Malestar en el PJ de Córdoba por la estrategia nacional de Schiaretti
PARA LA NACIONGabriela Origlia
CÓRDOBA.- Al regreso de sus vacaciones, el cordobés Juan Schiaretti encontrará un clima complicado en el peronismo. La virtual desintegración de Alternativa Federal dejó al partido en una posición incómoda, y aunque ningún dirigente planteará una interna abierta al gobernador, sí ya hay movimientos para trabajar "por lo bajo" para apuntalar la postulación de Alberto Fernández en la versión moderada del kirchnerismo que el precandidato intenta presentar.
Schiaretti decidió correrse del centro de la escena y tomarse un descanso en momentos claves del cierre de alianzas: antes de que se fuera, Roberto Lavagna ya había dado el primer portazo al armado (después de un fuerte cruce de opiniones con el cordobés) y Sergio Massa seguía sin resolver con quién terminaría asociado.
Juan Manuel Urtubey, Miguel Pichetto y el propio Schiaretti son los que siguen decididos a no negociar con el kirchnerismo, aunque algunas versiones lo dan muy cerca del kirchnerismo.
"Estamos en un cuello de botella difícil de resolver; acá nadie va a trabajar por la fórmula de [Mauricio] Macri; tampoco se le discutirá abiertamente su liderazgo, pero las bases seguramente optarán por Fernández-Fernández", confió un dirigente cordobés a LA NACION.
En octubre el peronismo cordobés pone en juego dos bancas nacionales y hay temor a perderlas sin una opción competitiva.
Son fuertes las versiones que dan cuenta de un cortocircuito entre Schiaretti y el senador Carlos Caserio, compañero de bloque de Pichetto.
Aunque hasta hace unos meses el legislador era muy crítico del kirchnerismo y un militante del armado de un nuevo espacio, después del lanzamiento de la fórmula encabezada por Alberto Fernández y del debilitamiento del peronismo federal moderó su posición y entiende que hay que abrir alternativas de conversación.
Caserio mantiene buen vínculo con el exjefe de Gabinete y ese dato no sería ajeno a su postura menos radicalizada respecto del kirchnerismo.
Los malos resultados de la estrategia nacional que desplegó Schiaretti después de su contundente reelección tampoco ayudaron a consolidar el espacio; buena parte de los gobernadores peronistas hoy se muestran más cercanos al kirchnerismo que a una tercera opción. El movimiento fue perdiendo volumen en vez de ganarlo.
Hace exactamente un año, durante una visita de José Manuel de la Sota a la Casa de Gobierno de Córdoba, la decisión fue que él jugaba a nivel nacional y Schiaretti lo hacía en la provincia.
El Gallego había iniciado un proceso de acercamiento con el kirchnerismo cuando murió; ese hecho precipitó la situación y el Gringo se quedó a cargo también de la estrategia nacional del peronismo cordobés".
Por el peso electoral del distrito, también se convirtió en un referente de sus colegas y por la magnitud de su victoria se lo definió como el "armador" de Alternativa Federal.
Desde el primer día -cuando dijo que no era "el macho alfa" del sector- intentó quitarles peso a sus decisiones, pero no lo logró.
Los reclamos llegan a la luz de los magros resultados; en la recordación del Cordobazo, el 29 de mayo pasado, la presión de los gremios para que el gobernador trabajara por el peronismo "unificado" fue unánime.
Ese día a los dirigentes locales se les sumaron nacionales como Hugo Yasky (CTA de los Trabajadores) y Pablo Micheli (CTA-Autónoma).
Este viernes se presentó el Movimiento Sindical por la Justicia Social, que apoyará la fórmula encabezada por Alberto Fernández. Son los gremios agrupados en la CGT regional (Bancaria, Unión de Educadores y Sindicato de la Alimentación).
Aunque apoyen al kirchnerismo no se alinean con los más "duros", liderados por Mauricio Saillén (Surrbac) y Gabriel Suárez (Luz y Fuerza).
Trabajar "por abajo" para los Fernández sería una alternativa salomónica para no alimentar el internismo y desautorizar a Schiaretti y, a la vez, mantener una puerta abierta para no quedar aislados si la mayoría del peronismo juega para ese lado.
Por Gabriela Origlia
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