Ritondo debe esperar al 19 de noviembre si pretende tener chances de conducir la Cámara de Diputados. Los libertarios también esperan replicar el acuerdo en la Ciudad, donde Jorge Macri enfrentará un escenario ajustado en la Legislatura, sobre todo, si los radicales dan el portazo para volver a construir por afuera.
La crisis en Pro y un futuro incierto
En el campamento de Bullrich aseguran que su decisión de apoyar a Milei responde a una “mirada estratégica”, pero integrantes de su entorno la ven entusiasmada con la chance de concretar una vuelta al poder. Ella considera que si Massa llega a la Casa Rosada, podría avanzar con un esquema de cooptación de dirigentes de Pro y la UCR y poner en marcha un modelo estatista. Teme que se consolide una nueva hegemonía, como ocurrió en 2003 con el desembarco de Néstor Kirchner en Balcarce 50, por los instrumentos de poder que controla Massa y sus terminales en la Justicia o medios de comunicación o el mundo empresario. “Macri tiene intereses personales. Pero Patricia no tiene claro su futuro. Se puede retirar y volver a la actividad privada”, comenta uno de sus confidentes.
Entre los adversarios de Macri en JxC creen que apuesta a Milei para tener una chance de conservar el poder, conseguir puestos codiciados para sus leales y evitar un eventual acoso judicial. Está claro que la peor pesadilla para Macri es que Massa, uno de los dirigentes que más urticaria le provoca, llegue a la cúspide del Estado. “Tiene miedo de que lo atormenten”, dice un bullrichista. ¿Existió un llamado de un allegado a Macri a empresarios cercanos a Massa, como José Luis Manzano, para auscultar los planes de Massa? Habladurías que circulan en el seno de Pro, donde Larreta y Macri son enemigos íntimos.
Macri y Bullrich volvieron a chocar post derrota del domingo 22 de octubre. Es que el exmandtario hizo una cumbre matinal de jefes de Pro en sus oficinas, que molestó a Bullrich, en la que anticipó que prefería esperar un focus group antes de cerrar el acuerdo con Milei. Bullrich pidió acelerar una vez que se decidió. Pese a esos chispazos, el expresidente y la exministra cerraron filas con un objetivo primordial para ellos: frenar a Massa. Ambos concuerdan que Larreta, sus socios en la UCR, como Gerardo Morales y Martín Lousteau, o Elisa Carrió (CC) deben aceptar que su narrativa dejó de ser atractiva para el electorado de JxC. Para justificar la decisión unilateral de apoyar a Milei, deslizan que la coalición opositora ya estaba fracturada en su accionar y destinada a dividirse de forma institucional por el balotaje o las tentaciones de Massa. A su vez, creen que el mensaje moderado de Larreta y su modelo acuerdista del 70% ahuyentó a votantes propios. Por lo que especulan que ganen o pierdan en su apuesta por Milei, tendrán mayor influencia en Pro que Larreta o María Eugenia Vidal. “Ellos no representan lo que siempre fue el Pro”, deslizan cerca de Bullrich.
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