María Eugenia Vidal busca resurgir y vuelve a ser un enigma en el laberinto electoral de Pro
La exgobernadora recompuso su vínculo con el expresidente tras las tensiones por su mudanza a la Capital y se muestra con perfil de presidenciable; sus movimientos desconciertan al larretismo y disparan especulaciones
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“Volvamos a las bases y hagamos un timbreo”, le propuso María Eugenia Vidal a Mauricio Macri. Desde hace semanas, la exgobernadora bonaerense y el expresidente venían conversando la idea de compartir una actividad en el territorio. Lo mantuvieron en reserva durante varios días, para no perder el factor sorpresa. Y, finalmente, caminaron juntos durante la mañana destemplada del miércoles pasado por Tolosa, el barrio donde nació Cristina Kirchner, en La Plata.
Esa foto -a la que se plegaron Cristian Ritondo, rival de Diego Santilli en la estratégica provincia de Buenos Aires, y el intendente local Julio Garro- avivó las especulaciones entre los armadores del proyecto del larretismo, para quienes Vidal vuelve a ser un enigma electoral: ¿quiere realmente ser candidata a presidenta en 2023 o contempla integrar una fórmula? ¿Descartó competir por la Ciudad? A los metódicos de Uspallata no les gustan las sorpresas.
Vidal aspira a ser presidenta, pero, a diferencia de Larreta o Bullrich, no tiene apuro. Es que, en plena etapa de reinvención tras la derrota en Buenos Aires y el retorno a la Capital, los comicios del año próximo no representan para la diputada una meta personal ni una línea de llegada. “No va a correr. Esto no se termina en el 2023: es joven y puede pensar en el 2027″, dice uno de sus interlocutores.
Atenta a la incertidumbre que genera en la sociedad la crisis económica, Vidal optó por reforzar el contacto cara a cara con la gente y recorrer el interior del país con el foco puesto, sobre todo, en las zonas productivas. Está convencida de que, frente a la fragilidad de la economía y la situación social, anticipar la discusión por las candidaturas, cuando falta un año para los comicios, podría aumentar la desconexión entre la opinión pública y la clase dirigente.
Su prioridad, repiten quienes la frecuentan, es que Juntos por el Cambio recupere el poder nacional en 2023 y derrote al kirchnerismo en las urnas. Por eso, contempla desde ser candidata a presidenta o no competir por ningún cargo en las próximas elecciones. “Es difícil saber qué va a pasar. Tiene aspiraciones, pero no pone el carro delante del caballo”, aseguran cerca de Vidal. En su entorno se entusiasman con el feedback de sus giras por distritos del interior donde, dicen, “mide bien” en los sondeos y celebran que ya figure en la grilla de presidenciables de Pro. Por caso, los organizadores del reciente encuentro regional de la Fundación Pensar intentaron incluirla a contrarreloj en el panel de expositores, junto a Macri, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich.
Macri, quien sigue cómodo en el rol de mentor mientras se testea en la calle para una eventual postulación, ya había repartido gestos de apoyo entre los presidenciables de Pro que lucen, cuando asistió a una reunión de gabinete de Larreta y participó de la presentación de equipos de gobierno de Bullrich en el Yacht Club Olivos. Pero le faltaba exhibirse junto a Vidal, otra de sus herederas en Pro y por quien no oculta su “debilidad”. Es más, ya la ubica junto a Larreta y Bullrich entre los dirigentes de Pro con chances de pelear el año próximo por la Casa Rosada. Vidal lo toma como un reconocimiento.
Después de las tensiones por su regreso político a la Capital en las legislativas 2021, una decisión resistida por Macri y estimulada por Larreta, la exgobernadora recompuso su vínculo con el fundador de Pro. Y, mientras el jefe porteño y Bullrich reclutan aliados y arman equipos para la disputa por la candidatura presidencial, Macri y Vidal sintonizan la misma frecuencia. Coinciden en la necesidad de que Pro postergue el debate sobre las candidaturas y Juntos por el Cambio defina el “para qué” quiere volver a gobernar. También concuerdan en que la política debe “cortar sus privilegios y reducir sus costos hasta que duela”. Un mensaje para la “casta”, en pleno auge de las ideas de Javier Milei.
La buena sintonía entre Macri y Vidal despierta especulaciones entre los estrategas de Larreta. El alcalde suele desdramatizar las fricciones internas por el armado de 2023. De hecho, está convencido de que Macri, con quien intercambió mensajes esta semana antes de viajar a España e Israel, no la sube a Vidal a la pelea por la presidencia con ánimos de mover el avispero en Pro, sino que la propia exgobernadora es la que se pone en carrera. Los movimientos de Vidal desconciertan a los laderos del alcalde. “No está armando para ser presidenta”, dicen. Piensan en los recursos y estructura que se necesitan para una campaña presidencial.
Incluso, hay armadores larretistas que sospechan que Vidal apalanca a Ritondo en Buenos Aires, un escollo para Santilli, el candidato a gobernador que bendice Larreta, y se pliega a Macri para presionar al alcalde porteño, quien allanó el terreno a Jorge Macri, al incorporarlo a su Gabinete, para que compita por su sucesión. Con el exintendente de Vicente López perfilado para la Ciudad, Vidal se quedaría sin el camino despejado para heredar el bastión de Pro. Otros feligreses del larretismo le recuerdan a alcalde y a Santilli que el vidalismo debe renovar bancas en Buenos Aires en 2023.
En el entorno de Vidal desestiman esas habladurías: insisten en que su predilección por Ritondo, quien orbita cada vez más cerca de Macri, no es en desmedro de Santilli ni un desafío a Larreta. Es que Ritondo fue su ministro de Seguridad en la provincia y un ladero fiel cuando estuvo en el llano. Ahora, se ocupa de su armado nacional. Y repiten que la diputada no especula con una candidatura y que trabajará para que la Capital siga siendo gobernada por el Pro en 2024. Eso sí, nadie descarta que pueda entrar en la discusión porteña: “Si tiene que ser candidata en la Ciudad, es una definición de Pro”. ¿Un aviso para Jorge Macri?
Allegados a Vidal están convencidos de que pese a las tensiones que provocó el diseño de la campaña porteña, el vínculo con Larreta es “inquebrantable”. De hecho, suelen almorzar cada quince días.
Otros terratenientes leales del jefe porteño se impacientan con la indefinición de Vidal. Y sospechan que se posiciona como eventual postulante a vice de Macri. “No la veo”, dice un dirigente cercano a la exgobernadora. Ella, repiten, no quiere acelerar procesos ni dar definiciones que la condicionen. “Voy a hacer lo que haya que hacer para tener la mejor oferta electoral y ganarle al kirchnerismo”, le escucharon decir durante su reciente visita a Córdoba, donde recorrió empresas y zonas productivas junto a Hernán Lacunza.
Mientras Macri juega al misterio sobre su futuro, Vidal considera que lo ideal sería que el Pro llegara a un acuerdo para presentar al mejor candidato del espacio en cada categoría: presidente y gobernador. Apela a que haya compromiso con el proyecto. “Tiene que ser el mejor postulante no solo para la campaña, sino para el gobierno. Ahora, si hay varios, habrá competencia y la gente elegirá”, dicen sus allegados. ¿Vidal se anotará?
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