Massa no habla de candidaturas, pero renueva su “perfil de centro” de cara a las presidenciales
Reforzó lazos con empresarios, el campo y Estados Unidos, refractarios al kirchnerismo; dice que no se postulará, pero en su entorno se ilusionan con un “operativo clamor” en unos meses
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“Cuando nos dicen que somos proempresarios, o que estamos cerca de Estados Unidos y del círculo rojo, nos ponemos contentos”. La ironía, surgida de un referente incondicional de Sergio Massa, refleja la renovada estrategia del ministro de Economía, que mientras desmiente cualquier intención de candidatura presidencial para este año, refuerza su vínculo con sectores refractarios al kirchnerismo, a quienes intenta seducir de cara a la decisiva cita electoral que se viene.
Las recientes reuniones de Massa, en su carácter de responsable de una economía complicada y siempre inestable, con la Mesa de Enlace del campo, los industriales grandes o pequeños, o el enviado de Joe Biden, el senador Chris Dodd, persiguen el mismo objetivo: volver a acercar ese voto “moderado” y “de centro” que en 2019 votó -cuando menos en parte- al Frente de Todos, y que históricamente formó parte del caudal electoral del Frente Renovador, con el que en 2013 Massa propinara un duro golpe al kirchnerismo.
La estrategia massista de acercarse a algunas de las “bestias negras” del kirchnerismo de paladar negro está, según reconocen desde ambos sectores, “conversada” puertas adentro del Frente de Todos, y ni Cristina Kirchner ni Alberto Fernández se sorprenden por esos movimientos, aunque desde el cristinismo se resignan a aceptar su perfil como eventual tabla de salvación presente y futura. “Sabemos que lo que hacemos no es parte de su ideología, pero a Sergio lo bancan porque saben que, por el otro camino, nos íbamos a pique”, contestan cerca de Massa, que hasta en las formas cambió las rutinas de su antecesor, Martín Guzmán. El escritorio individual del exministro, hoy criticado por el kirchnerismo duro, fue reemplazado por una mesa hexagonal, “más rosquera” según bromean a su lado.
Tanto en público como en privado, Massa repite que “no le entran más temas” que las problemáticas que integran la agenda económica diaria, y que no será candidato. “No es compatible ser ministro de Economía y candidato”, dijo el tigrense en el asado “de la paz” en Merlo, al que llegó luego de su foto con la Mesa de Enlace. En aquella y otras reuniones, según pudo saber LA NACION, Massa descartó ser candidato en 2023 “para no terminar como (Roberto) Lavagna” que vio diluido su caudal electoral, y reconoció que apunta sus cañones, eso sí, a la elección de 2027.
En una cena con dirigentes afines en el quincho de su casa en Tigre, Massa ratificó que no quiere ser candidato a presidente este año. “No tengo ganas ni condiciones familiares para enfrentar una candidatura”, dijo delante de su esposa, Malena Galmarini, y de Ariel Sujarchuk, Juan Andreotti y Rubén Eslaiman. De todos modos, Massa consume encuestas que le dan “muy bien”, según contó otro interlocutor reciente.
Puertas adentro, Massa pidió “no hablar de candidaturas hasta abril”, aunque en el Frente Renovador dan por descontado que, se postule o no, él o sus operadores de confianza pelearán por los lugares en las listas de candidatos nacionales y provinciales. “Este año nos irá mejor que el pasado en la negociación por las listas, tenemos ventaja”, se entusiasman desde el massismo, aunque el propio Massa les dejó claro de modo indirecto que no habrá una “nueva La Cámpora” en caso de llegar al poder. “Si todo se da y ganamos, vamos a ser un partido más de la coalición, Sergio va a gobernar para todo el frente”, anticipa un dirigente que, micrófonos apagados mediante, se permite imaginar un Massa presidente, y sueña con un “operativo clamor” en tres o cuatro meses.
Esto incluye la Cámara de Diputados, donde se vencen los mandatos de dirigentes renovadores como Cecilia Moreau, Ramiro Gutiérrez, Carlos Selva y Jimena López; la defensa de las 14 intendencias bonaerenses propias y también los territorios “afines”, como Tigre -Malena Galmarini, también titular de AySA, no esconde su intención de competir por esa intendencia- más los gobernadores aliados como el salteño Gustavo Sáenz o el chubutense Mariano Arcioni, que pasó por el despacho de Massa para firmar acuerdos, al igual que el sanjuanino Sergio Uñac, el riojano Ricardo Quintela y hoy, el formoseño Gildo Insfrán. “Los gobernadores separaron sus elecciones de las nacionales, pero también necesitan que al Gobierno le vaya bien. Muchos de ellos son los que lo alientan para que encarrile las cosas”, comentan desde el espacio massista. Y anticipan que el miércoles viajará a La Rioja.
Además de cuidar lo propio, Massa se esfuerza por sostener los indispensables vínculos con Cristina y el Presidente, los otros dos vértices del poder frentetodista. Fuentes del espacio confirman en estricto off the record un diálogo con Cristina Kirchner y otro con Fernández, ambos el día anterior al encuentro de Merlo donde se acordó un tránsito “sin hablar mal de otro compañero” entre los miembros de la coalición gobernante. El vínculo de Massa con Máximo Kirchner, muy fuerte en el Congreso, también continúa estable, con Cecilia Moreau (actual presidenta de la Cámara baja) como polea de transmisión efectiva.
La economía, claro, es la obsesión hoy del ministro. Las disputas a cielo abierto entre ministros (la pelea entre Eduardo de Pedro con varios de sus colegas del gabinete por la no invitación a una reunión con Lula fue la más reciente) provocaron ruido en los mercados y despiertan incomodidad en Massa. “Algunos en el entorno le sugieren que se vaya ya del Gobierno, pero él sigue su camino”, afirma un conocedor de la trama interna del oficialismo, mientras Massa intenta contener el alza de precios, sostener el precio del dólar, encontrar fondos adicionales (el swap con Brasil, la inauguración del gasoducto desde Vaca Muerta y el FMI podrían ser eventuales proveedores de dólares) y tener a raya la deuda interna en pesos.
“A diferencia de Juntos por el Cambio, no tenemos un (Javier) Milei por izquierda que nos robe votos. Y Sergio va a ir de a poco recuperando el voto de esa clase media trabajadora, de las pymes, de los sectores de poder. En una espiral descendente de la inflación, no tengo dudas que Massa es el próximo Presidente”, sentencia un massista convencido, a contramano de la orden de silencio que emana desde el quinto piso del Ministerio de Economía.
Un renovado guiño a China
En noviembre pasado, durante la cumbre del G20 en Bali, Massa conoció en persona al presidente chino, Xi Jinping. Fue en el contexto de la reunión bilateral entre ambos países, sentado al lado del presidente Alberto Fernández.
Meses después de haber tenido enfrente al dirigente más poderoso del gigante asiático, y siete años de su primera visita a China, invitado por el poderoso Partido Comunista Chino en su carácter de líder del Frente Renovador, Massa podría retornar a China en gira oficial, si es que prosperan las gestiones que ya lleva adelante, con mesura y bajo perfil, el embajador argentino en Pekín, Sabino Vaca Narvaja.
Mientras cerca de Massa aseguran que “no hay todavía invitación oficial”, Vaca Narvaja maneja los tiempos del proyectado periplo, planeado en principio para mediados de marzo, luego de que Xi Jinping sea ratificado por la Asamblea Popular China, y que éste a su vez confirme en sus puestos a los hombres que lo acompañarán en su nueva etapa como mandatario.
Fuentes diplomáticas al tanto de la relación bilateral recuerdan que, desde que Massa llegó al Ministerio de Economía, se renovó el swap de monedas por unos US$5000 millones, y se reactivaron otros proyectos. ¿Y el vínculo de Massa con Estados Unidos? “Está bien que tenga buena relación con EE.UU., nosotros no debemos entrar en conflictos ajenos, pero Sergio es pragmático y tiene un buen equipo de gestión”, responden desde la diplomacia argentina, interesados en ahondar los vínculos económicos con China y equilibrar la balanza comercial con ese país a través de la exportación, sobre todo, de minerales como el litio.
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