Mauricio Macri quiere que Horacio Rodríguez Larreta ordene la interna por el enroque Vidal-Santilli
Considera que el jefe de gobierno debe consensuar una lista con Patricia Bullrich en la Capital y desactivar el conflicto en la provincia por la mudanza de su vice
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Mauricio Macri tiene previsto reunirse durante los próximos días con María Eugenia Vidal, quien cumple con la cuarentena desde que regresó de su travesía por los Estados Unidos. Pero el expresidente no conserva grandes esperanzas de que pueda convencer a la exgobernadora de que sea candidata en la provincia de Buenos Aires en las próximas legislativas. Intuye, cuentan quienes lo visitan en sus oficinas de Olivos, que Vidal ya se despidió del terruño bonaerense.
Mientras crecen las diferencias en Pro por la estrategia electoral en el distrito más poblado del país y en la Capital, Macri se muestra en un rol prescindente. Ante sus interlocutores, repite que él no maneja a Patricia Bullrich ni a Jorge Macri, protagonistas de la pelea con Horacio Rodríguez Larreta por el armado de las listas, e insiste en que no se postulará en la Ciudad para desactivar la interna en el principal distrito opositor, como le pide Miguel Ángel Pichetto.
El fundador de Pro considera que el espacio está en una etapa de liderazgo horizontal. Por eso, no comprende que el larretismo busque adelantar la disputa por la conducción de la fuerza y las candidaturas presidenciales de 2023. Y, en plena escalada del conflicto en Pro por la mudanza de Vidal a la Capital y el pase de Diego Santilli a la provincia, un trueque avalado por el alcalde porteño, Macri envía un mensaje a la sede de Uspallata en sus reuniones con dirigentes: “Horacio ha hecho este enroque y tiene que hacerse cargo de que termine bien”.
Macri mira con mucha preocupación el futuro económico e institucional del país –dicen que teme un estallido después de las elecciones–. Su obsesión pasa, sobre todo, por el armado de Juntos por el Cambio en el distrito electoral más grande del país. “En la provincia tenemos la batalla más importante contra el kirchnerismo. Si Vidal quiere ser presidenta, ¿por qué no quiere competir allí? ”, repite ante sus alfiles. Sus laderos coinciden en que el expresidente no comprende la decisión de Vidal de abandonar el suelo bonaerense para regresar a la ciudad, su cuna política. “El círculo rojo tampoco lo entiende”, les dice Macri, quien asistirá mañana a la reunión de la mesa nacional de Juntos por el Cambio. El domingo próximo viajará a Madrid, donde tiene previsto presentar su libro Primer Tiempo.
Después de sus últimos encuentros con la exgobernadora, Macri se quedó con la sensación de que Vidal no pudo digerir ni superar la derrota de 2019. Se había ilusionado con que la exmandataria recuperara para esta legislativas el ímpetu y la energía que exhibió “Mariú” en la campaña de 2017, cuando Cambiemos derrotó al kirchnerismo. Pero no la nota convencida de poder protagonizar la madre de todas las batallas: “Ella es como yo. Si no lo sentimos, no lo podemos transmitir”, les dijo a sus principales colaboradores. Es más, analiza que Facundo Manes, el candidato ungido por la UCR, se anima a dar el salto a la política porque Vidal se fue de la provincia. A Macri, remarcan sus asesores, no le gusta la nueva versión de la “Leona”, quien exhibe un discurso moderado.
Según cuentan en su entorno, Macri le cree a Larreta cuando dice que no la “maneja” a Vidal, pero intuye que el alcalde no hizo lo suficiente para convencerla de que lo más conveniente para Juntos por el Cambio es que sea candidata en Buenos Aires. De esa forma, interpreta Macri, la oposición pondría a su mejor jugadora en la cancha en el distrito más importante y toda la tropa se alinearía detrás de su figura.
Si bien no responsabiliza a Larreta por la mudanza de Vidal, el fundador de Pro percibe que el jefe de gobierno le abre la puerta a la exgobernadora de la Ciudad. Esa jugada, señalan cerca de Macri, tiene múltiples ventajas para Larreta. Por un lado, consideran, Larreta perfila a Vidal como su eventual sucesora y contiene al sector de Pro que teme que Martín Lousteau (UCR) herede la Ciudad en 2023. Y por el otro, tener a la exgobernadora como cabeza de la lista en la Capital le permite a Larreta ponerle “un límite al crecimiento” de Bullrich, quien aspira a liderar la nómina. Allegados al expresidente, que ungió a su exministra como titular de Pro, señalan que el alcalde se equivoca al sentir que la exfuncionaria representa una amenaza para su proyecto presidencial.
Macri considera que Larreta, como jefe del distrito, debe lograr una lista de consenso en la ciudad de Buenos Aires. Y se molesta cuando le recuerdan que no sería lógico que el alcalde no pueda elegir a su candidato para encabezar la nómina. “Yo siempre busqué el consenso, nunca elegí a dedo”, les dice a los suyos. Y para reforzar su postura, recuerda que mantuvo una postura prescindente durante la campaña por la contienda interna entre Gabriela Michetti y Larreta en 2015 por su sucesión.
Macri repite que es necesario que el Pro logre consensuar sus candidatos en los principales distritos. Cree que sería negativo partir en dos al partido por una interna en Buenos Aires. Es decir, no se imagina que un sector de Pro, encabezado por Jorge Macri, apoye la lista de Manes y otra facción acompañe a Santilli, el candidato que propone Larreta. Al “Colo” ya le transmitió su postura: lo más conveniente para él sería postergar el pase a la provincia hasta 2023.
El expresidente respalda la cruzada de su primo para construir un Pro con identidad bonaerense y evitar que vuelven a tener candidatos cuya trayectoria política transcurrió en tierras porteñas. No quiere que su partido siga siendo asociado solamente a la Capital. De hecho, cuando se juntó con el Grupo Dorrego, conformado por intendentes de Pro, les advirtió que esperaba que ese espacio no fuera una “ficción” y que luego salieran corriendo a apoyar a un postulante importado. Ayer confirmó su teoría con la foto que se sacaron Julio Garro (La Plata), Diego Valenzuela (Tres de Febrero) y Néstor Grindetti (Lanús) con Larreta y Santilli.
Con Carrió
El expresidente habló por teléfono con Elisa Carrió, la líder de la CC, durante las últimas horas. Ambos coincidieron en que Juntos por el Cambio debe blindar la unidad para enfrentar al kirchnerismo en las elecciones de medio término. Si la interna es inevitable, dicen cerca de Macri, él trabajará para que sea “constructiva”. No quiere que haya heridos y menos una contienda intramuros en Pro. “Una PASO sería natural entre primos (por la UCR)”, sintetiza ante otros dirigentes. Macri se enoja cuando le dicen que está al frente de los “halcones” (recuerda las internas en Boca Juniors) o que controla a la titular de Pro. “Patricia es Patricia. Cuando fue a Formosa (para protestar contra Gildo Insfrán por la cuarentena) me enteré por la televisión”, suele decir Macri cuando le hablan de su exministra.
En las oficinas que alquiló en Olivos después de abandonar la Casa Rosada desfilan a diario dirigentes políticos, Pichetto está en la lista de los habitués, grandes empresarios o representantes de diversos sectores. Todos se llevan el mismo diagnóstico: Macri cree que la Argentina podría convertirse en una “autocracia” si el kirchnerismo gana las legislativas y accede al quorum propio en Diputados. “Ahí se acabó todo. Game over”, evalúa en su despacho. Por ese motivo, Macri pide que sus aliados no se enfoquen en la carrera por la presidencia: “El 2023 no existe cuando tenés un tsunami enfrente tuyo”.
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