Gira presidencial. La reunión con Alberto Fernández puede destrabar el viaje de Francisco a la Argentina
ROMA.- ¿Habrá sonrisas? ¿Cuánto minutos durará el encuentro?
Serán los primeros parámetros de cómo habrá sido el primer cara a cara entre el Papa y Alberto Fernández como presidente. Se trata de algo normal, que pasa siempre. Cuando vino a verlo al Pontífice el presidente estadounidense, Donald Trump, todo el mundo comparaba gestos y duración de la audiencia que había tenido con su antecesor, Barack Obama. Y lo mismo sucederá hoy, cuando todo el mundo, sobre todo recordando esa primera y gélida audiencia de 22 minutos entre el Papa y Mauricio Macri en febrero de 2016, observará con lupa el body language que los dos líderes tendrán frente a las cámaras, que podrán estar presentes tan solo al principio y al final de la audiencia. El resto será, como es praxis, a puertas estrictamente cerradas.
La cita, que según algunas fuentes del Vaticano podría desbloquear la demorada visita de Francisco a la Argentina, será a las 10.30, en la Biblioteca del Papa del segundo piso del Palacio Apostólico. Un lugar fastuoso, con sus salones con frescos de Rafael y demás maestros del Renacimiento, obras de arte y mobiliario digno de una monarquía absoluta como es el Vaticano, muy distinto a la residencia de Santa Marta.
Fue en un discreto salón de este hotel para eclesiásticos donde vive el Papa, que Jorge Bergoglio y Alberto Fernández se vieron por primera vez en el Vaticano, en agosto de 2018. No estaban solos esa vez, sino que participaron de ese encuentro -cuyo eje era la situación del expresidente brasileño Luis Inacio Lula da Silva- el político chileno Carlos Ominami y el brasileño Celso Amorin.
Uno por uno, los ejes del encuentro
Esta vez, en una reunión a agenda abierta, habrá muchos temas sobre la mesa y uno de ellos conflictivo: la decisión de despenalizar el aborto del oficialismo, algo que la Iglesia católica local y por supuesto el Papa, rechazan. Al llegar a Roma, Fernández desestimó sin embargo la posibilidad de dialogar con Francisco sobre el tema. "Tenemos cosas muy importantes que hablar con el Santo Padre, que son los problemas que tiene la Argentina hoy. Esos no son temas que tengamos que abordar con él", sostuvo el Presidente durante un breve diálogo con la prensa.
En efecto, el principal asunto será la situación, dramática, de la Argentina, país con grandes recursos materiales y humanos donde un 40% de la población vive en la pobreza. Al respecto, se esperan coincidencias. En el Vaticano se tomó nota del hecho de que, en su discurso de asunción, Fernández utilizó varias expresiones y conceptos "papales".
"Los marginados y excluidos de nuestra patria, los afectados por la cultura del descarte no sólo necesitan que les demos con premura un pedazo de pan al pie de nuestra mesa, necesitan ser parte y ser comensales en la misma mesa, de la mesa grande de una nación que tiene que ser nuestra casa común", dijo en un tramo el Presidente, que en esa sola frase utilizó "cultura del descarte" y "casa común", dos ideas clave del Papa.
Se hablará de la inmensa deuda a pagar con el FMI –que también será tema de un seminario que habrá en el Vaticano el 5 de febrero, en el que participarán el ministro de Economía, Martín Guzmán y la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva-, de la ley para la sostenibilidad de la deuda impulsada y demás variables de la ardua situación económica, en la que el hombre debe estar al centro y no el dinero, como le recordará Francisco.
Fernández probablemente le contará al Papa de su reciente viaje a Israel para recordar el 75 aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz, que fue el primero al exterior de su mandato. Aunque, como aseguraron fuentes cercanas al Presidente, en verdad hubiera preferido inaugurar su contacto con el mundo exterior con una visita al Papa argentino, al que admira y que lo reconcilió con la Iglesia, tal como dijo varias veces públicamente.
Se descuenta que el mandatario volverá a invitar al Papa al país, una asignatura pendiente de Jorge Bergoglio después de casi siete años en la cátedra de Pedro y de haber viajado a 51 países, incluidos varios de Latinoamérica, algo que causó frustración en muchos argentinos. Un viaje que hasta ahora no se hizo debido a la crispación política y la manipulación que hubo del Papa de parte de todas las facciones políticas para llevar agua a su respectivo molino.
Fernández, que pocos días después de asumir envió a su pareja, Fabiola Yáñez, a un encuentro junto a otras primeras damas con el Papa organizado por la Fundación Pontificia Scholas Occurrentes, confirmará su interés de trabajar en contra de la cultura del descarte y por una cultura del encuentro. Al respecto, los dos coincidirán en la necesidad de superar la tan mentada grieta que divide a los argentinos, a través de diálogo y consenso.
También estará sobre la mesa la crítica situación regional –con Chile, Bolivia y Venezuela aún al rojo vivo y Brasil, en un momento delicado y distanciado de su vecino-, así como la mundial, a todas luces alarmante y cada vez más parecida a esa "Tercera Guerra Mundial en pedazos" de la que suele hablar el Papa.
La despenalización del aborto
En caso de hablar sobre la despenalización, a su turno el Papa no callará. Y le dejará claro al Presidente su rechazo total, algo innegociable, tanto es así que más de una vez comparó esta práctica con "contratar a un sicario".
Fernández será recibido con todos los honores de un jefe de Estado. Como indica el protocolo de las visitas de Estado, un pelotón de guardias suizos con alabardas le dará la bienvenida en el Patio de San Damaso. Allí la delegación será recibido por un funcionario de la Casa Pontificia que, junto a gentilhombres pontificios de riguroso frac, en un clima solemne, lo escoltarán, atravesando salones espectaculares, como la Sala Clementina, hasta el Salón del Tronetto.
Allí el Papa saldrá al encuentro de Fernández, un momento que será filmado y transmitido quizás en vivo por el Centro Televisivo del Vaticano. Después de un apretón de manos o un abrazo para la foto –en que la expresión facial del Papa dará una primera pista-, los dos líderes ingresarán a la biblioteca. Y se sentarán uno frente al otro, en el mismo escritorio de madera en el que también estuvo Mauricio Macri, aunque esta vez será otra historia.
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