Marcha del Sí se puede en Mar del Plata: Mauricio Macri pidió fiscalizar para terminar con "el dedito, la prepotencia y la soberbia"
MAR DEL PLATA. Primero con brazos bien abiertos, como quien se prepara para dar abrigo. Luego cruzados y apretados contra el pecho. Y por último la palma izquierda, con repetidos golpes a la altura del corazón. Mauricio Macri repitió la secuencia de gestos varias veces ante miles de marplatenses que lo acompañaron en esta escala junto al mar de la gira "Sí se puede". Aquí les reclamó que convenzan a familiares y amigos, además de comprometerlos a fiscalizar la elección del domingo para continuar en el Gobierno. "Ya fueron muchos años que nos aguantamos el atril con el dedito, la prepotencia y la soberbia", les recordó.
Otra vez, como hace diez días en Olavarría, la lluvia hizo que el desarrollo del acto pendiera de un hilo. Hubo chaparrones desde temprano, pero al atardecer el cielo fue todo gris y apenas el frío condicionó a quienes llegaron hasta el escenario montado casi frente a la playa Bristol. Desde la costa cubrieron más de cuatro cuadras de la Avenida Luro.
Mucha bandera argentina, un puñado de rojas y blancas que destacaba al radicalismo local y alguna amarilla del PRO, bien cerca del escenario. "Claro que no la pasamos bien estos años, pero acá estamos por el futuro de nuestros nietos y para que no vuelva la impunidad", señalaron dos jubiladas, ambas con carteles con imagen de la gobernadora María Eugenia Vidal.
"Somos una mayoría que se pasó muchos años en silencio, con miedo, mirando la política de lejos, pensando que no iba a cambiar nada, y dejamos un espacio enorme que terminó en manos de gente que se creyó dueña del Estado y que quiso ir por todo y hasta por nuestra libertad", les dijo el Presidente, acompañado de Vidal y el candidato a intendente local, Guillermo Montenegro, entre otros. La respuesta del público fue a coro: "Justicia, justicia", cantaron.
El Presidente dominó la escena. Felicitó a los hinchas de River por la clasificación y se ganó una ovación. También a los de Boca por su comportamiento, y se anotó otra. Arengó a seguir el canto "Sí se puede" y también el de "Mauricio la da vuelta", letras que entre el público se repartían impresas. Como las oraciones de misa que se encuentran en los bancos de parroquias de barrio.
Este nuevo contacto con sus seguidores fue antesala del que encabezará mañana en Córdoba. Allí, con su compañero de fórmula, Miguel Ángel Pichetto, pondrá fin a la campaña nacional que sobre el cierre incluyó 30 destinos de todo el país en busca de revertir los 17 puntos que en la PASO les sacó su principal rival, el binomio del Frente de Todos que componen Alberto y Cristina Fernández.
Como en la mayoría de sus últimas participaciones públicas, Macri intentó activar a los suyos para que insisten a aquellos que no tienen el voto decidido. Y por sobre todo insistió en la necesidad de estar muy atentos para controlar la elección. "En las PASO estuvimos un poquito distraídos", reprochó.
La escala marplatense de esta gira no es casual. Juntos por el Cambio tiene enormes expectativas de realizar aquí una muy buena elección. Mejor que el 11 de agosto, cuando Vidal se impuso en el distrito a Axel Kicillof y Macri quedó apenas un par de puntos debajo de Fernández/Fernández.
Pero también ilusiona que Montenegro gane en Mar del Plata y sea el próximo jefe comunal. Funcionarios nacionales y provinciales, tras el acto, intercambiaban datos de encuestas que ponen al ex juez a las puertas de una victoria.
Su principal rival es la diputada Fernanda Raverta, con origen en La Cámpora. Entre ellos se advierte una disputa con diferencia mínima. "De error técnico", aseguraron a La Nación. En el oficialismo advertían como un dato positivo que Alberto y Cristina Fernández y Kicillof hayan elegido esta ciudad para hacer esta tarde su cierre de campaña. "Aquí el peronismo jamás ganó, espantan", confiaron en referencia a este distrito de electorado difícil y decidido a la hora del corte de boleta.
Los últimos 500 metros de la Avenida Luro desde la playa se convirtieron en una suerte de anfiteatro. Y los edificios oficiaron como caja de resonancia. El escenario, en la esquina con calle Entre Ríos, dejaba ver el mar como fondo de los protagonistas. Detrás se ubicaron otros cientos que obligaron a Macri a girar más de una vez para hablarles de frente. Un deja vú de aquel Cambiemos en formato 360° con lista de invitados, muy lejos del fervor de estas convocatorias populares que cambiaron el humor y sembraron mejores expectativas entre el Presidente y su equipo.
Entienden que así también se percibe entre el Frente de Todos y ayer lo señalaron con un detalle: "Hubo espías", dijeron voces del macrismo que aseguran haber visto entre la multitud a Juan Courel y Julieta Waisgold, especialistas en comunicación del equipo de Alberto Fernández. Que los miren tan de cerca lo consideran otro buen indicio.
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