Malena Galmarini se suma a la coordinación de la campaña de Sergio Massa, para trabajar contra el corte de boleta en municipios y provincias
Tanto La Cámpora como el massismo desmienten de plano fricciones con Eduardo de Pedro; en el oficialismo ponen la mira en los votantes de Rodríguez Larreta
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El martes pasado, Malena Galmarini, titular de AySA, ingresó al comando de campaña de Unión por la Patria. Aún no habían pasado 48 horas de su derrota en Tigre frente a Julio Zamora y del duro revés para el oficialismo en las PASO nacionales, que ubicaron a su marido, Sergio Massa, detrás de Javier Milei y Juntos por el Cambio. Galmarini desembarcó en el búnker de la calle Mitre para ajustar el trabajo con intendentes y gobernadores, particularmente en los distritos donde el corte de boleta más afectó al ministro de Economía. Junto a los jefes de campaña de Unión por la Patria, trabajará para que meter a Massa en un eventual ballottage con el libertario. El peronismo apunta a sumar “entre cuatro y cinco puntos” para poder entrar a la segunda vuelta.
Para esa instancia, y después de lo que en el oficialismo llaman el “reordenamiento económico”, en referencia a los dólares que Massa irá a buscar esta semana a Washington, en el marco de un nuevo acuerdo con el FMI, se espera también un llamado a sumar el voto de los distintos sectores que no participaron en las PASO o quedaron fuera del corte, incluidos los electores de Horacio Rodríguez Larreta. El alcalde porteño sumó un 10% de los votos en las primarias: cada voto que Massa pudiera conseguir en esa pecera sería, al mismo tiempo, un respaldo menos para Patricia Bullrich.
Cerca del tigrense también siguen cerca los últimos movimientos de Mauricio Macri. “No hay dudas de que juega para Milei, en lugar de Bullrich”, afirman. La renuncia de Elisa Carrió a su candidatura al Parlasur es otra prueba que juzgan irrefutable. En ese sentido, hablan de un inminente “gran llamamiento” de Massa a los distintos sectores sociales y económicos. Afirman que “no hay margen para que nadie quede afuera ante la deriva impredecible que propone Milei”. Polarizar con el libertario es el norte a seguir.
En este contexto, la llegada de Galmarini busca fortalecer el comando interno. “Ya está muy metida. Va a tener un rol muy activo y a poner su impronta. Ella es muy puntillosa y en una campaña que es ‘voto a voto’ eso va a ser fundamental”, afirman en el massismo. “Se suma sin meter ningún cambio en el comando de campaña”, aclaran, para evitar desde el minuto cero cualquier fricción con el jefe de campaña de Unión por la Patria, el ministro del Interior, Eduardo de Pedro.
“Por ahora está dedicada a reorganizar, pero tarde o temprano seguramente va a estar en la cancha”, agregan. Dan por hecho que ”se la va a ver más en el búnker de Mitre”, en cuyo quinto piso el massimo tiene su espacio. Según pudo saber LA NACION, entre otras cosas, Galmarini va a trabajar inicialmente con los intendentes en cuyos municipios hubo altos cortes de boleta y lo mismo a los gobernadores que desdoblaron elecciones, retuvieron sus distritos, pero cuyas provincias el domingo se pintaron de violeta.
“Va a aglutinar, a juntar al peronismo, esa es la idea”, insisten sobre Galmarini. Aseguran que, pese al resultado que la dejó afuera de la competencia por Tigre, ella “está bien, hizo un balance y el martes arrancó a fondo”. Ese mismo día, además de ir al bunker, acompañó a Massa a los estudios de TN, donde el ministro rompió el silencio luego de 72 horas turbulencia económica, a partir de la devaluación del 18% y la corrida del dólar blue, que llegó a rozar los 800 pesos. El presidente Alberto Fernández no se expresó públicamente sobre la economía desde el domingo y la vicepresidenta no se muestra en un acto desde el 17 de julio, cuando acompañó en un acto a Massa.
Al día siguiente, Galmarini acompañó a Massa a los estudios de Crónica “Si no se metió antes es porque estaba en su campaña en Tigre, pero no por otra cosa”, dicen en el Frente Renovador. Y desmienten a rajatabla cualquier tipo de diferencia con Wado de Pedro, jefe de campaña de Massa. “Malena es coequiper de Sergio siempre: ahora lo que tiene es más tiempo. Es su mujer y socia política”, completan desde el kirchnerismo, que cerró filas con el massismo en un escenario electoral que reconocen complejo, pero en el que se ilusionan con la posibilidad de quedar “mejor parados que Bullrich, que pelea un mismo electorado que Milei y lo tiene a Macri jugándole en contra”.
“Wado está igual”, coinciden en las distintas terminales del oficialismo, donde atribuyen la derrota no a problemas del diseño de campaña, sino a la situación económica del país y el descreimiento de un electorado golpeado y hastiado de los partidos políticos tradicionales. “Hay que poner las barbas en remojo y hacernos todos un poco cargo de lo que pasó”, se sinceró una importante voz del comando de campaña, en referencia también a la oposición.
La semana pasada, el búnker de la calle Mitre fue sede de reuniones donde se realizó un análisis pormenorizado sobre la votación en cada jurisdicción. La conclusión, aunque previsible, es que deben buscar tanto a los electores que no fueron a votar como recuperar a los que se fueron con Milei.
Para paliar el ausentismo, apelarán directamente a las estructuras municipales y de las gobernaciones. Para buscar a los votantes que apoyaron al libertario, La Cámpora insistió en los últimos días con el pago de un aumento de suma fija, algo que formará parte del paquete de medidas que Massa anunciará probablemente esta semana.
Intentarán mostrar que el voto a Milei “es una cuestión de malestar con la política” y apelar a la famosa campaña del miedo para “dejarlo en offside y advertir que la quita de derechos que propone le saca a los más castigados”, detallan.
El equilibrio para eso, admiten fuentes de la calle Mitre, es delgado. “Hay que contener los votos y entrar en el ballottage, pero si en primera vuelta Milei queda muy alto, puede ser un problema para el ballottage. Y tampoco se lo puede afectar demasiado, porque podría subir Bullrich”, arriesgan.
A Massa creen que se lo verá en su estado más “puro” de campaña luego de la próxima semana, cuando espera tener todo cerrado con el FMI. En el búnker resaltaban esta semana que lo vieron hablando, después de los dos primeros días en los que coinciden haberlo visto “muy golpeado”, en un modo más llano, alejado de lo técnico. Se esperanzan con que jugará fuerte de cara a octubre: “Massa está convencido que la remontada depende únicamente de él”, juran.
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