Mario Poli, un pastor valorado por los sacerdotes, con flaquezas en el manejo administrativo
El arzobispo de Buenos Aires llevará mañana al papa Francisco argumentos para mostrar que las fuertes observaciones de la auditoría de la Santa Sede comenzaron a ser corregidas
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El manejo administrativo y el apego estricto a las normas de procedimientos y transparencia en una arquidiócesis compleja, que el papa Francisco conoce como nadie, no constituyen el fuerte del arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Aurelio Poli. Su antecesor, Jorge Bergoglio, lo sabe y tal vez por eso mismo la auditoría del Vaticano consideró más necesario transmitir su preocupación por la ausencia de organismos internos de control en la administración de la principal jurisdicción eclesiástica del país.
Poli será recibido este jueves por Francisco en la residencia Santa Marta, en Roma, en medio del fuerte impacto que causó la difusión de la auditoría de la Santa Sede. El cardenal cumplirá 75 años en noviembre, instancia en la que deberá presentar su renuncia por razones de edad. Pero se estima que el diálogo tendrá como eje prioritario qué argumentos llevará el arzobispo para garantizar que los problemas señalados en la auditoría están en vías de corregirse.
Reconocido por los sacerdotes por su condición de pastor, Poli acompañó durante seis años como obispo auxiliar al arzobispo Bergoglio. Conserva, como él, los gestos de austeridad y sencillez, pero no cultiva una presencia fuerte en el terreno político. Ni en las sombras, como lo hacía Bergoglio, que recibía a dirigentes de todos los sectores, fuera de los reflectores; ni en el escenario público, como eventualmente aparecía en los años 90 el cardenal Antonio Quarracino, cuya gestión mostró desprolijidades administrativas, recuerdan hoy en la Iglesia.
La Congregación para el Clero, el organismo del Vaticano que envió una “misión de estudio” a Buenos Aires, se encarga específicamente de revisar si las diócesis y las instituciones pontificias cumplen los procedimientos establecidos para garantizar la transparencia de los actos y de las decisiones de los obispos.
“Lo primero que ven es si se cumplen esos procedimientos y después analizan si hubo errores o fraudes. En una época en la que todas las organizaciones del mundo desarrollan protocolos y mecanismos de compliance, para garantizar la transparencia, es absurdo que en la arquidiócesis de Buenos Aires no funcionaran el Consejo de Asuntos Económicos y el Colegio de Consultores, como observó el informe”, evaluó una fuente eclesiástica.
Distante de los escenarios en los que se tejen las disputas por el poder, las intervenciones más políticas del cardenal Poli se ajustan a las apariciones que surgen de los actos institucionales, como el tedeum. También le esquiva al protagonismo en la propia Iglesia. En noviembre de 2017, cuando su condición de cardenal primado lo ubicaba como seguro presidente del Episcopado –fue el más elegido por los obispos en la primera votación–, Poli pidió por favor que no lo votaran y permaneció, más cómodo, en un segundo plano, como vicepresidente, acompañando la gestión de Oscar Ojea.
Vínculos con el clero
Nacido en Buenos Aires el 29 de noviembre de 1947, ingresó al seminario en 1969 y fue ordenado sacerdote en 1978. Es doctor en Teología y previamente egresó de la Universidad de Buenos Aires como licenciado en Servicio Social. En 2002 fue designado obispo auxiliar de Buenos Aires, destinado a la Vicaría de Flores, y en 2008 fue nombrado obispo de Santa Rosa, una diócesis apropiada para su bajo perfil. De allí surgió a la notoriedad cuando Francisco, en una de sus primeras designaciones, lo nombró arzobispo de Buenos Aires.
Durante la pandemia, la Iglesia dejó de percibir muchas donaciones de fieles e instituciones, que redujeron los ingresos de las parroquias y del arzobispado, con los que se sostienen muchas obras pastorales y asistenciales. Varias iglesias, incluso, cerraron sus puertas y algunas voces eclesiásticas reconocen que Poli mantuvo abiertos los santuarios y no se dejó de pagar los sueldos a los empleados de las parroquias. Otros advierten, justamente, que no se entiende cómo en esa emergencia no se encontraban activos los organismos internos de control, como el Consejo de Asuntos Económicos, que debe velar por la correcta administración de los bienes de la Iglesia, al igual que el Colegio de Consultores.
En las últimas horas, más de 250 sacerdotes de la arquidiócesis porteña le hicieron llegar al cardenal primado una carta en la que le expresan su cercanía y afecto “ante algunas noticias que ponen en duda tu corazón de pastor y tu honestidad”.
“Los sacerdotes de Buenos Aires te conocemos desde siempre, como hermano, formador en el seminario y como obispo y pastor. Somos testigos de tu honestidad e integridad moral, como de tu humildad, sencillez y austeridad de vida”, explican en la carta pública.
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