Renegociación de la deuda: Martín Guzmán viaja a Nueva York y se verá con el FMI
WASHINGTON.- En Wall Street ya empiezan a avizorar un posible default de la provincia de Buenos Aires, un escenario que pocos veían hace unas semanas y que en Estados Unidos leen como un claro giro de la Argentina hacia una postura más agresiva -y también más riesgosa- hacia los bonistas en la negociación para reestructurar la deuda externa.
La Nación y la provincia de Buenos Aires han quedado atadas. Nadie separa los movimientos del gobierno de Alberto Fernández de los de Axel Kicillof en busca de un acuerdo con los bonistas luego de que el ministro de Economía, Martín Guzmán, dijera que la estrategia provincial está "coordinada" con la nacional.
La movida de Kicillof, quien pidió más plazo a los acreedores para reestructurar sin ofrecer nada a cambio, es vista como una suerte de "caso testigo" para el gobierno nacional.
"No podés aislar la intransigencia, el mercado la extrapola", fue una de las explicaciones que recogió LA NACION.
Guzmán aterrizará mañana en Nueva York para su primera visita como funcionario del gobierno de Alberto Fernández. Su viaje durará solo dos días, pero tendrá una agenda nutrida: tendrá un desayuno cerrado en el Consejo de las Américas con analistas, inversores y empresarios, y se verá con Luis Cubeddu, jefe de misión para la Argentina del Fondo Monetario Internacional (FMI).
En su agenda también está previsto un encuentro con funcionarios del Departamento del Tesoro del gobierno de Donald Trump, según fuentes oficiales. El Tesoro no respondió a la consulta de LA NACION sobre esa reunión. Guzmán tiene previsto regresar el martes a Buenos Aires.
En Nueva York esperan que Guzmán despeje dudas. En Estados Unidos existe premura por conocer la hoja de ruta del Gobierno. El viaje le ofrece a Guzmán la primera oportunidad para presentar los lineamientos del programa económico -aún en diseño- y brindar precisiones sobre la negociación de la deuda luego de una semana en la cual los mercados interpretaron que la Argentina endureció su posición.
Esa mayor agresividad conlleva un riesgo: si la provincia de Buenos Aires ingresa formalmente en default -un escenario que algunos ya dan por hecho-, muchos fondos se verán forzados a vender sus bonos. Habrá un contagio a otros títulos. La duda es hasta dónde llegará.
Si el contagio y la caída del precio de los bonos son acotados, la movida puede favorecer -desde la óptica del Gobierno- la oferta de reestructuración. Pero si son pronunciados y las ventas son amplias, los inversores más amigables pueden "tirar la toalla" y se puede abrir la puerta a los llamados "fondos buitre". Una operación más complicada y un escenario de "vivir con lo nuestro" más prolongado.
Siobhan Morden, directora de Amherst Pierpoint, lo escribió en un informe que difundió esta semana en el que se preguntó cuánto dura la "buena fe" para negociar.
Un "default duro", señaló, representa "una táctica coercitiva más agresiva" si las negociaciones se estiran más allá del límite de fines de marzo marcado por el Gobierno, una fecha, para algunos, ya inviable.
"La amenaza de un default duro por parte de la provincia de Buenos Aires probablemente refleja la 'falta de voluntad de pago' del gobernador Kicillof, pero también una ventaja políticamente conveniente para quizá motivar la participación en la reestructuración de la deuda soberana como recordatorio de la peor alternativa de un default duro", señaló Morden.
Detrás de las lecturas sobre las últimas maniobras por la deuda aparece un reclamo añejo que en Estados Unidos se escucha desde los tiempos de la campaña presidencial: la demanda de un plan nítido que ponga por escrito cuál será el sendero fiscal del Gobierno para los próximos años y cómo saldrá la economía del pozo
Diego Ferro, presidente de M2M Capital, dijo que los bonos habían remontado porque el mercado recibió con "entusiasmo" el plan de emergencia económica, al verlo como una señal de la preocupación del gobierno nacional por el déficit.
Pero Ferro remarcó que aún faltan ese plan que marque con nitidez el rumbo de los próximos años y explicar cómo se planea resolver los problemas estructurales de la economía.
"No hay un plan, y siguen diciendo que quieren cerrar un acuerdo para marzo. No es serio", remarcó Ferro. La reacción del mercado de los últimos días es, para Ferro, "más lógica" que la de los dos últimos meses.
"La reestructuración puede fluir normalmente de un plan serio, pero un plan serio no fluye de una reestructuración", señaló.
Con todas estas expectativas se encontrará Guzmán a partir de mañana. Para el Gobierno, la renegociación es la clave para desanudar la economía.
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