Mauricio Macri, en el centro del ring: cómo se gestó la contraofensiva frente a Alberto Fernández y sus mensajes internos
El fundador de Pro siente que los ataques del Presidente refuerzan su centralidad en la oposición, pero al mismo tiempo los relativiza: “Está sin rumbo y extraviado. Todo lo que diga es irrelevante”
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Atento a las falencias de su oponente y envalentonado con el cambio de clima político, Mauricio Macri había decidido ayer a la tarde que pasaría por alto la batería de críticas del presidente Alberto Fernández contra la gestión de Cambiemos. Tras un debate con sus colaboradores, definió que “no valía la pena” confrontar con el jefe del Estado, por más que había dicho en Cañuelas que esperaba que la Justicia convoque a los “ladrones de guante blanco”, porque la palabra de Fernández se tornó “irrelevante”. Sin embargo, Macri se vio forzado a cambiar su táctica. Antes de la diatriba pública que le dedicó su sucesor, había pactado una entrevista con la radio Del Sol, de Uruguay. Allí le preguntaron sobre las declaraciones de Fernández: “Está fuera de sí, está desquiciado. Sin palabras”, lanzó.
En plena etapa de resurgimiento después de la dura derrota en las urnas en 2019, Macri recobró protagonismo en el sistema político. No solo recuperó centralidad en la oposición -tensiona el vínculo con sus socios de la UCR sobre la identidad de Juntos por el Cambio y se mueve como el “garante del cambio” y el dueño de Pro-, sino que vuelve a ser el adversario elegido por el Frente de Todos. Macri volvió al centro del ring.
“Hay dos personas que hablan y hacen ruido en la política argentina: Mauricio y Cristina”, sintetiza uno de sus laderos.
En el entorno del fundador de Pro están convencidos de que la serie de arremetidas públicas de Fernández contra el expresidente, que arrancó en Florencio Varela durante la celebración del 25 de Mayo, continuó el sábado, en Chaco, cuando llamó a impedir el regreso al poder de la “derecha maldita”, y continuó en Cañuelas, con la embestida contra los “ladrones de guante blanco”, no responde a una estrategia discursiva para subir al cuadrilátero a Macri, con el objetivo de reposicionarse ante la opinión pública, en medio del declive de su imagen que marcan las encuestas y la feroz interna con Cristina Kirchner. “Está sin rumbo y extraviado. Todo lo que diga es irrelevante”, repiten cerca del fundador de Pro.
Por ende, Macri y sus asesores habían optado ayer por no activar un contragolpe. “Estratégicamente, a Macri no le sirve discutir con Alberto; es rebajarse”, aseguran. Es más, a diferencia de otros trances que sorteó el expresidente desde que volvió al llano, como la fallida indagatoria por el supuesto espionaje a familiares de los tripulantes del ARA San Juan, sus escuderos no activaron un operativo blindaje. Es decir, solicitar muestras de apoyo a otros referentes opositores.
Esta vez, fueron los diputados del bloque de Pro, que conduce Cristian Ritondo, quienes solicitaron autorización a Macri para activar una contraofensiva pública. Desde el búnker del expresidente dieron el ok: “No lo pedimos, pero tampoco podíamos decir que no. Hay cosas que no se pueden dejar pasar, por más que la palabra del Presidente sea irrelevante”, apuntan. El latiguillo “miente para ocultar su relación con Lázaro Baéz”, dicen, corrió por cuenta de la bancada de Ritondo.
En el macrismo notan al Presidente “desbordado” por la fractura del Frente de Todos y la agudización de la crisis económica. “Alberto está descentrado y tirando manotazos sin sentido. Un día dice una cosa y otro día, lo contrario”, comentan.
En el mundo Macri subrayan, sobre todo, el furcio durante su discurso en Paraguay -confundió la nacionalidad del futbolista Néstor Ortigoza-, donde participó de una acto para supervisar los avances del proyecto de maquinización del brazo Aña Cuá. Y descreen que Fernández busque contentar a Cristina Kirchner al pedir que la Justicia avance en causas contra la gestión anterior, como la deuda, el Correo y los Parques Eólicos. Eso sí, les preocupa que el Presidente haya descrito a sus rivales de Juntos por el Cambio como la “derecha maldita”, en un intento de unificar el discurso del oficialismo: “Esa expresión tiene una connotación peligrosa en la Argentina, porque genera odio y es antidemocrático”, señalan.
Tras un intenso raid mediático -que se superpuso con el tour de Horacio Rodríguez Larreta por canales y radios por una “desinteligencia”-, Macri viajó hoy a Santa Fe, donde recorrió la localidad de Rufino, gobernada por el macrista Natalio Lattanzi, y visitó la exposición Agroactiva 2022, que se realizó en la ciudad de Armstrong. Allí estuvo escoltado por los referentes locales de Pro, Federico Angelini y Anita Martínez, y el exministro de Agricultura Luis Miguel Etchevehere, entre otros.
En el equipo de Macri estaban exultantes con el recibimiento que tuvo. Si bien jugaba de local -visitó zonas agropecuarias-, toda bajada del expresidente al territorio representa un test. Claro que el conurbano sigue siendo el gran desafío para Macri. “Parecía un rockstar, no podíamos caminar y se sacó mil selfies”, retrata uno de sus asistentes. En su entorno destacan que no solo hubo muestras de agradecimiento, sino un incipiente clamor: “Volvé”.
Durante su paso por Santa Fe, Macri volvió hoy a cuestionar con dureza a la administración del Frente de Todos: “Hoy tenemos un desgobierno, no hay rumbo ni plan. Es una sumatoria de improvisaciones”, sostuvo en diálogo con la radio FM Rufino.
Mensajes en clave interna
Con el traje de mentor de Pro, el expresidente dejó varios mensajes en clave interna: reiteró que Juntos por el Cambio debe definir el “para qué” pretende volver a gobernar y enfocarse en consensuar un programa de gobierno, en lugar de entrar en disputas por las candidaturas. Quiere incidir en la discusión sobre los “valores e ideas” que teñirán la propuesta de su espacio. Por eso no duda en exhibirse sin filtro o radicalizar sus posturas, en su cruzada contra “lo políticamente correcto”. Es su forma de condicionar a sus “herederos”.
Si bien eludió decir si planea o no volver a postularse -juega con la chance de ser candidato o gran elector para preservar su capital político-, Macri reivindicó la “dirección” que tenía el país durante su mandato y advirtió que en la coalición opositora hay “muchas ganas de jugar el segundo tiempo del cambio”. E insistió: “Yo no me he anotado. Me siento comprometido como siempre, porque amo este país. Hay que tener claridad en las ideas y en el ‘para que’”.
En medio de las tensiones entre las figuras de Pro por la candidatura presidencial, el exmandatario pidió “competir con altura” en las PASO para evitar fisuras y dijo que el próximo líder de la oposición debe ser “alguien que sepa compartir el poder y conducir con generosidad”. Quienes frecuentan a Macri señalan que el expresidente considera que si JxC logra regresar al poder en 2023, no podrá “prescindir de nadie”. “Si gana Horacio, María Eugenia [Vidal] o Patricia [Bullrich], tiene que convocar e integrar al que pierda para que sea parte del equipo”, dicen.
Además, volvió a resaltar la necesidad de que el Pro mantenga su esencia, frente a la aparición de Javier Milei, líder de La Libertad Avanza. “Tenemos que encontrar el lugar del cambio al cual pertenecemos. Son muchos años que llevamos batallando lo nuevo, pero somos el cambio”, resaltó.
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