Mariano Cabral, el silencioso secretario de Cristina que toca cumbia y no le atiende el teléfono a Alberto
Es una de las personas de mayor confianza de la vicepresidenta; la acompaña a todos lados desde 2014; tuvo un fuerte crecimiento patrimonial desde entonces
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Va para una década que Mariano Ramiro Cabral es una de las personas más cercanas a Cristina Kirchner, tiempo en el que este joven abogado neuquino se convirtió en algo más que un secretario privado. Tanto, que la vicepresidenta se encargó de que “Marianito” se mantuviera a su lado incluso entre 2015 y 2017, los años que estuvo en el llano político.
Esa lealtad se vio recompensada hace poco mas de dos años atrás con un cargo de funcionario en el Senado, honor que ninguno de sus secretarios privados alcanzó en los más de 20 años de permanencia que Cristina Kirchner lleva en la cima del poder político nacional.
Desde el 10 de diciembre de 2019, cuando la vicepresidenta asumió al frente del Senado, Cabral es prosecretario Administrativo de la Cámara alta. Por ese cargo cobra algo más de $520.000 por mes, cifra equivalente al 90% de los que reciben los senadores sumando dieta y gastos de representación.
Tan solo este dato demuestra que Cabral es mucho más que un secretario privado o la persona a la que recurrió Alberto Fernández para tratar de hacerle llegar su solidaridad por el ataque a su despacho cuando la vicepresidenta no respondía los mensajes que el jefe del Estado le había enviado a su teléfono celular. Tampoco Cabral dio señales de vida en ese momento, demostrando que es un incondicional probado.
De bajísimo perfil, Cabral no pertenece a ninguna de las tribus kirchneristas. No es de La Cámpora, ni del Instituto Patria ni tampoco un fervoroso militante K. “Marianito”, como le suele decir la vicepresidenta, está al lado de Cristina Kirchner desde marzo de 2014, cuando una de las recurrentes crisis en el entorno presidencial arrastró como un tsunami a Martín Aguirres, uno de los integrantes del plantel de secretarios privados de la entonces jefa del Estado.
Hoy, como prosecretario Administrativo, Cabral tiene a su cargo el área de seguridad del Senado y como subordinado a Héctor Farías Brito, actual director de Seguridad y otro de los secretarios privados de Cristina Kirchner que debió dejar su lugar en la Casa de Gobierno en medio de denuncias por tráfico de influencias.
“Se lo robó a Oscar”, dijo una fuente legislativa para confirmar que Cabral fue un descubrimiento de Oscar Parrilli, quien lo llevó a trabajar con él a la secretaría General de la Presidencia. Esa fue la puerta de entrada de Cabral a la Casa Rosada y al círculo de contacto cotidiano con Cristina Kirchner.
Desde entonces, fue ganando cada vez más terreno en el entorno de la vicepresidenta. No sólo por su disposición a estar a su lado el tiempo que haga falta, sino también por sus aportes intelectuales.
De hecho, un rumor que circula con insistencia cuando se indaga sobre Mariano Cabral es que habría sido una suerte de “ghostwriter” de “Sinceramente”. Los kirchneristas más duros niegan esto, celosos de que alguien pueda dudar de que en las páginas del libro está la pluma de la vicepresidenta. Sin embargo, algunos admiten que muchas de las páginas del texto son resultado del “peloteo de ideas” entre Cristina Kirchner y el joven Cabral.
Según información periodística, el prosecretario Administrativo del Senado ha visto incrementar su patrimonio desde que ingresó a la función pública.
Según la declaración jurada que presentó en 2015, último año de Cristina en el Gobierno, poseía un patrimonio de $2,1 millones, pero también había declarado deudas por $1,1 millones.
Siete años después, en diciembre de 2020, había declarado $7,3 millones, un 65% más que los $4,7 millones que había asegurado poseer apenas once meses antes, en enero de 2020.
El mito que rodea a Cabral habla de que sigue a la vicepresidenta a sol y a sombra. Que fue la última persona en abandonar la Casa Rosada en diciembre de 2015 y que fue el encargado de trasladar a Cristina Kirchner a la casa de su hija Florencia la noche que se convirtió en expresidenta.
Esa lealtad tuvo recompensa. Después de dejar el Gobierno, Cabral fue empleado en el Consejo de la Magistratura. En 2017, con la llegada de Cristina Kirchner como senadora por la minoría de Buenos Aires, fue designado como asesor en su despacho con la máxima categoría salarial (A-1).
Cabral también acompañó a Cristina Kirchner en su viaje a Cuba, cuando su hija estuvo internada en la isla caribeña.
Una de las pocas fotos que se tiene de “Marianito” se lo puede ver saludando al Papa Francisco y a la entonces Presidenta en un clara actitud de estar presentándole su secretario privado al líder de la Iglesia Católica.
En los pocos ratos libres que le deja la agenda de la vicepresidenta, Cabral despunta el vicio de la música. Es baterista en una banda de cumbia que se llama “Los Carniceros del Amor”.
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