Mauricio Macri se guarda una carta final en la interna Bullrich-Larreta y piensa en el escenario pos-PASO
Tras el affaire Vidal, el expresidente mantiene su plan de no explicitar su apoyo a la exministra para ubicarse como el garante de la unidad tras las primarias; solo un gesto inesperado del jefe porteño lo haría cambiar de opinión
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Después de que su irrupción en la campaña agudizara las grietas internas en Juntos por el Cambio, Mauricio Macri no contempla por ahora ensayar una jugada disruptiva y manifestar su apoyo explícito a Patricia Bullrich en el tramo decisivo de la puja entre la exministra y Horacio Rodríguez Larreta por la candidatura presidencial. Es el único enigma que queda resolver en la instancia decisiva de la reñida interna.
A pocas horas de que sus críticas públicas a María Eugenia Vidal -quien expresó su preferencia por el jefe porteño, una maniobra que decepcionó al expresidente, porque confiaba en que ella mantendría una posición neutral- agitaran el frente opositor, Macri intenta pasar la página y se prepara para darle un espaldarazo a su primo, Jorge Macri, en el tramo final de la competencia con el radical Martín Lousteau por el control de la ciudad, base electoral de Pro.
Quienes rodean al expresidente aseguran que no planea confirmar lo que ya es un secreto a voces en el mundillo de JxC: su predilección por Bullrich. Es que Macri se reserva esa carta desde que anunció su renunciamiento electoral y les despejó el camino a sus herederos en la lucha por el puesto más codiciado. Hasta el momento evitó usarla, ya que se imagina asumiendo un rol después de la competencia para cohesionar a vencedores y vencidos. Quiere ser un garante de la unidad en las horas posteriores a que se conozca el veredicto de las urnas en PASO, que ungirán a Larreta o Bullrich como el postulante presidencial del principal espacio opositor al kirchnerismo. A su vez, Bullrich tampoco le solicitó que la bendiga antes de la compulsa. “Creemos que no lo va a hacer”, dicen allegados a Larreta.
No obstante, hay una única razón que podría alterar la idea de Macri de no entrometerse con un aval público: que Larreta -con quien retomó el diálogo pese al enfrentamiento por la sucesión en la ciudad- exacerbe una posición ambigua respecto de la pelea entre el primo del expresidente y Lousteau. Dicho de otro modo: si el jefe porteño jugara a último momento para fortalecer a su aliado radical, Macri podría dar señales más concretas de que avala a Bullrich. Es que el exmandatario anhela conseguir un triunfo simbólico en la Capital. No solo le interesa porque es la fortaleza de su partido, sino porque pretende que la ciudad sea la “jefatura del cambio” dentro de la coalición. Con la mira en el futuro equilibrio de fuerzas de JxC, no concibe que la ciudad caiga en manos del radicalismo. Por eso, lo enardece que Larreta haya priorizado sus lazos con Lousteau a preservar el principal capital político de Pro. “A Horacio le resta cuando se sube a Lousteau”, dicen en el ala dura de JxC, que aventuran que Larreta podría caer con Bullrich en su distrito.
Macri evitó hasta ahora exteriorizar su respaldo a Bullrich, pero se cansó de hacer guiños. Nutrió a los equipos de la exministra y teje en las sombras para asistirla. Su inclinación ya es inocultable. “Tiene cola, cuatro patas y ladra, pero no va a decir ‘perro’”, grafican cerca del expresidente, quien dará una entrevista televisiva el lunes, antes de su viaje al exterior.
En su paso por San Nicolás, donde dedicó elogios al intendente Manuel Passaglia, aliado de Bullrich, ratificó que su línea discursiva sintoniza con la de su exministra. “Lo importante es que entendamos que la Argentina necesita un cambio profundo, rápido, claro y firme”, evangelizó. En esa aparición manifestó su malestar con Vidal, de quien esperaba que preservara la equidistancia en la interna entre Larreta y Bullrich, sobre todo, porque Cristian Ritondo, heredero de la exgobernadora, y sus aliados definieron su apoyo a la titular de Pro en uso de licencia. Después de decir que Vidal se había “desdibujado” con sus últimas decisiones, se ocupó de aclarar que no cuestionaba su respaldo a Larreta, sino que no haya cumplido con su palabra de ser neutral. Cerca de ella deslizan que no hubo ningún compromiso.
El miércoles, en medio del tironeo, Macri autorizó a Ritondo a hacer otro gesto de apoyo a la tropa de los “halcones”. “Gran parte de quienes trabajamos con María Eugenia, acompañamos a Bullrich y a Grindetti porque representan el tipo de liderazgo que necesita el país. Mauricio también apoya esa idea”, remarcó Ritondo.
No hubo contactos entre Vidal y Macri, quien recibió ayer al intendente de Pinamar, Martín Yeza, alfil de Ritondo y socio de Bullrich. En el entorno de Vidal repiten que venía advirtiendo que antes de las PASO podía revelar su voto y que considera que la unidad no estaba en riesgo, sobre todo, después de los gestos de Bullrich y Larreta en Chubut, Córdoba o Santa Fe. “Ella le había dado libertad de acción a sus equipos”, dicen cerca de Vidal, quien continuará con sus recorridas por el interior del país. En las filas de Pro hay quienes especulan que tendrá garantizado un lugar codiciado en un eventual gobierno de Larreta, en caso de que el jefe porteño triunfe en la interna. Macri la había alentado a competir por la Presidencia, pero le cerró la puerta a la chance de que sea la prenda de unidad en la Ciudad cuando Jorge Macri y Fernán Quirós pulseaban por la candidatura única.
Pese a que un sector del ala dura de Pro -desde Juan Pablo Arenaza hasta Hernán Lombardi- salieron a criticar con dureza la decisión de Vidal, Bullrich relativizó ayer el aval de la exgobernadora y de Facundo Manes al proyecto presidencial de su adversario con una chicana. “Son dos votos. Nuestra decisión es estar con la gente y vamos a ganar por más de dos votos, estamos tranquilos”, lanzó Bullrich, escoltada por Néstor Grindetti, su pupilo en Buenos Aires, y Maximiliano Abad, candidato a senador nacional, durante su visita a Olavarría.
Desde Mendoza, Larreta recogió el guante y le respondió a la exministra: “Trabajar con esos dirigentes [por Manes y Vidal] es un gran orgullo y vamos a seguir sumando a millones de argentinos que impulsen el cambio”, sostuvo el jefe porteño, quien apostó a llenar su álbum de aliados para fortificar su estructura. Es más: el martes exhibirá como un trofeo a sus principales socios en el interior. En tanto, Macri y Bullrich entienden que la elección no se gana con “dirigentes”, sino “con la gente”. Un choque de modelos.
Macri reaparecerá este viernes para acompañar a su primo Jorge a una recorrida. A pesar del chispazo por Vidal, el exmandatario se alista para protagonizar el próximo lunes junto a Larreta, Bullrich y la exgobernadora una puesta en escena para apuntalar a Jorge Macri antes del cierre de la campaña. En el macrismo confían en que el ministro porteño se impondrá en la competencia con el senador radical. Según sus encuestas, Jorge Macri consolidó una ventaja de entre siete y ocho puntos.
Después de su viaje al exterior, Macri volverá al país para la votación. Y el domingo estará en el búnker: “Tiene que ser el que una las manos del ganador y el perdedor”, vaticinan dirigentes leales al expresidente.
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