María Soledad Morales, a 30 años. Martha Pelloni: “El encubrimiento era no solo de la policía, sino del gobierno”
La monja Martha Pelloni es una máquina imparable. Hace 30 años, motorizó las protestas sociales de reclamo de Justicia para esclarecer el crimen de María Soledad Moralesenfrentándose al poder político e incluso religioso de la provincia. Hoy, al filo de los 80 años, sigue desafiando, buscando frenar los femicidios y las agresiones contra las mujeres con su Red Infancia Robada, con sedes en todo el país, para visibilizar y esclarecer estos crímenes.
La red atiende a víctimas de bajos recursos con médicos y psicólogos. Tienen una señal: coloca un banco de plaza rojo donde hubo un ataque. Pondrá uno en la Plaza del Aborigen, de Catamarca, para recordar a María Soledad. Habrá también jornadas por zoom toda la semana con proyección de documentales y jornadas de reflexión de las que participará Ada Morales. Los homenajes culminarán el 10 de septiembre, con una misa en el monolito donde apareció el cadáver de la adolescente.
"Para nosotros no se llamaba femicidio, pero fue el primero visible. Antes no aparecía el tema, pero desde entonces trabajamos con cuanta chica drogaban y mataban en el noroeste. ¡Si habré ido a marchas de chicas en Formosa o en Corrientes, atacadas con la misma metodología... víctimas de los hijos del poder y del dinero!", dice Pelloni.
-¿Qué cambió desde el caso María Soledad?
-Que la droga se instaló en el país. Cuando volví a Catamarca para el 25º aniversario, a la noche nos fuimos a la plaza a un acto y la gente nos saludaba y nos decía: "Catamarca está peor, hermana. Acá ahora entró la droga".
-¿Y eso lo ve generalizado?
-Se multiplicaron los casos por el tema de la droga. En Goya cerramos dos boliches, iban al boliche, drogaban a las chicas y la enfermera del hospital, que era mi amiga, me avisaba. Las chicas no se acordaban cuántos tipos habían pasado por su cuerpo. Y eso antes no lo podían denunciar.
-¿Qué deuda quedó con el caso María Soledad?
-El encubrimiento, donde no hubo castigos. Pero lo rescatable fueron las marchas del silencio. La gente aprendió a salir a la calle, a organizarse, a hacer la denuncia social y con eso no lográbamos la justicia legal pero sí conseguimos la condena social, que siempre se logra. Es un primer paso, no debemos quedarnos ahí.
-¿Por qué marchas del silencio?
-Porque fue un momento de duelo después del entierro de María Soledad. Las alumnas decidieron ir a rezar a la Catedral. Con los centros de estudiantes de otros colegios se habían unido en una radio comunitaria, donde informaban las actividades por la semana del estudiante. Y allí hubo una invitación para acompañar al Colegio del Carmen a rezar a la Catedral. Se fueron sumando grupos y fue conmovedor. Se sumaban en silencio, nadie hablaba. Así fueron una, dos marchas y el periodismo las bautizó "marchas del silencio".
-Era un silencio muy ruidoso…
-Al final siempre había un orador. Al comienzo era yo, pero después otras personas. Allí se hizo visible que el encubrimiento no era solo de la policía o de la justicia, sino del gobierno mismo, el gobierno encubrió. Y aparecieron otras denuncias y problemas todas las semanas. Porque se sumaban más reclamos, problemas de injusticia. La prensa estaba cooptada por el gobierno y no se podía hablar. La prensa local no tomaba las denuncias, recién lo hizo cuando llegó la prensa nacional, ahí logramos todo.
-¿Cree que se hizo justicia en el caso?
-Con lo que apareció como prueba se hizo justicia. Pero hubo otros que participaron del crimen, del entorno político, de la sociedad de Catamarca que no fueron alcanzados. Yo me pregunto por qué no hablaron Tula ni Luque, que eran los condenados. Había muchas cosas de por medio en juego. Y otra cosa es el encubrimiento. Hubo gente que mataron para que no hable como un chofer de colectivo, que vio cómo alteraban la escena y mataron a un colectivero equivocado confundiéndolo.
-¿Cómo está Catamarca hoy, en comparación con hace 30 años?
-Creo que han cambiado las instituciones. Hay cierto reparo porque si el gobierno no es corrupto, no ocurren estas cosas. La exposición social es la que ayuda siempre. Ahora mismo se está dando un caso en Córdoba, con una red de pedofilia en Carlos Paz. Mientras las personas no sean corruptas, la Justicia puede funcionar.
-Pero en Catamarca hubo un cambio de gobierno y algunas prácticas se mantuvieron igual…
-No se trata de los partidos que gobiernan sino de las personas que están al frente. Es una lástima que nuestra política partidaria se haya ensuciado de ese modo.
-¿En lo personal qué le significó el caso?
-Un cambio de vida. Estaba en una escuela, donde me llevó mi vocación por la docencia, donde lo que se hace es formar conciencias para un cambio de paradigma, el derecho a la educación, los derechos humanos y resaltar los valores de la democracia, de la formación ciudadana. Por eso, para que la democracia sea posible es que articulamos estos foros en todo el país. Antes no estaba abocada a esto, pero en mi congregación han aceptado esta nueva misión.
-¿Tuvo problemas con la Iglesia?
-En aquel momento sí, porque no estaba separada del Estado en Catamarca. El cura era el capellán de la Casa de Gobierno. Aguanté hasta que me trasladaron. Mi etapa estaba cumplida.