Cierre de escuelas, principal motivo del cacerolazo en Olivos
Los vecinos se concentraron rápidamente luego de los anuncios frente a la residencia oficial en el barrio de la zona norte bonaerense; fue luego de una convocatoria a través de las redes sociales
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Decenas de personas se acercaron en la noche del miércoles a la Quinta de Olivos para manifestarse contra las medidas anunciadas cerca de las 21 por el presidente Alberto Fernández, entre las que que se dispuso la suspensión de la presencialidad y el retorno a la modalidad virtual en los tres niveles educativos desde el próximo lunes y hasta el 30 de abril.
Apenas pasadas las diez de la noche, con la avenida Maipú cortada prácticamente en su totalidad, comenzaron a llegar las primeras patrullas policiales de refuerzo a los alrededores de la Quinta Presidencial, cuando decenas de manifestantes se autoconvocaron para protestar por las nuevas restricciones a la circulación decretadas desde el Ejecutivo en la noche de este miércoles. Camionetas y policías a pie que lucían nerviosos, intentaban contener la avalancha de malestar que rodeaba el lugar.
Desde las ventanas de las camionetas se agitaban banderas argentinas, y las pequeñas calles de este barrio residencial de la zona norte colapsaron rápidamente por los vehículos que arribaban al lugar. Las luces rojas de los autos de los manifestantes y las luces azules de los patrulleros, con las bocinas, signaron el ritmo de la manifestación, tal como pudo constatar LA NACION durante una recorrida por la zona.
Los videos en las redes sociales fueron un espejo de la protesta y el malestar creció lentamente al ritmo de la convocatoria digital. Sobre la avenida Maipú, se desplegaron cortes con agentes de tránsito municipales para evitar que los vehículos llegaran a la residencia oficial.
“Vine a reclamar por la educación, que nos parece esencial. Más que los casinos y los shoppings. Las escuelas estuvieron cerradas el año pasado y eso generó daños sociales y psicológicos”, dijo Cecilia, que tiene una hija de cuatro años y es administradora de empresas.
Sebastián, de 42 años, contó a LA NACION que tiene dos hijos. “Soy de Florida y vine y comencé a escribir en los grupos de WhatsApp con padres y madres del colegio para convocar a la marcha. La presencialidad es fundamental para la educación después de un año de cierre. Por temas vinculares, de lenguaje. No podemos cortar ahora el vínculo con el maestro”, expresó.
Mientras tanto, Laura, una trabajadora bancaria de 40 años y madre una niña de ocho, explicó: “No podemos dejar a los niños sin educación. Vine a protestar porque tengo una hija”. Por otro lado, una madre de 42 años llamada Patricia aseguró: “Mi hija quedó en casa llorando porque no podrá ir a la escuela. La educación es lo único que nos va a sacar del pozo”.
En esa línea se expresó José, un docente bonaerense de 54 años, que dijo a este diario: “No estoy de acuerdo con las medidas. Creo que las clases deberían continuar. Y te digo esto sin estar vacunado”. Similar fue la opinión de una señora llamada Mercedes, que dijo: “Cerrar los colegios es una medida ridícula y absurda. Dijeron que las clases iban a continuar, pero no mantuvieron su palabra”.
Alberto Fernández anunció este miércoles restricciones más duras para frenar el rebrote de casos de coronavirus. Desde un mensaje grabado en la Quinta de Olivos, informó que se suspenderán por dos semanas las clases presenciales y la circulación, entre las 20 y las 6 de la mañana, en la Ciudad de Buenos Aires y los 40 municipios que integran el conurbano bonaerense.
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