En el hall de entrada al departamento de Marisa Herrera, con vista a la avenida Figueroa Alcorta, un juego típico del Italpark se exhibe bajo un cubo de acrílico. Es una obra del artista Dino Bruzzone. Frente a ella, varias sogas con bolas de vidrio simulan una lluvia por el hueco de la escalera. La abogada de 45 años cuenta que, su marido, el también abogado José Cárdenas, sumó esa obra a su colección en la última edición de ArteBa. Las obras que se replican por la casa pasan tan poco inadvertidas como su anfitriona, una letrada progresista y feminista que impulsó grandes reformas en el Derecho de Familia, su especialidad.
Los anteojos de diseño y de colores estridentes son su marca distintiva. Lleva una camisa de seda azul, un choker negro de cuero con tachas, aros con forma de estrella, una uña de cada color y anteojos negros de diseño. En Marisa no hay nada librado al azar. Es apasionada y meticulosa.
Se describe como una persona ecléctica; súper estudiosa y muy segura de sí misma. Su hermana es la célebre bailarina Paloma Herrera. Dice que, en parte, eso la llevó a no simpatizar con los egos y los individualismos. Afirma que es políticamente incorrecta, autoexigente, de gran sensibilidad social y "nacional y popular". Dice que le fascina hablar con la gente de los barrios involucrándose en distintas causas sociales. Y aunque no se identifica con la mayoría de sus vecinos, vive en uno de los barrios más exclusivos de la Ciudad: el aristocrático Palermo Chico.
Allí, su escritorio está decorado con una letra K y un pingüino que hace juego con varias mamushkas políticas: una que emula a Cristina Kirchner, otra a Eva Perón. También están Néstor Kirchner, Raúl Alfonsín y Hugo Chávez. Sobresalen además dos portarretratos: en uno la cara de Evita se parece a la de David Bowie, en otro a un cantante de Kiss. A los costados, estanterías larguísimas desbordan de libros jurídicos y confiesa que ya no sabe dónde ponerlos.
"Como no tuve una formación religiosa creo que tengo una sola vida, entonces, siempre digo: ‘En esta vida, todo’", expresa. Subdirectora y profesora de la especialización en Derecho de Familia de la UBA, trabajó en la reforma del nuevo Código Civil y Comercial de la Nación junto a personalidades como el presidente de la Corte Ricardo Lorenzetti. Es investigadora del Conicet, se define como "kirchnerista" -aunque dice que acompaña a todas las agrupaciones políticas- , y es madre de dos adolescentes. Está postulada junto a otros 68 colegas para ser defensora del niño y, además, el año pasado se candidateó como diputada suplente por Unidad Ciudadana en las elecciones legislativas, pero no entró.
Ahora, sigue asesorando al diputado Daniel Filmus en la cámara baja. Durante las reuniones de Comisión por el debate sobre el aborto la abogada presentó junto al diputado un proyecto de ley con varias modificaciones al original. Ese trabajo tuvo buena recepción en el proyecto que fue aprobado por Diputados. La semana pasada, disertó en la última jornada de debate en el plenario de comisiones del Senado, y en junio lideró junto a una Red de Profesoras de la Facultad de Derecho de la UBA un pañuelazo a favor del aborto. Tanto en su disertación del martes pasado como en la vigilia por la aprobación del proyecto de ley en mayo, la abogada vistió de verde de pies a cabeza.
La que sí que no se sabía qué iba a votar hasta el final era Marisa Herrera pic.twitter.com/islhJABLo9&— tora (@lulens) 14 de junio de 2018
Aunque de impronta intelectual, Marisa no esquiva ningún tema. Discute con la misma pasión tanto de derecho como de política o diseño de moda, viajes al exterior y series de Netflix, tópicos que también forman parte de su cotidianidad. "La gente me ve vestida de una manera y cree que soy de una manera y yo soy lo opuesto. Siempre se tiende a encasillar, entonces está eso de: ‘esta debe ser una hueca’. Hay prejuicios de clase todavía. Conmigo la gente, en un punto, se sorprende", dice.
-También por vivir en este barrio…
-A full. En este barrio todos los porteros están conmigo, y hasta ahí llegué, a lo mejor, algún que otro vecino...
-Pero, por lo general, no te identificás ideológicamente con tus vecinos
-No, no, para nada. De hecho, por ejemplo, yo he tenido problemas cuando vivía en otro edificio, donde vivía también [el empresario de medios de comunicación] Vicente Massot, el que era el dueño de Nueva Provincia, el diario de Bahía Blanca. Un día el portero me dice: ‘mire, dice el señor Massot que por favor las empleadas domésticas no utilicen el ascensor principal’. Le dije: ‘Dígale al señor Massot que me venga a ver, que me toque el timbre, pero que sepa que yo lo voy a denunciar ante el INADI’. El tipo nunca me vino a hablar. De ninguna manera voy a hacer esas cosas, he tenido enfrentamientos como muy fuertes. No me hablo con la vecina del piso de abajo porque echó al sereno del edificio diciéndole: ‘paraguayo de mierda’ (sic). A partir de ahí le hice la cruz.
-¿No te sentirías quizás más cómoda en otro barrio?
-A ver, lo que pasa es que también es cierto que yo nací en Billinghurst y Libertador. O sea, yo vengo de una familia donde mi papá es marxista, algo demodé, que ahora ya no existe. Cuando éramos chicas nos dijo a mi hermana y a mí: ‘Ustedes, chicas, siempre van a tener una contradicción enorme, entre donde viven y lo que piensan’. Entonces claro, yo fui a colegio público toda la vida, primario público, secundario público, universidad pública. Soy pública, pública. Y la verdad que yo le agradezco mucho a mi papá porque él es un tipazo, pero claro, un abogado que no defiende multinacionales, siempre con el trabajador, entonces no tiene un mango, pero es de esos tipos que son leales, contentos, coherentes.
A Marisa la carrera de abogacía le pareció aburrida, que no profundizaba en nada y que era muy general. Pero se dio cuenta de que era una profesión que le iba a permitir hacer muchas cosas cuando se recibiera. Una carrera comodín. Lo que pocos saben es que Marisa dejó Derecho unos meses y se puso a estudiar producción de cine, lo que finalmente hizo durante dos años en paralelo a Derecho. "Por eso soy diploma de honor y no medalla de honor [en Derecho], porque para ser medalla de honor tenes que terminar la carrera en los años exactos que dice el programa". Dice que en el cine experimentó lo que es el trabajo en equipo y que tenía más relación con los técnicos que con los actores. "Mi hermana es Paloma Herrera. Entonces siempre esa cosa como de los egos me generó como mucha… Para mí si un actor necesitaba algo, pero un electricista estaba mal, yo iba con el electricista. No tenía esa cosa de la jerarquía. Me adoraban más los laburantes que los propios actores entonces también era raro...".
La vida del cine le pareció demasiado under. Horarios nocturnos, rodajes interminables. Decidió volver a la abogacía y recibirse.
¿Por qué te especializaste en Derecho de Familia?
-Me encantaban los temas que tuvieran que ver con Derecho de Familia. Siempre dicen que uno repara en los conflictos que uno tiene desde otro lugar. Yo, por mi historia familiar, mi hermana se fue [a vivir al exterior] desde muy chica, mis viejos viajaban mucho, estaba mucho tiempo sola. Mis amigas vinieron un poco a cubrir todo eso.
Hace dos años que las hermanas Herrera no se hablan. "Porque siempre, viste, son personalidades… Bueno, uno tampoco es fácil, pero, que han tenido vidas muy solitarias. Yo no tuve prácticamente vínculo; ella se fue a los 14 años a vivir a Estados Unidos durante 25 años y, como contracara, yo soy súper amiguera. Tengo amigas que son como hermanas para mí, especialmente dos. Creo que pude suplir agujeros o falencias desde otro lugar con las amistades".
"Hagan de su vida lo que quieran, pero lo que hagan, háganlo perfecto"
Otra de las lecciones que Marisa recibió de su padre fue la que le dio cuando tenía 8 años, y su hermana, 10. "Nos sentó y nos dijo: ‘Chicas: ustedes hagan de su vida lo que quieran, pero lo que hagan, háganlo perfecto’. Un horror. Porque es como un mandato muy fuerte. Encima Paloma era brillante desde los 7; yo estaba buscando una vocación que no tenía. Empezaba piano, era un desastre, empezaba otra cosa, era una madera. Tenía que buscar algo y en realidad después me di cuenta de que esa búsqueda era un poco una búsqueda desesperada ficticia y que tampoco me hacía bien. Decí que tengo años de terapia…", explica.
Al Conicet ingresó por el impulso de la abogada Cecilia Grosman. Dice que allí sufrió algunos destratos por parte de compañeros que no valoraban su trabajo. "Vos, Marisa, deberías irte del Conicet, porque el Conicet es un lugar para investigadores de élite, para intelectuales". A la ofensiva, la abogada respondió: "Mirá, a mí me encanta que haya personas como vos, que publican papers en inglés en Oslo o en revistas afuera, ¿pero sabés qué? Yo como investigadora hice el matrimonio igualitario, estuve con identidad de género, técnicas de reproducción asistida, Código Civil y ahora con el aborto. Me parece que algo de transformación hago ¿no?".
A propósito del debate sobre la ley del aborto -por la que tanto viene luchando- dice que se arrepiente de no haber aclarado en el artículo 19 del Código Civil, que se sancionó en 2014, a partir de qué momento se considera que se es persona. "Ahí claramente lo hubiera aclarado porque no terminas diciendo nada, hablás de concepción y la pregunta es qué se entiende por concepción. Tendría que decir: ‘como dice el fallo Artavia Murillo que dice que es a partir de cuando está transferido el embrión’. Creo que ahí hubiera mejorado esa redacción". Agrega que la construcción en clandestinidad siempre empeora todo.
"Ricardo, 'Helen' Highton y Aída" son los jueces de la Corte Suprema de Justicia Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco, y la exjueza de la Suprema Corte de Mendoza Aída Kemelmajer de Carlucci. Marisa cuenta que fueron ellos quienes se dividieron internamente la coordinación de los temas para crear el nuevo Código Civil. Kemelmajer es experta en Familia y con quien más trabajó para la reforma. Con Lorenzetti confiesa que hace mucho que no se habla, que está distanciada, pero al opinar sobre él, tras pensarlo por unos segundos, dice que lo considera inteligente y hábil.
"Es un hábil político, claramente es un animal político, un tipo muy hábil, que ha sabido acomodarse a todos los vientos. Yo no creo en eso de que el Poder Judicial es apolítico. La Corte Suprema es un organismo político. Es un tipo inteligente; él valora mi laburo, estoy convencida. Valora a la gente inteligente. Él sabe que yo al Código le he puesto cabeza y cuerpo y lo valora muchísimo pero estoy como distanciada, porque yo creo que ha tomado algunas decisiones que no comparto, creo que la Justicia tiene una gran deuda con la sociedad y él no pudo nunca y creo que jamás le interesó de manera real ni genuina hacer una Justicia diferente en serio. Sigue siendo una Justicia elitista, una Justicia donde el cargo, el poder y la fuerza están puestos en otro lado. Por ejemplo, ¡no pagan ganancias! ¿Cuál es el fundamento? Y él tampoco hizo mucho…".
-¿Lo creés un tipo honesto?
-No lo conozco para decir eso. Yo pongo las manos en el fuego, hoy, por pocas personas...
Cuenta que una de ellas es el juez de primera instancia en lo Civil Gustavo Caramelo, a quien define como un "excelente juez, súper comprometido, un tipazo". Otra, Kemelmajer de Carlucci: "Una mina con una capacidad de laburo increíble y con quien somos la mejor síntesis de la pluralidad. Es mi gran amiga gorilona. La adoro. Ambas supimos respetarnos mutuamente".
-¿Y por Cristina Kirchner (pondrías las manos en el fuego)?
-Y por Cristina… (piensa) pasa que poner las manos en el fuego es por alguien a quien conoces mucho, y es difícil porque yo a ella no la conozco. Yo sí le debo a Néstor y a Cristina mi pasión por la política como la única herramienta de transformación en serio.
Sobre la corrupción K la abogada opina que en el kirchnerismo hubo tantos casos de corrupción como los que aparecerán en unos años del Gobierno de Cambiemos. "Antes el Estado estaba por un lado y los empresarios por otro. Ahora son arte y parte", dice.
"La Presidenta quiere verla"
Fue durante un Congreso en el Calafate. Marisa lo llamó a su marido asustada, pensaba que no estaba a la altura de los otros oradores. "Yo no sé qué hago acá", le dijo. Cárdenas, le respondió: "Bueno, Marisa, ya estás allá, es un papelón que te vuelvas, andá y da tu charla". Su disertación sobre el sistema de protección integral de los niños, niñas y adolescentes fue un éxito.
Estaba mirando la muestra de fotografía que se exhibía allí cuando se acercó un hombre que le dijo: "¿Doctora Marisa Herrera? La Presidenta quiere verla". La charla entre ambas giró en torno a Paloma, a quien Cristina había querido ir a ver en un viaje a Nueva York. "Cristina es una mina que te genera una cosa extrañísima, me pasó lo mismo con Evo Morales y con la presidenta de la cámara de Diputados de Evo, una mina que es genial, Gabriela Montaño. Hay personas que son especiales, que tienen un don, una forma de transmitir… Yo valoro de Cristina que tiene una inteligencia que es envidiable, una capacidad de oratoria increíble", opina.
También opina todo lo contrario de funcionarios de Cambiemos y de asesores de los mismos. "Te pasa como cuando escuchás a Michetti las cosas que dice, que vos decís ¡es una vergüenza! ¿cómo alguien puede decir eso? Y eso te lo puedo decir de Michetti como de [Federico] Pinedo como de [Luis] Caputo o [Marcos] Peña. Yo sigo valorando mucho la inteligencia, ir a lo profundo".
En cuanto a Mauricio Macri, dice: "No logro tenerle bronca porque me parece que es un tipo que no le da… es un empresario, es el nene bien". Luego explica algo que, en su momento dijo Cristina, y que ella adoptó: que Macri nunca entendería lo que es vivir en la pobreza como para apiadarse de ella, porque nunca pasó por eso y no sabe lo que es.
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