Massa ve la implosión de JxC como una oportunidad, aunque los radicales renieguen de un acuerdo con él
“Cuando el enemigo se equivoca, mejor no meterse”, dicen en su entorno; en su campamento mantienen la expectativa por los diálogos para acercar figuras de cara al balotaje
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Desde su triunfo el domingo, Sergio Massa exacerbó su perfil hiperactivo. El martes pasó de la inauguración de una escuela técnica al anuncio de la llegada de la tecnología 5G al país, y de ahí a la presentación del programa integral de “ciudades seguras”, en la cúpula del CCK. Este miércoles se reunió con intendentes y el gobernador Axel Kicillof en La Plata, mientras que este jueves lo hará con gobernadores en el CFI. Todo mientras Juntos por el Cambio (JxC) implosionó internamente tras el anuncio de Patricia Bullrich, bajo la influencia de Mauricio Macri, de dar su apoyo al libertario Javier Milei, con el consecuente enojo del radicalismo y de hasta un sector del PRO, encabezado por Horacio Rodríguez Larreta.
“Cuando el enemigo se equivoca, mejor no meterse”, dijeron en el campamento oficialista a LA NACION respecto de lo que sucedió en la oposición hoy parafraseando a Napoleón Bonaparte, que decía: “Cuando el enemigo se equivoca, no lo interrumpa”. Y afirmaban que las declaraciones de los radicales, a los que el tigrense apunta para un gobierno de unidad, respecto de que no apoyarán a ninguno de los dos candidatos, “no complica los planes del espacio” y confiaban en la “capacidad de diálogo de Massa” para “sumar a los mejores” en su eventual gabinete.
“Pochoclos”, fue la respuesta simple, gráfica y coincidente de dos hombres del oficialismo que admitían que lo que sucedía con las diferentes expresiones de la oposición “excede” todo lo imaginable sin ocultar el disfrute. Admitían en esa línea que veían más factible que lo sucedido hoy, podría verse reflejado en un más veloz acercamiento de los radicales, pese a la declaración orgánica que hizo hoy el espacio.
“Hay que esperar y ver qué pasa. Dar tiempo a ver cómo decanta la interna de ellos”, decían mostrando cautela hoy cerca de Massa. “No hay que meterse en la interna de ellos porque eso sería contraproducente”, completaban.
Oficialmente, cerca del ministro-candidato evitan dar precisiones respecto de eventuales diálogos u ofrecimientos al radicalismo de cara a apoyos para lo que viene en un eventual gobierno de “unidad nacional”. “Cuando esté listo se hablará” y agregan que Massa no dará nombres porque “no manosea ni gente, ni ideas”. Pese a esa negativa, varias fuentes consultadas en distintos campamentos coincidían en que ya hay conversaciones con sectores del radicalismo por lo bajo desde hace tiempo, con ofertas de cargos incluidos. Y pese a la palabra formal de Gerardo Morales y Martín Lousteau esta tarde tras el encuentro de la UCR, en la que se acordó no dar apoyo ni a Massa, ni a Milei, se esperanzan con lo que puede terminar sucediendo en las próximas semanas. Y festejan por estas horas las primeras señales de apoyo público que llegaron desde el radicalismo y el socialismo tras la definición electoral. “Massa no reparte cargos como caramelos, va a ser un gobierno de los mejores”, insistían hoy cerca suyo.
Además del radicalismo, la mira está puesta en otros espacios que eventualmente se puedan sumar, como el del peronismo disidente, de Juan Schiaretti.
Agenda hiperactiva en medio del caos opositor y con la pobreza como telón de fondo
Desde el comando de campaña hacen referencia al doble rol de ministro-candidato de Massa en alusión a a las distintas actividades en las que se muestra, pese a que parte de esos anuncios no son estrictamente parte del área.
Pensando precisamente en la contienda electoral, Massa se reunirá este jueves con gobernadores oficialistas. Los mandatarios provinciales fueron claves para la remontada electoral del tigrense después del tercer puesto en las PASO. Con un encuentro en Tucumán, en el que admitieron que “no vieron venir” en aquella oportunidad el “fenómeno Milei” en sus provincias, se comprometieron a militar en sus tierras y el cambio se vio este domingo en las urnas. Ahora quieren saber cómo seguir de cara a lo que viene en noviembre, donde la lucha será a “todo o nada”, ya que un voto define la contienda frente al libertario. El encuentro buscará erigirse también como una nueva señal de respaldo a Massa y de “orden y unidad” interna, dos aspectos que brillaron por su ausencia en los últimos años de la coalición.
La nueva etapa de la campaña empezó la misma noche del domingo, con el discurso de Massa en el que habló de los radicales y los “votantes de Juan”, en referencia a Schiaretti. Mientras tanto se enfoca en lo que vendrá en los próximos días, con más recorridas en el territorio, anuncios, presencia en actos e inauguraciones de gestión y visitas a provincias. En principio las primeras serían las que quedaron sin cubrir en el tramo final de la campaña, en medio de la corrida del dólar que subió a los más de 1000 pesos. Entre ellas está Santa Cruz, el terruño de los Kirchner, a la que Massa no llegó en toda la campaña. Córdoba sería otra de las provincias de visita segura. El desafío del centro del país y el electorado de esa provincia en particular son fundamental para sumar votos.
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