Martín Guzmán: “Nadie en nuestra fuerza política puede estar alegre con tener al FMI en la Argentina, pero es una realidad”
A una semana del anuncio, el ministro de Economía reivindicó el acuerdo, dio precisiones y eludió hablar de internas políticas
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MOSCU.- A más de 13.000 kilómetros de Buenos Aires y a una semana exacta de la firma de un principio de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que evitó que el país cayera en default, pero que creó un terremoto interno en el Gobierno, el ministro de Economía, Martín Guzmán, reivindicó el entendimiento.
“Lo que ocurrió es que se terminó eligiendo entre la alternativa de un acuerdo sobre pilares que son razonables, en un contexto en el cual nadie en nuestra fuerza política puede estar alegre con tener al Fondo Monetario Internacional en la Argentina, pero es una realidad”, dijo el funcionario, en una entrevista que concedió a LA NACION y Télam en un salón del histórico hotel Metropol de Moscú.
Guzmán se mostró confiado en el preacuerdo sellado con el FMI, que para él evitó “un golpe al proceso de recuperación económica” que vive la Argentina y dio algunas precisiones sobre el mismo, en cuanto a gasto, impuestos, subsidios e inflación.
Ante preguntas sobre la crisis política interna que, al mismo tiempo, el acuerdo hizo detonar en el Gobierno -con Máximo Kirchner que pateó el tablero-, consciente de la alta sensibilidad del tema, prefirió eludirlo y responder en forma respetuosa y diplomática. “Las decisiones de los líderes del Frente de Todos son decisiones de los líderes del Frente de Todos. A mí lo que me toca es gestionar la política económica”, aseguró.
El titular de la cartera económica habló así en una entrevista de 25 minutos que concedió al final de una jornada intensa de trabajo, en la que se reunió con su par ruso, Anton Siluanov, en la sede del Ministerio de Economía, por la mañana y por la tarde tuvo una serie de importantes reuniones con grupos de empresarios privados en el salón Checov del Hotel Metropol, motivo por el cual se quedó en Moscú y no siguió la gira del Presidente a China. El ministro, que no hizo anuncios de algún tipo de financiamiento, pero se mostró optimista en cuanto a futuras inversiones privadas rusas, regresará mañana a Buenos Aires.
-Hoy estuvo con su par ruso ¿pudo conseguir financiación de algún tipo, los DEG o algo?
-Sí, por la mañana estuve con Anton Siluanov, con quien nos conocemos de varias reuniones del G-20 y el resto del día tuve una reunión con 15 empresarios de distintos sectores de la economía real y financiera de Rusia, del sector de la energía, dentro del sector tradicional y renovable, de infraestructura, sectores de la industria y del sector financiero. Como en cualquier situación en la cual el comercio entre dos naciones va presentándose, el rol del financiamiento es importante, así que siempre es importante complementar la parte real con la parte financiera para que en el caso que haya posibilidades de aumentar el comercio bilateral haya posibilidades de financiamiento para ello. Así que también estuvimos hablando de esos temas.
-¿Algo concreto se consiguió? ¿Tenemos anuncios?
-No, eso se trabaja.. Una de las reuniones que tuve por ejemplo es con el director del Exim Bank, que es para que cuando un país importa o exporta haya financiamiento para las importaciones o exportaciones. Es muy importante complementar todo el diálogo de la economía real con su contraparte financiera, que es quienes proveen financiamiento para todas las exportaciones. Esto es una agenda que se va construyendo, en donde las oportunidades se dan entre sector privado y sector privado, porque el Estado juega un rol coordinador para facilitar las oportunidades de inversión en el sector privado. Y en este marco en diciembre pasado fueron a la Argentina empresarios rusos y forma parte de una agenda multilateral: a cada país al que vamos, buscamos las oportunidades para potenciar el desarrollo del sector privado argentino.
-Y las versiones sobre una cesión de los DEG?
-Supongo que habla de que el Fondo hizo una asignación de 650.000 millones de dólares de DEG y de esa asignación hay países que los van a estar reciclando y ya se anunció que se va a crear una nueva línea de crédito, en el contexto del multilateralismo, para permitir canalizar parte de esos DEG hacia una nueva facilidad. Y esa facilidad que convierta en la línea de capital préstamos nuevos para afrontar las necesidades que se enfrentan en este pedazo de siglo XXI. Este es un ejercicio multilateral que se viene hablando. La Argentina no es una aportante, es un potencial receptor y ya se acordó que este fondo no tenga solamente como países elegibles a los de ingresos bajos, sino los de ingresos medios.
-¿Qué hubiera pasado exactamente si no teníamos el acuerdo con el Fondo? ¿Cuáles eran las consecuencias concretas de no haber llegado a este acuerdo y cuáles eran las alternativas?
-En 2018 y 2019, se desembolsaron 44.500 millones de dólares del crédito del programa stand by. La gran concentración de vencimientos de esa deuda, se da entre 2022 y 2023: 19.000 millones de dólares en 2022 y 20.000 millones de dólares de capital e intereses en 2023. Argentina directamente no tiene esos dólares para pagar. Si quisiéramos forzar a algo que, además, no se puede, amortizar parte de esas deudas en los próximos dos años implicaría que el país tenga menos disponibilidad de dólares. Cuando hay menos dólares, hay menos actividad económica, hay menos empleo y hay más inflación. Si no se hubiese avanzado en la línea de un acuerdo, el país hubiese entrado en una situación de impago, también habría habido menos dólares que los que hay en el caso de un acuerdo con las bases a las que se alcanzaban. Porque habría menos financiamiento por parte de los bancos multilaterales de desarrollo que hoy nos prestan y también, menos financiamiento por parte de los acreedores bilaterales. Además, posiblemente habría salida de dólares de la Argentina. Es decir que, al haber menos dólares, también habría menos actividad, menos empleo y más problemas inflacionarios. Hubiese sido un golpe al proceso de recuperación económica que la Argentina está transitando. Siempre hay que comparar entre alternativas. Si la alternativa hubiera sido un acuerdo de un fuerte ajuste fiscal que hubiese implicado descarrillar a la recuperación económica que la Argentina está viviendo, eso hubiese implicado tener que comparar dos cuestiones muy diferentes que aquellas que se delinearon comparando. Lo que ocurrió es que terminó eligiendo entre la alternativa de un acuerdo sobre pilares que son razonables, en un contexto en el cual nadie en nuestra fuerza política puede estar alegre con tener al Fondo Monetario Internacional en la Argentina, pero es una realidad. Es una realidad porque lo trajo el gobierno anterior y está toda esta deuda. Y se comparó entre esa alternativa y la alternativa de no acuerdo y como no hay capacidad de pago, entrar en situación de impago. Y entre esas dos alternativas consideramos que la primera era claramente la más razonable y constituía un paso adelante, en lugar de dar un paso hacia lo desconocido que generaba incertidumbre adicional.
-¿En las negociaciones con el Fondo cuáles fueron los puntos más conflictivos? ¿Dónde estaban la Argentina y el Fondo al empezar la negociación y dónde terminaron?
-Hubo un proceso de negociaciones que fue bien complejo en un escenario geopolítico complejo, en donde en un momento y coincide cuando yo hablé con los gobernadores y gobernadoras del país, que el Fondo tenía como esquema factible para avanzar en un programa un sendero fiscal que, desde nuestro punto de vista, hubiese desestabilizado a la recuperación económica, que incluía una política contractiva del gasto real. El día 7 de enero de este año, se le dio mandato a la negociadora del FMI para iniciar un período final bajo el cual se pudiesen terminar de anunciar los parámetros. En ese período, entre el día 7 de enero y el día 27 o 28 de enero porque eran pasadas las 12 de la noche, hubo una serie de movimientos, en, sobre todo, los parámetros fiscales. Y entonces se llegó a un punto en el cual para poder llegar a un acuerdo sobre un programa, las bases eran tales que, desde nuestro punto de vista, permite que la Argentina siga en la senda de la recuperación, con el Estado no teniendo un rol contractivo, sino, al contrario, teniendo un rol de política fiscal moderadamente expansivo y una asignación de los recursos del Estado que implica invertir sustancialmente más en capital público, el gasto de capital pasa en el escenario de base de 1,4% del producto en el 2021 a 2,2% del producto, como base, en el 2022 y si llegase a haber financiamiento adicional por parte de organismos multilaterales podría ser aún mayor y al mismo tiempo el país va a tener más recursos para ir desarrollando la ciencia y la tecnología y por lo tanto, tener un país con más capacidad de generar conocimiento y aplicar ese conocimiento a la producción. Entre esas dos alternativas, era muy claro para nosotros que ir por la línea del acuerdo era lo más sano para la Argentina.
Nadie en nuestra fuerza política puede estar alegre con tener al Fondo Monetario Internacional en la Argentina, pero es una realidad
-¿Hay plazos para la carta de intención?
-Dijimos desde el día del anuncio, más o menos, alrededor de cuatro semanas y estamos trabajando en ello. No es sólo ese documento.
-Ayer la titular del Fondo, Kristalina Georgieva habló sobre los puntos que ahora para ella son centrales en la discusión de la letra chica del acuerdo y mencionó gasto, impuestos y subsidios. ¿Cuál va a ser la estrategia en cada uno de ellos?
-Lo que se busca es reducir el déficit fiscal sin una contracción del gasto real. Por el contrario, el gasto tiene una moderada expansión. Esto ya ocurrió en el 2021, año en el cual se experimentó una muy fuerte reducción del déficit fiscal primario de 3,5 puntos del producto, al mismo tiempo que el Estado tuvo un rol expansivo y contra cíclico que apuntaló a la recuperación económica y que conllevó una expansión del gasto real. Es decir, lo que ocurrió en el año 2021 es una muestra de que se puede.
-¿Y sobre el tema impuestos?
-En este acuerdo sobre políticas económicas el componente que refiere a lo impositivo no tiene que ver con medidas de política tributaria per se, sino medidas de administración tributaria. Nosotros ya hemos avanzado a partir de la ley de solidaridad social y reactivación productiva, en un conjunto de medidas de política tributaria que han fortalecido la recaudación con un criterio de progresividad y de esa forma se ha contribuido a un ambiente más robusto para la economía. Lo que ahora buscamos hacer es fortalecer la administración tributaria atacando los problemas de evasión en los segmentos en donde ello existe, de modo de proteger a los contribuyentes que sí cumplen con sus obligaciones impositivas.
-¿Cómo ve la discusión por los subsidios energéticos?
-Lo que se busca es avanzar en una reducción del monto de subsidios en relación al producto, apuntando a un objetivo de 1,7 del producto para la parte de subsidios energéticos para el año 2022. Y se lo busca hacer conjugando la actualización ya publicada con la segmentación de los subsidios, que es justamente una forma de subsidiar a los usuarios que están en una situación de mayor vulnerabilidad. Y se ha venido trabajando de una forma muy metódica y programada en un plan para ir gradualmente pudiendo focalizar de una forma más efectiva los subsidios al consumo de energía. Y por otra parte se da que hoy tenemos un plan gas vigente que recompensa a la producción en un valor significativamente menor que el que establecía la resolución 46 que estuvo vigente hasta el 31-12-2021. Y esa reducción en el mundo de los subsidios energéticos es lo que nos permite, en parte, expandir otros rubros del gasto y la inversión pública que son fundamentales para el gasto y el desarrollo económico y social de la Argentina, como por ejemplo lo es la infraestructura pública o como lo es la ciencia y la tecnología. Lo que estamos haciendo es reasignar los gastos y en el agregado hay una política fiscal moderadamente expansiva con una reasignación que permite que el país vaya pudiendo tener más riqueza en aquello que nos permite construir una ventaja comparativa dinámica y de mayor capacidad productiva en el tiempo.
-Georgieva advirtió su preocupación por la alta inflación. De eso no se dijo nada en el acuerdo. ¿Qué inflación prevé?
-Sí se dice en el acuerdo, yo lo expliqué cuando anunciamos en qué temas de políticas económicas estábamos de acuerdo. Hemos planteado y ha habido acuerdo con el FMI en que la inflación es un fenómeno que tiene múltiples causas y que hay que abordar con un enfoque integral, que ataca a todas esas causas. Nosotros tenemos cuatro componentes para atacar el fenómeno inflacionario: el primero apunta a mejorar la oferta de productos transables de nuestra economía, es decir, mejorar la capacidad productiva en los sectores que pueden generar divisas, para, de esa forma, tener una situación de mayor estabilidad en el frente de la balanza de pagos y en el frente cambiario. Y eso es fundamental para poder crecer sostenidamente sin tener disrupciones en el tipo de cambio que contribuyan a la inflación. En segundo lugar, mejorar el perfil de financiamiento de la política pública, dependiendo menos de la emisión monetaria. Por eso es importante ir fortaleciendo al mercado de capitales doméstico. El esquema macroeconómico que hemos presentado es uno que le permite a la Argentina, desde nuestro punto de vista, continuar con la recuperación y, al mismo tiempo que se va gradualmente fortaleciendo el crédito y se va construyendo un camino para fortalecer la moneda. En tercer lugar, una política monetaria que premie con rendimientos reales positivos a los activos denominados en pesos, para fortalecer la demanda de esos activos y que esos pesos tengan menos chances de ir a demanda por divisas. Y de esa manera también fortalecer a la estrategia cambiaria.
-¿Eso implica la suba de las tasas de interés?
-Eso implica tener una estructura de tasas de interés reales, donde los movimientos sean positivos y esto es importante tanto para los instrumentos del Tesoro, que tiene rendimientos positivos, como para el plazo fijo, que es un instrumento al cual el público accede de una forma norma. Y en cuarto lugar, el rol que el Estado juega para contribuir a un anclaje de expectativas y facilitar la coordinación entre los distintos sectores de la economía que toman decisiones de precios. Una economía que ha venido transitando por décadas y con excepción en algún momento, que no se pudo sostener por problemas internacionales, es una economía en la cual hay un acostumbramiento a vivir en un entorno en el que la inflación tiene persistencia. Y es muy importante poder ir anclando expectativas de modo de que, lo macroeconómicamente es factible, se haga realidad. Y en ese sentido, las políticas de precios e ingresos tienen un rol muy importante. Es por eso que el esquema de acuerdo de precios que alcanzó la secretaría de Comercio el día 7 de enero contribuye a un proceso de anclaje de las expectativas y está incluido en el diseño del acuerdo de políticas económicas con el FMI.
-¿Hay una cifra de inflación?
-Sólo digo que apuntamos a que haya una reducción gradual, ya vamos a trabajar en eso.
-¿Cristina formó parte de la decisión final de cerrar un entendimiento antes del vencimiento del último viernes?
-El Frente de Todos es una coalición que tiene distintos líderes. Todos han venido trabajando con mucha fuerza. El presidente de la Nación hizo el anuncio el viernes pasado y en su momento el Congreso tendrá la posibilidad de definir, sobre la base de una ley que hoy es ley porque nosotros, en el año 2020 la elevamos al Congreso de la Nación para generar un cambio estructural en la Argentina sobre cómo deben adoptarse las políticas de estabilización que tienen consecuencias duraderas en el tiempo. Y evitar que en el futuro vuelva a pasar lo que pasó en el 2018, que es que un gobierno de turno, sin involucrarse de lleno en un debate con la sociedad sobre algo que tiene consecuencias para generaciones, avanza y le genera muchísimo daño, que dura por mucho tiempo para la Argentina. De hecho este es un proyecto de ley que en el año 2016 cuando tuve la oportunidad de dar testimonio en el Congreso de la Nación, cuando la Argentina estaba por finalizar un acuerdo con los fondos buitre, que yo mismo planteé en el 2016 y no se pudo llevar adelante. Lamentablemente luego ocurrió lo que todos conocemos: el endeudamiento brutal de 100.000 millones de dólares, de una parte nominada en moneda extranjera, con los bonistas, y luego con el FMI y se la dejó a Argentina en una situación de altísima vulnerabilidad. Lo que ahora estamos haciendo es ir resolviendo, paso por paso, esos problemas.
-¿Pero la respuesta es sí, o no a la pregunta de si Cristina formó parte de la decisión final?
-La respuesta es que el Congreso tendrá la oportunidad de tener su palabra. Nosotros, como funcionarios, no somos quienes para hablar sobre la posición de los líderes de la coalición. Lo respetuoso es que cada líder se exprese sobre las cuestiones que se quiera expresar en el momento que quieran. La realidad es que el Congreso de la Nación tendrá su oportunidad para tratar esta situación.
-Vuelvo a la parte de la interna política. Máximo se quejó de no estar informado de las conversaciones. ¿Fue así? ¿Qué opina de su salida de la jefatura del bloque?
-Como dije recién, las decisiones de los líderes del Frente de Todos son decisiones de los líderes del Frente de Todos. A mí lo que me toca es gestionar la política económica.
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