Malena Galmarini, sobre la situación de Amado Boudou y los indultos: "Los que tienen cuentas en la Justicia tienen que saldarlas en la Justicia"
Malena Galmarini está concentrada en la empresa que preside, AySA, y en el manejo de un presupuesto millonario asignado para este año. Desde ese lugar defiende su relación con Mauricio Filiberti, el principal proveedor de cloro de la empresa y socio de Daniel Vila y Luis Manzano en la compra de Edenor, todos empresarios muy cercanos a su esposo, Sergio Massa. "Prefiero que la compren empresarios nacionales a que la compren multinacionales que después no tenés cómo discutir la suba de tarifas, las inversiones", sostiene.
En un extenso diálogo con LA NACION, también incursiona en los temas electorales, desliza que le gustaría ser intendenta de Tigre y ratifica que, para ella, su esposo sería un gran presidente. Identifica a Alberto Fernández como líder del espacio y admite que no tiene una relación con Cristina Kirchner.
Galmarini también se refirió a la situación del exvicepresidente Amado Boudou y la presión del kirchnerismo duro por los indultos de los denominados "presos políticos". Una discusión que generó fuertes cruces entre Massa y referentes del kirchnerismo con condenas judiciales, como Julio de Vido y Luis D'Elía. "Los que tienen cuentas en la Justicia tienen que saldarlas en la Justicia", afirmó la titular de AySA, para señalar desmanejos en la gestión de Cambiemos y reafirmar: "Creo que cuando alguien hace las cosas mal tiene que rendir cuentas".
-¿Cómo quedó al frente de AySA?
-Había que hacer patria, había que ser parte. Alberto Fernández, Sergio Massa y Gabriel Katopodis creían que yo podía tener un rol en un tema tan central como el agua potable y el saneamiento cloacal, entonces, ¿por qué no iba a creer en mí misma? Al principio me dio temor, era un ámbito relativamente nuevo. Si bien yo había hecho redes de agua y cloacas en Tigre, esto no era lo mismo. Estoy a cargo de una empresa con 8000 empleados, con 26 municipios del Conurbano y la Capital Federal, con un presupuesto como el de 2021, que va a ser de 130.000 millones de pesos. Soy una mujer que trabaja 16 horas diarias de lunes a lunes. Nosotros ya habíamos empezado a plantear en Tigre, a partir de 2005, la necesidad de que nuestra ciudad tuviera agua y cloacas, impulsamos la estatización de lo que era Aguas Argentinas y trabajamos para que se hiciera una planta potabilizadora en el dique Luján. Pero por distintas circunstancias políticas y presupuestarias no llegamos nunca a hacer las redes para que mis vecinas y vecinos tuvieran agua y cloacas. Y me dije, bueno a lo mejor el universo me pone en este lugar para que pueda cerrar eso que para mí era tan importante.
-¿Las tarifas deberían subir?
-Yo creo que las tarifas tienen que ser acordes a lo que los usuarios pueden pagar. Ya lo vivimos hace unos años con los tarifazos, si las tarifas son desmedidas y si los usuarios no las pueden pagar, entonces no son tarifas, son abusos. Yo no quiero que la gente tenga que elegir entre tener o no tener agua, entre tener luz o no tener luz, entre tener gas o no tenerlo. Respecto del servicio del agua, tenemos que aprender a darle un uso más racional, no derrochar tanto.
-¿A partir de su cargo en Aysa, está más cerca de Cristina Kirchner?
-No tengo una relación con ella, la he visto pocas veces.
-¿Por qué tomaron la decisión de integrar el Frente de Todos cuando en 2013 Sergio Massa fue el que puso límites a la re-reelección de Cristina Kirchner?
-En realidad, la decisión no fue de un día para el otro. Pasaron cuatro años de macrismo. Nosotros en el inicio del gobierno de Cambiemos intentamos ayudar. Competimos en 2015 y nos tocó perder. Pero el día después de la elección dijimos que teníamos que empujar para que a la Argentina le fuera bien. Las medidas que tomaron no nos parecían nada bien, intentamos modificarlo, en Diputados, mejorar las leyes. A mediados de 2017, Máximo Kirchner, Wado de Pedro y Axel Kicillof empezaron a cruzarse con Sergio en las reuniones de comisión, en las oficinas del Congreso, y empezaron a acercar posiciones. Aprendimos mucho, el Frente Renovador aprendió y Unidad Ciudadana aprendió mucho con la derrota. Creo que el Frente de Todos tiene una columna vertebral en el peronismo, pero no son solo peronistas. El peronismo aprendió que es mejor debatir, ponerse de acuerdo y salir adelante a que vengan aquellos que no creen en el Estado ni en la política y que no les interesa lo que les pasa a los que menos tienen. Primero hay que equiparar oportunidades, después sí, por supuesto, viene la meritocracia. Tardamos dos años en confirmar el Frente, hubo pedidos de disculpas mutuo. Hubo conversaciones sobre lo que no nos gustó de unos y otros, pero entendimos todos que lo mejor que nos podía pasar era que terminara el gobierno de Macri. Nos pusimos de acuerdo en lo político y después en lo programático. Aunque hay cosas con las que sigo en desacuerdo.
-¿Cuáles?
-Parte de lo mal que está la política es porque nosotros, los que hacemos política, nos tiramos entre nosotros.
-Pero usted habla de discutir como algo positivo.
-Sí, pero discutir hacia adentro y respetar a los que piensan distinto. Y si en algún tema no nos ponemos de acuerdo, entonces toma la decisión quien conduce, que es Alberto Fernández.
-¿Hay un discusión hacia adentro entre Alberto Fernández y Cristina o es para afuera la discusión? Pienso en la carta de Cristina sobre los "funcionarios que no funcionan", o en las idas y vueltas de las decisiones del Presidente.
-Yo creo que hay mucho intercambio de opiniones y de ideas. No sé si hablan mucho o poco. Sergio, Cristina y Alberto son las tres patas sobresalientes del Frente de Todos. A veces pareciera que la única discusión es la que se da en los medios y yo sé que se habla mucho sin sacar los trapitos al sol.
-Pero, justamente, fue Cristina quien sacó los trapitos al sol.
-Cuando Macri decía una cosa y [Elisa] Carrió decía otra, nadie opinaba que sacaban los trapitos al sol, y muchas veces Macri iba para atrás por lo que decía Carrió. Y a mí me parece bien. Si tomo una decisión y no es la mejor, ¿por qué no puedo rectificarlo? Desde afuera parece fácil, parece que todos somos vagos, que no hacemos nada, y la política es complicadísima. Todos los días tenés que tomar decisiones, minuto a minuto, que nos afectan como ciudadanos. Es muy difícil dejar a todos contentos. La política es una actividad que lleva mucho compromiso. Me paso noches llorando, muy angustiada, no duermo muchas veces.
-El Frente Renovador se diferenciaba del kirchnerismo, ¿estando adentro no se desdibuja esa diferenciación?
-Hay cosas en las que creemos y vamos a seguir sosteniendo. Pero son más las que nos juntan que las que nos separan. Sobre todo después de los cuatro años del gobierno de Mauricio Macri. Pasaron muchos años y todos crecimos. Uno cambia y va aprendiendo. A veces soy muy ingenua, yo creí en Macri, entendía que podía oxigenar la política y me defraudó.
-¿Sigue el proyecto de Sergio Massa de presentarse como candidato a presidente en las próximas elecciones?
-Debe haber muy pocos dirigentes políticos que conocen el Estado y su funcionamiento como Sergio. Creo que Argentina no puede perderse un presidente como el que sería Sergio Massa. Creo que nos merecemos un presidente con la capacidad, el talento, el estudio, la perseverancia y el compromiso que tiene Sergio. Pero lo tiene que elegir la gente. Yo hago política con esa tranquilidad. Hago lo que estoy convencida y con los valores que me inculcaron: lealtad, amor, justicia, honestidad, verdad.
-Se habla de un nuevo capitalismo de amigos. Ustedes tienen una relación con los empresarios Daniel Vila y Luis Manzano. ¿La compra de Edenor es una operación transparente?
-Yo vivo en la misma casa desde que me casé, compré un terreno con un crédito del banco, mi auto tiene doce años y es el único que tengo, no tengo cuentas afuera, no tengo empresas ni fideicomisos ciegos. Vivo de mi sueldo. Tengo muchos amigos, muchos que hacen política, otros que no. Es un problema de a quién vos querés acompañar. El Estado debe ser el facilitador de un empresariado nacional. Prefiero que a Edenor la compren empresarios nacionales a que la compren multinacionales que después no tenés cómo discutir la suba de tarifas, las inversiones. El problema es qué es lo que queremos: ¿queremos empresas extranjeras incidiendo en la calidad de vida de los ciudadanos o queremos empresarios nacionales que crezcan y que ayuden?
-También tienen una relación cercana con Mauricio Filiberti.
-Filiberti, desde que yo llegué a la empresa, bajó el precio del cloro; me senté y le dije: "Yo no puedo pagar esto, la empresa no lo puede pagar". Sergio y yo, entre lo público y lo privado, siempre elegimos lo público. Aunque me afecte, aunque tenga que tomar una decisión que me afecta en lo personal pero beneficia a un montón de gente. Con respecto a los amigos o los no amigos, todas las personas pagan el aporte extraordinario y Clarín no lo paga. El tema es a quién queremos ayudar. ¿A las empresas que dejan sus dividendos acá, invierten acá, o a los que cobran, dan la vueltita y se la llevan afuera, y que a los argentinos les vaya como les vaya? Filiberti tiene la empresa acá, toma a la gente acá, Vila toma gente acá, [Jorge] Brito tenía las empresas acá. Los de Vicentin se llevan la plata afuera. Yo quiero un país autosustentable, autónomo. Quiero un empresariado argentino fuerte, que pueda desarrollar productos en Argentina.
-Desde algún sector del Frente de Todos se habló sobre la posibilidad de un indulto a Amado Boudou, ¿qué opina al respecto?
-Que los que tienen cuentas en la Justicia tienen que saldarlas en la Justicia. Creo que hay muchos, no solo políticos, que tiene que explicar. En AySA, por ejemplo, tomaron en 2018 obligaciones negociables por 500 millones de dólares a pagar todo junto en febrero del 2023. ¿Nadie va a pagar por eso? ¿Nadie se va a hacer cargo? Se lo gastaron en flujo en ocho meses. Yo creo que cuando alguien hace las cosas mal tiene que rendir cuentas.
-¿Están pensando en el Frente Renovador en las listas para las próximas elecciones legislativas?
-Falta una eternidad. Pensar una lista tanto tiempo antes, en medio de la pandemia, nos puede perjudicar a nosotros como Frente al momento de ir a una elección. No es lo mismo cuando uno está en el Gobierno que cuando está en la oposición. Hay que ser responsables. Si hay algo que le critico a la oposición es que no es responsable. Estamos viviendo una pandemia, hablan de vacunas cuando a ellos se les vencieron las vacunas, hablan de los jubilados cuando ellos les cambiaron la fórmula y les pagaron menos, cuando les dejaron de dar los medicamentos a los jubilados de la mínima.
-¿Usted quiere ser intendenta de Tigre?
-Amo ese lugar, tiene que ver con mi infancia. Después de la intendencia de Sergio [Massa], Tigre es un lugar muy distinto. Fui muy feliz trabajando en el municipio, intentando darle lo mejor a los que menos tienen.
La política en la sangre
Malena Galmarini viene de una familia donde la política fue una forma de vida que condicionó su historia: "Los primeros años de mi vida fueron muy difíciles, vivíamos en la clandestinidad. Al igual que lo que acontece en la película La vida es bella, mi mamá y mi papá trataban de que nosotros no nos diéramos cuenta de lo que pasaba". Sus padres, Fernando "Pato" Galmarini, ex secretario de Deportes de Carlos Menem, y Marcela Durrieu, médica especializada en salud pública, siempre estuvieron muy comprometidos políticamente, su casa era una extensión de la unidad básica y atravesaron más de una dificultad en los agitados años 70.
A los 18 años, Malena se afilió al partido justicialista. Realizó los primeros años de la carrera de Medicina, pero finalmente se recibió de licenciada en Ciencias Políticas. Mamá de dos hijos, Tigre es su lugar en el mundo, municipio del que fue concejal y secretaria de Política Sanitaria y Desarrollo Humano. Hoy, a cago de AySA sigue teniendo una mirada en las cuestiones tigrenses.
Sostiene que hay que recuperar la pasión por la política como arte de lo posible. La familia que conforma con Sergio Massa, presidente de la Cámara de Diputados y uno de los referentes de Frente de Todos, no le esquiva, puertas adentro, al debate político que Malena conoce desde su infancia.
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