Marcela Losardo, alter ego dialoguista de Fernández
En las oficinas de Callao 1690 hace semanas que están de mudanza. "Cerramos", le dijo Alberto Fernández a Marcela Losardo, su socia desde hace más de 20 años, abogada como él. Había ganado las PASO y estaba bastante claro que sería el próximo presidente. Ella lo iba a acompañar. Losardo jura que no sabía entonces en qué cargo. Finalmente será la nueva ministra de Justicia. No sorprende a nadie: hace meses que jueces y fiscales tratan a Losardo como ministra y su teléfono estalla con pedidos de cafés.
Todos lo tienen claro: ella es Alberto. Fue secretaria de Justicia cuando él era jefe de gabinete del kirchnerismo y Cristina Kirchner ordenó que le pidieran la renuncia cuando Fernández, que había dejado el Gobierno, se convirtió en un crítico feroz. Pero Losardo es, para el establishment judicial, la cara más amable de Alberto. Por eso, incluso aquellos jueces que vaticinan un "ministerio de la venganza" no imaginan en ella a su enemigo.
"Ella fue siempre alguien con quien se podía hablar, buscar soluciones", dijo un camarista que fue representante de los jueces. Un ultrakirchnerista que tuvo un rol importante en el tema Justicia afirmó: "Cuando nos peleábamos con los federales o con la Corte nos peleábamos nosotros, no ella. Ella es menos ideológica". En la misma línea, un juez que espera cambios en Comodoro Py se preguntaba esta semana: "Si ella va a ser la ministra, ¿quién va a mostrar los dientes?".
Todos quieren ver ahora la letra chica: quiénes van a ocupar los cargos que rodeen a Losardo como consecuencia del reparto del poder en el frente de gobierno; sobre todo, qué espacios ocuparán quienes responden a Cristina Kirchner.
Contrastes
Losardo está muy lejos de ser Cristina. Una foto que se repite cada año lo prueba. Después de que dejó el gobierno, Losardo siguió siendo invitada, cada diciembre, a la cena de la Asociación de Magistrados. Y ella siempre asistió. La Asociación de Magistrados, máxima agrupación de jueces del país, es para el kirchnerismo el reducto más corporativo de la Justicia. En cada comida, todos los años, los jueces le dieron a Losardo un lugar destacado. Y ella se movió siempre con total soltura entre ellos.
Otra escena de la que tomó nota la Justicia sucedió este año, en la jura del juez Sergio Torres como ministro de la Corte bonaerense. En ese acto, en La Plata, Losardo se encontró con el juez Julián Ercolini. Fernández y Ercolini fueron compañeros de cátedra y amigos. Ahora, Fernández usa cada oportunidad que tiene para criticarlo, incluirlo en la lista de jueces del lawfare y avisarle que va a tener que dar explicaciones de sus fallos. Ercolini investigó a Cristina Kirchner por el manejo de la obra pública y sus negocios hoteleros, pero además fue el juez que ordenó detener a los empresarios Cristóbal López y Fabián De Souza. Losardo lo saludó con simpatía, conversó con él y le restó dramatismo al conflicto. Solo ella puede hacer algo así y que nadie lo lea como una traición.
Losardo y Fernández son amigos y socios de toda la vida. Se conocieron en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Losardo era compañera de quien fue la primera mujer de Fernández, la madre de su hijo, Marcela Luchetti. De aquella boda, la futura ministra de Justicia fue testigo. Y Fernández fue testigo también del casamiento de ella con el escribano Fernando Mitjans, presidente del Tribunal de Disciplina de la AFA.
La hija de Losardo y Mitjans acaba de recibirse de abogada. Trabaja en el Poder Judicial, con una jueza en el fuero penal económico. Losardo tuiteó la foto de Fernández dándole el diploma de honor. Losardo tiene relación cercana con muchas juezas; entre ellas, la ministra de la Corte Suprema Elena Highton.
En los tiempos de la facultad, Fernández ya militaba en el peronismo. Losardo, en cambio, se considera a sí misma una técnica, ajena a la política, a pesar de que fue asesora de la jefatura de gabinete, secretaria de Justicia y representante del Poder Ejecutivo en el Consejo de la Magistratura. Siempre con Fernández, a quien también acompañó, años antes, en la Supeintendencia de Seguros y en el Grupo Bapro.
Cuando se fueron del gobierno de los Kirchner, reabrieron el estudio. Lo reabrió Fernández, que desde allí hacía un newsletter para empresarios. Después se sumó Losardo. Fue ella quien siempre se dedicó más a lo jurídico. En esa época, en paralelo con el estudio, desarrolló en Infobae un ciclo de entrevistas a jueces. Justicia Abierta se llamó.
Cuando Cristina Kirchner la corrió de su gobierno, un funcionario cercano a la entonces presidenta la llamó a Losardo con la idea de buscar una solución para reacomodarla. Ella le agradeció pero le dijo que no. Fue Carlos Zannini. Ahora volverán a convivir. Ella no va a estar sola. Ya advirtió que no quiere tener operadores paralelos, pero va a compartir poder en el área que tendrá a cargo, que es un tema muy delicado para la vicepresidenta electa, con un juicio oral en marcha y otros en gateras por presuntos hechos de corrupción. Si se cumplen los pronósticos, Zannini será el nuevo procurador del Tesoro, el jefe de los abogados del Estado, y Gerónimo Ustarroz, hermano de crianza de Wado De Pedro, será el representante del Poder Ejecutivo en el Consejo de la Magistratura, donde se juega el futuro de los jueces nacionales y federales.
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