Massa encara la recta final de la campaña, rodeado de su entorno de leales pero también con el regreso de viejos rivales
El tigrense tiene en su mesa de campaña a quienes lo acompañan desde hace años, pero también fue sumando a aliados y excontrincantes; la sangría que no fue y lo que puede venir en un escenario complejo
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Sergio Massa encara el tramo final de su campaña presidencial con la mira puesta en el dólar, que esta semana con su nueva disparada lo obligó a reprogramar la agenda electoral y definiendo los últimos detalles de lo que será el acto cierre que, a diferencia de lo acostumbrado, será en una fábrica del interior del país, rodeado de trabajadores.
El camino para llegar hasta allí, con el doble traje de ministro y candidato, un experimento que no registra antecedentes en la política local y cuyos resultados finalmente se verán el próximo domingo 22, Massa lo hizo rodeado de un grupo de confianza que ocupó distintos roles. A diferencia de elecciones anteriores, en las que en el massismo reconocen haber sufrido “bajas”, esta vez no las hubo. “No se dio en esta oportunidad y mirá que nosotros sabemos de sangrías”, reconocen cerca del tigrense a la hora de hablar de los acompañamientos.’ De allí que la lista de los que aportan en distintos roles vaya desde Malena Galmarini y Rubén Eslaiman, a Daniel Scioli a Juan Manzur, dos viejos rivales que ahora hacen sus aportes.
El camino para llegar hasta allí, con el doble traje de ministro y candidato, un experimento que no registra antecedentes en la política local y cuyos resultados se verán el próximo domingo 22, Massa lo hizo rodeado de un grupo de leales históricos y otros nombres que sumó en el camino. A contramano de elecciones anteriores, en las que en el massismo reconocen haber sufrido “bajas”, esta vez no las hubo. “No se dio en esta oportunidad y mira que nosotros sabemos de sangrías”, reconocen cerca del tigrense a la hora de hablar de los acompañamientos.’
En lo que podría definirse como la “mesa chica” o “comando de campaña” está en primer lugar y a nivel estratégico el asesor catalán Antoni Gutiérrez Rubí. De perfil bajísimo, Gutiérrez Rubí ocupa una oficina del cuarto piso del bunker de la calle Mitre, aunque por momentos, visita otros pisos o equipos. A nivel más político está Malena Galmarini, esposa de Massa, titular de Aysa y quien suele llegar a Mitre pasado los mediodías para avanzar en el armado más político y territorial.
Desde su llegada al comando de campaña, 48 horas después de su derrota en las PASO para intendenta de Tigre, se reunió con gobernadores, que presentaron derrotas a nivel nacional cuando habían tenido triunfos provinciales, e intendentes en municipios donde hubo muchos cortes de boleta. Dos puntos en los que se trabajó y se espera tener mejoras el próximo 22. Galmarini es también quien recibe pedidos de diferentes áreas y coordina buena parte de lo que sucede en los territorios.
A nivel de comunicación estratégica en la mesa está Santiago García Vázquez, de extrema confianza de Massa, y quien lo acompaña a sol y sombra en todos sus periplos. García Vázquez fue también uno de los dos hombres de Unión por la Patria que tuvo un rol activo en el tema debate, en diálogo con la Cámara Nacional Electoral (CNE) y con las diferentes fuerzas. El otro fue Juan Manuel Olmos, vicejefe de Gabinete de Alberto Fernández y otras de los hombres que pisa fuerte en el comando de campaña. La presencia de Olmos, de aceitadísimos vínculos con las tres terminales de Gobierno, no es diaria en el bunker, pero es permanente en el armado de la campaña. Olmos fue el primero en mostrar su apoyo a Massa cuando Alberto Fernández, a quien impulsó en 2019, declinó de su reelección.
Otra que no asiste a diario en el bunker, pero cuya presencia en el círculo de mayor confianza del tigrense es permanente es Cecilia Moreau, titular de la Cámara Baja. También está muy cerca del tigrense otro histórico de las filas del massismo: Rubén “el turco” Eslaiman, quien va seguido al edificio del microcentro porteño. Hombre fuerte de la convulsionada Cámara de Diputados bonaerense en la que tiene la vicepresidencia, Eslaiman es muy valorado internamente, entre otras cosas por su fidelidad. Lo mismo que Raúl “el Cabezón” Pérez, un histórico operador de Massa en la provincia de Buenos Aires. El círculo de leales históricos se completa con Juan Andreotti, intendente de San Fernando, y de vínculo directo con Massa.
En el diálogo permanente, aunque no está en la diaria del comando de campaña, está otro de los leales de Massa, como es Gabriel Katopodis. De buena relación con las tres terminales del oficialismo, Katopodis se puso al hombro parte de la campaña en el territorio, especialmente en el conurbano bonaerense.
Otros dos hombres que están en la diaria de la campaña, pero no son de los históricos son Eduardo “Wado” de Pedro y Máximo Kirchner. Hombres del kirchnerismo duro y representantes de la vicepresidenta Cristina Kirchner en la campaña, ambos tienen su espacio en el sexto piso del búnker. En las filas del massismo juran que la sintonía es total, aunque sus participaciones son más oscilantes.
En el último tiempo quien reapareció fuerte en el armado es el tucumano Juan Manzur. Fue tras un período duro que inició luego de que quedó desplazado de la precandidatura a vicepresidente en la fórmula que iba a compartir con de Pedro y que terminó dada de baja en detrimento de la candidatura de unidad de Massa. Manzur recibió en ese contexto, el revés de los propios. Fueron varios de sus pares, los mandatarios provinciales, que pujaron para que esa precandidatura no sobreviviera.
Pasado algo de tiempo, y después de una victoria estrepitosa de La Libertad Avanza a nivel nacional en Tucumán, luego de que en las provinciales, el peronismo ganó, Manzur pareció activar políticamente. Fue cuando organizó en su provincia la reunión de Massa con gobernadores, en especial los de norte grande, donde la mayoría se justificó al asegurar “no haber visto venir el fenómeno Milei” en sus terruños y prometieron ponerse al hombro las campañas para revertir los escenarios adversos para el oficialismo en sus terruños.
Desde entonces Manzur se muestra activo en ese rol de enlace y armado con los mandatarios provinciales y el último lunes estuvo en el acto de presentación del libro de Daniel Scioli, en el teatro. Precisamente el embajador argentino en Brasil es otro de los que se muestra muy cerca de Massa pese a las diferencias que marcaron el vínculo entre ambos a lo largo de los años. Con la bajada de la precandidatura de Scioli a la presidencia, a favor de la de Massa, a horas del cierre de campaña.
Invitado especial a la presentación de Scioli, Massa le dedicó unas palabras al exgobernador y habló sobre esas diferencias que de momento parecen haber quedado atrás. Casi un resumen de lo que se vive por estos días en la campaña, donde la conciencia de la dificultad de la campaña, en la que se pelea “voto a voto” para entrar a un eventual ballotage y el fantasma de una posible derrota del oficialismo, parece unir fuerzas y elude sangrías.
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