Hay pocas alusiones a la fecha histórica, mientras se preparan celebraciones para el 14 de junio, para conmemorar lo que los locales llaman “el día de la liberación”
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PUERTO ARGENTINO.- Acá no hay nada para recordar. O no quieren recordar. O simulan que no recuerdan. Pero hoy, en las islas, no es siquiera un día de luto ni las banderas flamean a media asta. A cuarenta años del inicio de la guerra, un día que los isleños llaman “Invasion Day”, aquí no ofrecen siquiera un gesto.
Tres son, apenas, las alusiones al hito que marcó la vida y la historia de estas islas para siempre. El primero ocurrió anoche, cuando las Fuerzas de Defensa de las Islas (FIDF, en inglés) organizaron un evento “para reflexionar y recordar los eventos del 1 de abril”. Es decir, cuando el entonces gobernador Rex Hunt los convocó de urgencia para informarles que tropas argentinas avanzaban hacia ellos.
“El evento es privado y, por tanto, no abierto al público”, zanjó el mayor de las FIDF, Justin McPhee, ante el pedido de LA NACION para asistir. La reunión congregó a una veintena de personas en el Malvina House, un hotel cuyo nombre puede sorprender, pero en realidad lleva ese nombre desde fines de la década de 1880, por la hija de su fundador, John Felton.
Las otras marcas son aún menores. La BFBS Falklands Radio apenas si pasó un recorte del mensaje que el entonces gobernador Hunt les dirigió a los isleños aquella noche, antes de pasar música pop y dar otras noticias: una protesta en Birmingham y la liga de rugby inglesa, miles de kilómetros al norte. La Falkland Islands Radio Service ni siquiera eso: música de los ’70 y ‘80, disco y country.
El tercer y último es incluso más etéreo. Es la “Falklands Whisky Auction”, un remate online de botellas espirituosas que desde ayer busca “recolectar dinero para los veteranos” de la guerra hasta el 10 de este mes. Eso es todo.
“Conocí y traté mucho al canciller de ustedes, Guido di Tella”, cuenta el presidente de la Cámara de Comercio local, Mike Summers. “La sugerencia que le hice es la misma que hago hoy. Dejen de hablar de eso. Dejen de hablar de las islas y de la soberanía. No suma, no han logrado durante estos cuarenta años, ni lograrán nada en el futuro. Miremos qué podemos hacer juntos. Hoy apenas si son un dolor de cabeza retórico”.
Para la Argentina, con sus 649 muertos en el conflicto de 1982 y un reclamo por la soberanía que comenzó en 1833, eso no es posible. Pero aquí, en Stanley, como llaman a la capital del archipiélago, siguen la pauta del silencio. Aquí no están previstos actos oficiales, ni discursos públicos.
Aquí tampoco siquiera agregaron flores en el monumento que honra a los caídos británicos en 1982, sobre la costanera, ni ante el busto de Margaret Thatcher. Las flores son las mismas flores artificiales que estaban hace una semana. Apenas se sumó una cruz, pequeña, que recuerda al destructor Coventry, hundido por un ataque argentino, el 25 de mayo de aquel año. 19 marinos murieron en ese ataque; 30 fueron heridos.
La decisión isleña de mantener su vida cotidiana se alteró, apenas, por dos cortes de agua. Uno, causado por una obra, junto al Globe Tavern, que afectó el suministro de parte de la ciudad y obligó ayer a la suspensión de clases. El otro fue en Goose Green -o “Pradera de Ganso”-, donde habían organizado una feria rural.
“Desafortunadamente, se canceló este año porque en Goose Green están teniendo problemas con su suministro de agua”, explicó Samantha “Sammy” Marsh, desde la organización, que anunciaba exhibición y premios para los mejores animales, música local y un “traditional asado”, sin detallar qué incluía.
El evento, no obstante, podía resultar sensible. Allí, en Goose Green o “Padera de Ganso” es donde tropas argentinas encerraron a más de 100 isleños, adultos y niños, durante semanas, hasta que llegaron los británicos. Por eso, cuando el evento todavía estaba en pie, a casi dos horas de esta ciudad, varios isleños sugirieron a LA NACION que no fuera. “Los ánimos pueden caldearse a medida que corra alcohol”, previno uno de ellos.
Para la Argentina, el 2 de abril representa un hito en sus esfuerzos por recuperar el control de las Islas Malvinas y un día para honrar a sus veteranos y veteranas y a sus caidos en la guerra. Para los isleños es “Invasion Day”, el día en que soldados armados a los que nunca habían visto irrumpieron hablando otro idioma y manejando por la derecha.
Fútbol y bebidas
Aquí, hoy, los locales están abiertos. La destilería local vende su gin con sabor local en una casa amarilla, a metros del puerto donde un cartel gigante reafirma su nombre: “Falkland Islands”. Es a metros, también, del local de “Información Turística” donde se venden la camiseta del seleccionado nacional de fútbol de las islas. Es roja, con mangas blancas y una franja azul que cruza el pecho en diagonal. El escudo dice “Falkland Islands Football League”, junto a un zorro local y una pelota. En la espalda, el mismo zorro aparece arriba de la bandera británica.
Un velero surca la bahía, la proa hacia el Atlántico Sur, mientras el aeropuerto local opera con normalidad. Dos avionetas de la Fakland Islands Government Air Service (Figas, por sus siglas en inglés) despegan hacia distintas islas del archipiélago. Amaneció soleado y con poco viento, Pero el pronóstico del tiempo promete lluvia, y más viento, en unas horas.
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