Masivo cierre de campaña de Kirchner
En un último intento por captar los votos de los indecisos se ubicó como el modelo opuesto al de Menem y al de López Murphy Prometió convocar a un gobierno de unidad nacional Estuvieron presentes la primera dama e importantes funcionarios Sugestiva ausencia del ministro Lavagna
Al mal tiempo, intentó ponerle buena cara la fórmula del Frente para la Victoria, Néstor Kirchner-Daniel Scioli, y darle así al final de la campaña electoral el último envión que permita captar los votos necesarios para ubicarse en el ballottage.
Con esa idea subieron ayer ambos candidatos al escenario instalado en el playón de acceso al Mercado Central, en el populoso partido de La Matanza, para hablar ante unas 20.000 personas -aunque la cifra para los organizadores ascendió a 38.000-, en su mayoría movilizadas por el intendente local, Alberto Balestrini.
Así fue como Kirchner se encargó, en su breve discurso, de ubicar en la vereda opuesta de su "modelo de la producción y del trabajo" a Carlos Menem y a Ricardo López Murphy, sus dos principales competidores para llegar al ballottage, según lo indican varias encuestas.
"El 27 de abril, el pueblo debe optar por la concentración económica que trajo hambre y desesperación y que arrasó con la clase trabajadora y quebró a la clase media argentina o por el modelo de la producción, el trabajo y la inclusión social", bramó el gobernador santacruceño.
En realidad, Kirchner no se dirigía al público presente, en su mayoría movilizada por el aparato duhaldista, sino que apelaba a la transmisión en directo por TV de su discurso para buscar el voto que todavía se mantiene indeciso a poco menos de 48 horas de las elecciones y que, todo parece indicar, será decisivo pasado mañana.
Eso lo dejó en claro de entrada, cuando dijo que le estaba hablando "a todo el pueblo argentino, a todo los que sufrieron la década del 90, que no fue otra cosa que la consolidación del proyecto que nació en 1976".
"Viejo fantasma"
Las fechas elegidas por el candidato oficialista no fueron ingenuas. Los años 90 son para Kirchner sinónimo de Menem, a quien volvió a calificar como "el viejo fantasma del pasado que prometió la revolución productiva".
Y la alusión al año del último golpe de Estado no tuvo otra intención que la crítica a López Murphy, al que acusó de "estar rodeado de colaboradores de Martínez de Hoz (Alfredo)", el ministro que se convirtió en paradigma de la política económica del Proceso de Reorganización Nacional.
Como para que no quedaran dudas de que su pelea en el tramo final de la campaña ya no es contra Menem, Kirchner disparó las críticas más duras para el postulante del Movimiento Federal Recrear.
Con claras alusiones -nunca nombró a sus rivales-, el candidato calificó a López Murphy como "el ministro de Economía que dijo que el país se arreglaba echando gente a la calle".
"Se terminó la Argentina en la que aparecía un ministro de Economía cada quince días para anunciar un nuevo ajuste", exclamó Kirchner antes de prometer que en caso de llegar al gobierno "van a tener que poner los que más ganan".
En otra embestida contra el ex funcionario radical, agregó: "Me duele ver cómo un candidato hace campaña diciendo cómo les va a pegar a los argentinos", en obvia alusión a la decisión de López Murphy de impedir la realización de piquetes que corten la libre circulación de los caminos como modo de protesta.
En contraposición, el santacruceño prometió "llamar a un gobierno de unidad nacional" y ponerse "al lado de los desocupados para devolverles la dignidad del trabajo".
Antes de Kirchner habían hablado el gobernador bonaerense, Felipe Solá; Balestrini y Scioli; este último derrochó entusiasmo al afirmar que "el domingo van a explotar las urnas con los votos del Frente para la Victoria".
En el palco del Mercado Central estuvo presente medio gabinete nacional: la primera dama, Hilda González de Duhalde; los ministros Alfredo Atanasof, Graciela Giannettasio y Aníbal Fernández; y los secretarios de Estado Antonio Arcuri, Oscar Rodríguez y Juan José Mussi.
En el centro, Kirchner se sentó acompañado por su esposa, la senadora Cristina Fernández de Kirchner, y, a su izquierda, el matrimonio Scioli-Karina Rabollini. A la derecha se ubicaron el intendente de Lanús, Manuel Quindimil e Hilda de Duhalde.
Fue un acto sin sorpresas y sin mayores inconvenientes. Sin embargo, eso no impidió que se escucharan algunos lamentos entre los dirigentes por la ausencia del ministro de Economía, Roberto Lavagna.
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