María Mercedes Morales: flores a la espera de una certeza
María Mercedes Morales viajó a las islas en 1997. Era la primera vez que iba a Darwin. Quería dejar flores en la tumba del soldado Héctor Walter Aguirre, que fue su marido. Como el nombre no estaba en ninguna cruz, preguntó qué hacer y alguien le dijo: "Deje las flores en cualquier tumba", y así lo hizo.
En 2009 viajó Mariana Soledad, su hija. Como sabía que su papá no estaba identificado, fue directamente al cenotafio donde están los nombres de los caídos. Dejó un rosario y empezó a caminar por los pasillos del cementerio, leyendo las placas de granito. "Y en eso encuentro el nombre de mi papá. Me emocioné muchísimo. Estaba en una placa junto a otros tres caídos. No sé cómo llegó su nombre ahí. En ese momento no atiné a pedir explicaciones", relata.
Con el tiempo llegó a la conclusión de que se trataba de una cuestión simbólica, una especie de homenaje. Cuando el año pasado se enteró de que se iban a hacer las exhumaciones por el Plan de Proyecto Humanitario, pensó que alguien la iba a llamar para pedirle muestras de ADN, pero no sucedió.
Después se enteró de que las tumbas identificadas no estaban dentro del plan.
También escuchó que si lo identificaban, lo iban a traer al continente. "Tenía terror de que pasara eso", asegura. "Pero después Alicia (Panero) me explicó todo y junto con la Secretaría de Derechos Humanos de Santiago del Estero me ayudaron para que me hiciera el ADN".
El 1º de junio les realizaron la extracción a ella y su abuela. Están a la espera del resultado.
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