Marcos Peña: "La decisión electoral tiene que ver con algo más profundo que la inflación"
"Tranquilidad". El jefe de Gabinete, Marcos Peña , repite esa palabra como un mantra al cierre de otra semana de inquietud en los mercados, con picos de tensión que movieron el riesgo país y el dólar, y reavivaron dudas sobre la salud de la economía argentina .
"Tenemos la tranquilidad de contar con un equipo muy competente en el Banco Central y en Hacienda, con herramientas y capacidad para enfrentar un año de volatilidad", dice Peña en una entrevista con LA NACION en la residencia de Olivos . Niega que se esté configurando otra corrida y, pese a que los primeros números del año dan señales poco alentadoras, habla del principal problema económico del Gobierno, la inflación, con cierto optimismo: "Estamos haciendo lo necesario para que lo más rápido posible haya un alivio para el bolsillo".
Con la campaña que ya lo tiñe todo, el ministro de más confianza del presidente Mauricio Macri enfatiza que los argentinos deben mirar algo más que la foto de una economía en crisis. "La decisión [ electoral ] tiene que ver con algo muchísimo más profundo que la inflación del último mes". Nada cambió en los seis meses de silencio mediático para Peña. La mirada positiva y la ausencia de definiciones que despierten polémicas se mantienen inalterables.
Por eso, además, pide no obsesionarse con fijar plazos -uno de los pocos "errores" que admite- para controlar la inflación o para ver la luz al final del túnel de la recesión.
Defender el "cambio estructural" sobre las dificultades del presente se cristaliza como eje central en el discurso político del plan reelección. Peña lo refuerza al alertar sobre el riesgo de volver a "un modelo fracasado", que encarna Cristina Kirchner , a su juicio hoy la única competencia real de Macri (ya sea en persona o con alguien que la represente).
A lo largo del diálogo, les envía un mensaje firme a sus socios radicales, que coquetean con la idea de presentar un candidato que enfrente a Macri en las primarias. "Hay que fortalecer la figura del Presidente, que es candidato natural -sostiene- y esa estrategia no sería una eficaz manera de sumar votos".
-Pasó una nueva semana convulsionada en los mercados. ¿Qué grado de preocupación hay en el Gobierno por el movimiento del dólar?
-Separo dos cuestiones: la preocupación por lo que viven los argentinos en un contexto de recesión, de dificultades, es permanente. En cuanto a la dinámica del mercado cambiario, tenemos la tranquilidad de tener un Banco Central con un equipo competente, con herramientas y con capacidad para enfrentar volatilidades. Si uno mira lo que pasó el jueves y el viernes está claro que es parte de un contexto de movimientos que se dan en el mundo y en la Argentina.
-¿No hay miedo de una nueva corrida?
-La palabra "miedo" nunca es útil para diseñar políticas públicas. Lo que tenemos es un equipo muy competente para enfrentar un año de volatilidad, centralmente por lo que genera un año electoral.
-Los cambios abruptos en el dólar generalmente se trasladan a precios y hacen subir la inflación. ¿Eso no los preocupa?
-Tenemos un equipo económico muy competente para enfrentar los desafíos con la prioridad de encarar la reducción de la inflación después de la crisis que hemos vivido, pero con mucha conciencia de que tenemos que encararlo desde lo estructural. No podemos caer en el error del pasado de pronosticar resultados o tiempos. Estamos haciendo lo necesario para que lo más rápido posible haya un alivio para el bolsillo y haya un crecimiento hacia adelante.
-¿Están evaluando alguna medida adicional para evitar que el salto del dólar vaya a los precios?
-Hay bandas cambiarias y el Banco Central tiene herramientas para decidir una política cambiaria acorde con los objetivos. Hace décadas que los países vecinos hicieron el trabajo de fondo en lo fiscal y macroeconómico para que la inflación no sea más un problema. Nosotros, en el ínterin, buscamos paliativos artificiales que fueron pan para hoy y hambre para mañana, como la convertibilidad o el cepo cambiario.
-Pero en el primer trimestre la inflación rondará el 9%, más de lo previsto. ¿No está pensando el Gobierno medidas adicionales además de la baja del déficit?
-Una de las razones por las que creemos que no se ha resuelto el problema es porque no se entiende la razón que ha llevado a este problema. Nosotros hemos avanzado mucho y estamos mejor preparados para encontrar o llegar a soluciones estructurales. No hay atajos posibles para llevar a la normalización, va a llevar un tiempo. Si siempre lo analizamos desde la coyuntura del mes a mes, error en que nosotros también incurrimos en los primeros años, nos vamos a alejar de la resolución del problema.
-¿Cuánto puede influir en la campaña electoral que siga tan alta la inflación?
-Va más allá de la campaña.
-Pero ustedes ponen en juego el proyecto político.
-Nuestra prioridad es la gestión. Queremos abrir una discusión más amplia que incluya por qué ocurren los temas y sobre cuáles son los desafíos pendientes. Nosotros creemos que los protagonistas de la elección son los argentinos y que el corazón de la decisión tiene que ver con algo muchísimo más profundo que la inflación del último mes.
-Los radicales plantearon algunos cambios para enfrentar la campaña, por ejemplo, revertir subas de tarifas. ¿Qué les responden a sus socios?
-Estamos de acuerdo con la preocupación. La trabajamos todos los días.
-¿Hay alguna idea de volver atrás con las tarifas?
-En el caso puntual de las tarifas, salvo la cuestión del gas, se rige en las provincias. Y en la cuestión del gas estamos trabajando para ver si hay alternativas dentro de las restricciones existentes, que incluyen los contratos firmados, el presupuesto aprobado hace tres meses y el acuerdo con el FMI.
-¿Evalúan renegociar con el FMI la banda de intervención del dólar?
-Rubricamos un acuerdo con el FMI, que está en ejecución, y nuestra intención es cumplirlo. A partir de ahí, las cuestiones específicas las discuten el Ministerio de Hacienda y el Banco Central, pero hoy no está en nuestra cabeza esa preocupación. Nuestra preocupación está en gestionar y en transmitir nuestra más profunda convicción de que Macri será reelegido.
-¿No hay duda de que será Macri el candidato?
-Ya lo ha dicho.
-¿Qué piensa de la idea de un sector de la UCR de presentar un candidato en las PASO?
-Todo se puede discutir en la mesa nacional de Cambiemos, pero estamos convencidos de que hay que fortalecer la figura del Presidente, de que él es el candidato natural, y esa estrategia no sería una eficaz manera de sumar votos.
-Mestre y Negri van a un enfrentamiento total en Córdoba. ¿Hubo errores de la conducción nacional en esa provincia?
-Los criterios generales de la mesa nacional que hemos planteado en todas las provincias es en primer lugar la búsqueda de consenso. Buscamos evitar las internas partidarias porque siempre tienen una mayor complicación. En ese marco, el dato más importante es que en todas las provincias que tienen calendario electoral fijado ya hemos llegado a acuerdos. Es un caso único que hay que entenderlo en ese contexto.
-Pero se trata de una provincia central para el macrismo.
-Por eso, primero el contexto. Nosotros trabajamos y dialogamos, incluso habíamos acordado con Ramón Mestre en diciembre usar el mismo mecanismo que vamos a utilizar en Tucumán, la posibilidad de definirlo por encuestas. En enero consideró que habían cambiado las condiciones y que no quería ese mecanismo, que quería ir a la interna. Nosotros en febrero planteamos desde la mesa nacional que la fórmula Negri-Baldassi era más competitiva. El límite que tenemos que evitar es que esto fuerce cualquier tipo de ruptura o debilitamiento de Cambiemos.
-¿Cómo analiza la elección en Neuquén?
-Es una elección local.
-Pero se juega ahí la joya que el Gobierno presenta a los inversores en el mundo, Vaca Muerta, y podría quedar en manos del kirchnerismo. ¿No le preocupa?
-Es una elección local. No voy a especular sobre un resultado que todavía no ocurrió.
-¿Da por hecho que Cristina Kirchner será candidata presidencial?
-Doy por hecho que el kirchnerismo tendrá representación electoral porque claramente representa a una porción de los argentinos que comparte esos valores.
-¿Cuál sería el riesgo de otro mandato kirchnerista?
-Lo más importante es entender la expectativa, la confianza y el apoyo inédito que generó el Presidente en el planeta. Nada bueno puede salir de volver a un modelo de absoluto fracaso, comparable con Venezuela en el uso del poder en beneficio propio. Estoy absolutamente convencido de que la gran mayoría de los argentinos no va a ir para atrás. En todos los temas estamos mejor que en 2015.
-En inflación, no: el año pasado cerró en casi el 50%.
-Cuando uno mira dónde estábamos en 2015, teníamos cepo cambiario, tarifas congeladas y distorsionadas, no sabíamos cuánto era la inflación, no había libertad de comercio y teníamos un déficit fiscal altísimo. En todas esas variables hemos encarado el camino de la solución. Si uno se para a la vera del Riachuelo ve la misma foto que en 2015, pero hoy hay una tuneladora a más de 70 metros haciendo una obra para que en cinco años tengamos resuelto el problema de las cloacas del sur del conurbano. No estamos igual de mal, reconocimos el problema y estamos trabajando en la solución.
-¿Qué piensa de una candidatura como la de Roberto Lavagna?
-No sé qué representa. No puedo opinar de algo que no ocurrió todavía. Insisto en que esta elección depende de nosotros, no de los candidatos que pueda presentar la oposición.
-El Indec informó una pérdida de 190.000 empleos en 2018, hubo una clara caída del salario real, ¿qué falló para llegar al último año de mandato con esos valores tan bajos?
-Si miran la fragilidad en la que encontramos el país, sin reservas, sin energía, con un déficit enorme, sin financiamiento externo, sin estadísticas, encaramos una normalización hacia una economía más saludable. El contexto externo más la sequía hicieron que ese camino gradual quedara severamente dañado y hubo que acelerar la convergencia fiscal que tuvo un costo recesivo no deseado. El rumbo no cambió. Vamos hacia una economía normal, que busca bajar la inflación, crecer y generar empleo. No estamos organizados para generar empleo privado, para competir. Todavía tenemos una estructura tributaria que carga fuerte a algunos sectores, la infraestructura ha mejorado muchísimo pero queda por hacer, mejoramos enormemente el vínculo con el mundo, pero seguimos siendo una de las economías más cerradas del mundo. No hay un atajo mágico posible.
-¿Cómo interpreta que haya una porción muy grande de los argentinos -según las encuestas, 40%- que no quieren votar a Macri ni a Cristina?
-Lo primero que me dice es que hoy tenemos una importante porción de argentinos, más de un tercio, que ratifica que quiere seguir adelante. El votante que no adhiere a Cristina ni a Macri tiene el dilema de elegir entre los dos, y me parece que lo más importante que hay que atender en estos siete meses es qué decisión van a tomar a futuro. Estoy convencido de que una parte importante de esos argentinos van a sumarse a una preferencia de continuar con el Gobierno.
-¿Hasta qué punto la famosa grieta fue funcional a que el Gobierno esté en carrera a pesar de la crisis?
-Rechazamos absolutamente que la grieta se construya de arriba para abajo. Creemos que es un acto de desprecio a los argentinos. Las percepciones las construyen ellos autónomamente.
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