Mauricio Macri envió señales electorales antes de su retiro en el Sur: estira el misterio y no lo condiciona Cristina
El expresidente evita decir si competirá para volver a la Casa Rosada y cree que la autoexclusión de la vicepresidenta no altera el escenario de 2023 ni le resta posibilidades a él
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Mientras Cristina Kirchner se prepara para reaparecer y Horacio Rodríguez Larreta gana protagonismo en el escenario político por su pelea con el Gobierno por los fondos de coparticipación, Mauricio Macri descansa en el sur del país. Desde Cumelén, donde pasó la navidad junto a sus familiares, el expresidente monitoreó las idas y venidas de Alberto Fernández tras el fallo de la Corte Suprema que restituyó los recursos que la Nación le había quitado a la Ciudad. Pese a que sus adversarios externos e internos ya mueven sus fichas en el tablero electoral de 2023, Macri no piensa anticiparse y estira las definiciones sobre su futuro. Como si supiera que el tiempo le juega a favor, deja correr a sus rivales y espera a marzo o abril para anunciar si será o no candidato a presidente. Entre tanto, genera expectativas con señales ambiguas.
Después de haber permanecido un mes en Qatar, en donde presenció la consagración de la selección argentina en la copa del Mundo, Macri reapareció la semana pasada en el escenario político. Horas antes de irse de vacaciones, el expresidente organizó una actividad en La Matanza, bastión del kirchnerismo, para recuperar terreno. Llegó al Club Esloveno escoltado por sus colaboradores más cercanos y un equipo de comunicación. Mientras jugaba al fútbol con Eduardo “Lalo” Creus y el intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, se enteró de la sentencia de la Corte a favor de la administración de Larreta.
Antes de subirse al avión para viajar al Sur, el expresidente había manifestado su preocupación por el impacto que tendría en el escenario económico la amenaza de Fernández de no acatar la sentencia. Temía un tembladeral en los mercados, con una estampida de los tenedores de bonos ante la incertidumbre jurídica. A su vez, transmitió su intranquilidad por la bomba de las leliqs.
A sabiendas de las especulaciones en torno a la incógnita sobre su eventual candidatura en 2023, Macri le aclaró a Valenzuela que no pretende ser presidente de la FIFA: “Eso quisieron instalar acá, pero no hay ninguna chance”, lanzó, con una mueca socarrona. Hace varias semanas, Jaime Durán Barba, quien ahora orbita cerca de Larreta, y otros laderos del jefe porteño promovían a Macri para ocupar la secretaría general de la ONU.
Luego del “picado” en el club Esloveno, en Ramos Mejía, el exjefe del Estado cerró un acto con referentes de Juntos por el Cambio en el distrito donde gobierna el peronista Fernando Espinoza. Durante toda esa jornada Macri no ocultó su euforia por la consagración del equipo liderado por Lionel Messi en Qatar y su experiencia en el torneo. Antes de salir a escena en el salón Cubix, mientras esperaba en un depósito que Creus lo presentara ante los dirigentes y militantes de JxC, Macri presumía de las 150.000 interacciones que había tenido el sorteo de la bufanda que usó en el Mundial.
Cuando estuvo frente a los dirigentes ensayó una arenga con tono de campaña. Apeló a la fiebre mundialista y la ola de efervescencia con la selección para enviar un mensaje político. “Es mucho lo que hay para hacer y son muchas las oportunidades que se nos van a presentar en un mundo complejo. No hay que pensar en la de uno, sino en el conjunto. La Argentina que viene necesita del trabajo en equipo. Pongámonos de acuerdo en las ideas”, enfatizó. E hizo señalamientos internos: pidió a los dirigentes de JxC que tengan “generosidad, firmeza y convicción en el lugar que les toque” en 2023. ¿Interpreta que puede capitalizar el éxtasis colectivo por el fútbol dado su pasado en Boca Juniors y sus vínculos con el deporte?
En el intenso raid político de la semana, Macri se vio con Miguel Ángel Pichetto, líder de Encuentro Republicano Federal; con el intendente de Lanús, Néstor Grindetti, uno de los aspirantes a gobernador bonaerense, y con el ministro de gobierno porteño, Jorge Macri, a quien respalda en la carrera por la sucesión de Larreta. En esos encuentros dejó señales ambivalentes, como si aún no hubiera definido en su fuero íntimo cuáles serán sus pasos a futuro.
Hay dirigentes de Pro que lo escucharon comparar la interna presidencial entre Larreta y Bullrich con la pelea que hubo en 2015 entre el jefe porteño y Gabriela Michetti por la Ciudad, que generó alineamientos en cada bando. Macri, además, machacó con que Larreta y Bullrich deben mantener la “Y” en los distritos bonaerenses donde gobierna el Pro o en los que hay candidatos a intendentes ya instalados. No quiere competencias “artificiales” que pongan en riesgo los territorios, es decir, que la interna nacional afecte las posibilidades electorales en Buenos Aires. Larreta y Bullrich rechazan esa idea: se lo aclararon a Macri en el último desayuno que compartieron antes de que el expresidente viajara a Qatar. Macri insiste en que Pro debe fortalecer el liderazgo territorial.
Larreta cree que la autoexclusión de Cristina aumenta sus posibilidades electorales, porque supone que despolariza la discusión en la campaña. En el entorno de Macri, en cambio, dicen que el anuncio de la vicepresidenta no altera el escenario. “No es un factor que influya en la decisión de Mauricio de ser o no ser candidato. Hará lo que tenga ganas”, asegura uno de sus escuderos.
El expresidente evaluó ante sus íntimos que la jugada de Cristina Kirchner no movió su amperímetro: considera que no lo empuja a ser candidato ni le resta chances. Su diagnóstico es que el ciclo del kirchnerismo está terminado. Y está convencido de que el próximo gobierno será encabezado por un referente de Juntos por el Cambio. Es más, en charlas reservadas, repitió que no especula sobre si Cristina Kirchner se autoexcluyó o solo busca incrementar su centralidad en el peronismo. “Es un problema de ella. No le cree nada de nada”, dicen quienes frecuentan al expresidente.
Nos encontramos un rato con Mauricio. Charlamos sobre un montón de temas, pero sobre todo sobre la Ciudad, sus desafíos y cómo seguir construyendo la Buenos Aires del futuro. pic.twitter.com/w2ZFNc1Gp4
— Jorge Macri (@jorgemacri) December 22, 2022
Macri definirá en marzo o abril si competirá o no por la Presidencia en las elecciones del año próximo. Pichetto le pide que adelante ese plazo para evitar que se genere un vacío de poder peligroso para el futuro del conglomerado opositor. Larreta y Bullrich también esperan novedades antes de marzo.
Sus rivales internos en JxC sospechan que su larga ausencia por el Mundial y sus vacaciones en el Sur –que comenzará durante las próximas horas- son una señal de que no desea competir. En la cima del gobierno porteño intuyen que Macri no tiene interés en ser candidato en 2023. Pero remarcan que, por su nivel de conocimiento e instalación, puede decir a último momento si pretende ser o no candidato.
Allegados a Macri deslizan que el exmandatario se mantendrá activo en política pese a su retiro en el Sur. Es más, cuentan que el exmandatario volvió “enchufado” después de permanecer un mes en Qatar. En rigor, Macri se zambulló en el universo del fútbol, pero intentó mantenerse conectado con la política local. No solo tuvo un alto perfil durante el mundial, sino que dio instrucciones a sus laderos en Buenos Aires. Por caso, estuvo al tanto de la ofensiva de sus leales contra Larreta por su reunión con los hermanos José María y Antonio Carambia durante su última visita a Santa Cruz.
De regreso en el país, se vio con su primo, Jorge, con quien evaluó su estrategia de posicionamiento en la Ciudad. Macri transmite en reserva su interés por la sucesión de Larreta: está claro que no quiere que la cuna de su partido caiga en manos de Lousteau. Con Jorge Macri también hablaron sobre el deshielo en el vínculo con Larreta. Después del chispazo por la bendición de Bullrich, el jefe porteño indultó a su ministro. En el macrismo también deslizan que Larreta forzó la salida a la cancha de Fernán Quirós y Soledad Acuña.
Si bien admiten que se aplacó la tensión en Pro, los laderos de Macri niegan un acuerdo electoral con Larreta. Insisten en que el expresidente se mantendrá por ahora en un rol equidistante y dejará que Larreta y Bullrich pulseen por la candidatura a presidente. Considera que la próxima elección se definirá desde abajo hacia arriba, sin acuerdos de cúpula. Por eso, insiste en que Bullrich y Larreta deben competir para posicionarse y exhibir qué modelo de país quieren. “Los va a dejar correr y a principios de año hablará con los dos”, aventura uno de sus interlocutores habituales.
No está claro si, en caso de que decida no anotarse en la contienda, se declarará prescindente o se pondrá el traje de elector. Siente que recuperó centralidad y no pretende apurarse. Durante su estadía en Cumelén, Macri se vería con Larreta, quien tiene previsto tomarse unos días de descanso antes de que arranque la maratón electoral. En el macrismo no ocultan su asombro por el crecimiento de Bullrich en las encuestas. La pelea, aventuran, será muy reñida.
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