Manzur recompuso su relación con el Presidente pero no se baja de la carrera hacia 2023
El jefe de Gabinete levantó el perfil y habló con los medios luego de semanas de silencio; sostiene la tregua en Tucumán con su reemplazante, Osvaldo Jaldo
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Ordenó su patio interno para evitar nuevos roces con su sucesor interino, Osvaldo Jaldo. Mejoró su vínculo con el presidente Alberto Fernández, al que jura lealtad pero al que, cada tanto, le despierta celos con su hiperactividad. Sin dejar de sonreír en cada foto oficial, no renuncia a sus sueños de ser el “candidato de la unidad peronista” en las presidenciales de 2023 e incluye a Cristina Kirchner en su lista de contactos recientes, aunque la idea no despierta por ahora el entusiasmo unánime en sus pares del gabinete y el entorno que rodea al Presidente.
Después de algunas semanas de silencio, y satisfecho por el acuerdo con el FMI por el que trabajó desde las sombras, el jefe de gabinete Juan Manzur volvió a levantar el perfil en las últimas semanas. No sólo volvió a hablar con un medio de comunicación oficialista el miércoles con su prédica de “la unidad como prioridad no negociable” un día después de conversar con el Presidente. También multiplica sus actividades con los gobernadores peronistas, a quienes Fernández considera fundamentales en momentos de pelea expuesta con la vicepresidenta y su hijo, el diputado y líder de La Cámpora, Máximo Kirchner.
“Juan está jugando a full con el Presidente”, afirman cerca del jefe de gabinete, y dan como ejemplo concreto el acto compartido en Tucumán, la semana pasada, de la que participaron también el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, y varios ministros del gabinete. Acto que dio lugar a versiones de un surgimiento del “albertismo”, que aún no se terminan de concretar.
Cerca del jefe de Gabinete reconocen que el Presidente “no son amigos, aunque se llevan muy bien. Se redefinieron roles y todo quedó aclarado”. También descuentan que el enojo presidencial por algunas actitudes “apresuradas” en su intento por forjar su propio proyecto (que algunos denominaron con picardía “Juan 23″) apenas llegó a la jefatura de Gabinete “molestaron” al Presidente. Para otros dos allegados, esa visibilidad “aún sigue molestando” y genera resquemores en el primer mandatario.
Desde Tucumán, donde Manzur encabezó un acto este viernes junto a su reemplazante Jaldo, llegan señales de tregua. “Están como si nunca se hubiesen peleado”, juran desde la gobernación tucumana, aunque susurran que “más abajo, de uno y de otro lado se tiran con todo”. Atrás parecen haber quedado los feroces forcejeos-incluida la interna que se saldó en las urnas- que casi impiden la licencia que Manzur tomó como gobernador el 20 de septiembre para asumir en un Gobierno agobiado por la terminante derrota en las PASO.
Claro que, desde el gobierno de Tucumán y al igual que en varios despachos oficiales, descuentan que Manzur no volverá antes de tiempo a recuperar su lugar. “El quiere integrar la fórmula presidencial, y en el 23 sin Jaldo uniendo a todos, el peronismo va a perder contra Juntos por el Cambio”, advierten leales al mandatario provincial. En Tucumán, al menos desde referentes cercanos al gobernador, hablan de Pablo Yedlin, actual senador nacional y del riñón de Manzur, como hipotético compañero de fórmula de Jaldo en el próximo turno y como parte del pacto político entre ambos.
“¿A vos te parece que si alguien se quiere ir va a hacer todo lo que él hace?”, definió un funcionario nacional atento a los últimos movimientos de Manzur, entre ellos su acuerdo con Massa para el control conjunto en Arsat y sus últimas apariciones con los gobernadores del Norte del país, de quienes se considera interlocutor privilegiado.
Sin reuniones de gabinete desde el 7 de octubre pasado-voceros oficiales prometieron a su llegada una periodicidad que no se concretó-y con escaso contacto personal con los medios-de eso se encarga su vasto equipo de comunicación a través de enlatados y gacetillas diarias-, Manzur continúa con su silencioso tejido con la idea de ser alternativa “en caso de que Alberto no juegue”, como dicen quienes lo conocen bien. En las últimas horas acaba de sumar al también tucumano y exdiputado nacional Gerónimo Vargas Aignasse, quien dirigirá la sección Norte de Enohsa, la empresa que provee agua y cloacas a todo el país salvo la zona metropolitana.
De todos modos, en los despachos de la Casa Rosada susurran que hay, al menos, otros dos anotados “por si Alberto no llega o no quiere” ir por su reelección: Massa, que ganó muchos puntos luego de negociar los votos para el acuerdo con el FMI en Diputados, y Daniel Scioli, el siempre activo embajador en Brasil, que nunca claudicó en su deseo de revancha por aquella ajustada derrota de 2015. Al igual que Manzur, Massa y Scioli sostienen buenos vínculos con el empresariado, embajadas clave como la de Estados Unidos y perfiles “de centro” similares al que propuso Fernández en las elecciones de 2019.
Renuente a rendir cuentas en el Congreso-presentó un informe sobre obras del año pasado mientras el Presidente daba su discurso del 1 de marzo ante la Asamblea Legislativa-el jefe de Gabinete tendría acceso a un teléfono que el Presidente tiene vedado: el de la vicepresidenta, de quien fuera su ministro de Salud. Cerca de Manzur reconocen “algún diálogo” entre ambos en plena guerra de nervios entre albertistas y cristinistas, aunque lo circunscriben a un intento por acercar posiciones en tiempos de guerra abierta. El ala cristinista lo sigue teniendo en la mira por sus posturas contra la despenalización del aborto.
“Juan está alineado con Alberto, y con el acuerdo con el FMI se abre otro panorama”, resumen desde la jefatura de gabinete. Si sus deseos de liderar o al menos acompañar como vice al próximo candidato peronista no prosperan, Manzur conserva otro as en la manga: si Yedlin fuera el candidato a vice de Jaldo, el asumiría esa banca (fue candidato suplente) y sería senador hasta el 2027.