Macri refuerza la fiscalización de Milei para frenar a Massa y se juega un pleno para recuperar Boca
El expresidente presiona a sus aliados para que apuntalen el operativo de La Libertad Avanza en el decisivo balotaje del 19 de noviembre; la pulseada con Riquelme por el control del club de la Ribera
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Mauricio Macri esculpe su reencarnación o su retirada. A más de veinte años de la fundación de Pro, el partido que le permitió conquistar la Ciudad, trampolín de su salto a la Casa Rosada en 2015, el expresidente apuesta un pleno a lograr un doble triunfo en el cierre de un año atípico en su carrera política. Tras la debacle de Juntos por el Cambio, rompió con la mayoría de sus exsocios y pactó con Javier Milei con tal de evitar que Sergio Massa se imponga en el balotaje del 19 de noviembre, su peor pesadilla. Y en las últimas horas decidió que volverá a comprometerse de lleno en la cruzada por recuperar el club Boca Juniors, su primera plataforma política. Para lograrlo, escoltará a Andrés Ibarra en la fórmula presidencial con el propósito de aumentar las chances de la oposición de doblegar a Juan Román Riquelme en los próximos comicios. Con esos movimientos, Macri asume un riesgo altísimo y juega a todo o nada en los dos frentes.
Hiperactivo desde que Patricia Bullrich cayó derrotada en las elecciones generales del 22 de octubre, Macri reparte sus horas entre los frenéticos intercambios de llamadas con dirigentes de Pro o intendentes y gobernadores electos para pedir colaboración con el operativo de fiscalización de Milei y las negociaciones por su regreso a la política en Boca Juniors. El martes a la noche, el exmandatario cenó en una parrilla de Buenos Aires con Ibarra, Daniel “el Tano” Angelici, y representantes de las agrupaciones opositoras en el club de la Ribera. Allí confirmó su decisión de ser candidato a vicepresidente. Lo anunciaría de manera formal el próximo lunes con un acto en la sede de los gastronómicos porteños, el gremio que controla Dante Camaño. En los próximos días tiene previsto viajar a Chile, donde participará de un nuevo encuentro del Grupo Libertad y Democracia. “Está preocupado por el club y lo quiere recuperar. Es otra provincia argentina”, dice uno de los exfuncionarios de Cambiemos que acompaña a Macri en el llano. En el entorno del expresidente evitan por estas horas confirmar que se volverá a poner el traje de candidato en Boca con el objetivo de desbancar a Riquelme, que parte como favorito y cuenta con apoyos en el club, como el sector de Enrique “Coti” Nosiglia, mentor de Martín Lousteau y Emiliano Yacobitti, enemigos de Macri en Juntos por el Cambio. “Va a jugar cien por ciento. Con Mauricio podemos emparejar la cancha”, se entusiasma uno de los asistentes a la cumbre con Macri.
Con la moneda en el aire, busca achicar el margen de error. Por un lado, procura garantizar la unidad de la oposición en Boca -también pactó con los libertarios- para incrementar las chances de derrotar a Riquelme, de buen vínculo con Massa, antes de oficializar su candidatura. Y, en paralelo, activó su teléfono en las últimas horas para interiorizarse sobre las conversaciones entre sus leales en Pro y los emisarios de Milei para coordinar el amplio operativo de fiscalización de la segunda vuelta. Las negociaciones entre ambos bandos siguen activas, pese a los cortocircuitos que provocó la avanzada macrista en las “fuerzas del cielo”. Macri sabe que la efectividad a la hora de fiscalizar podría ser crucial en un escenario tan reñido.
Atento al costo electoral que podría pagar Milei si se termina de deshilachar su proclama anti-casta y su promesa de ruptura del statu quo, el expresidente pide a sus interlocutores que eviten plantar el acuerdo con el economista como un toma y daca por eventuales cargos. Pese a que los delegados de Milei, como Nicolás Posse o Sandra Pettovello, sondean y entrevistan hace días a segundas y terceras líneas de la gestión de Cambiemos -se abrió un casting en el hotel Libertador-, los integrantes de la mesa chica de Macri aseguran que por ahora no hay una negociación orgánica ni un trabajo formal ni una integración de equipos técnicos. “Hay un compromiso de ayudar con la estructura y dar un soporte, pero la responsabilidad es de Milei”, afirma un exfuncionario de Macri. Toman distancia a la espera del resultado del balotaje, pero lucen muy expectantes. Saben que Milei mostró apertura a la colaboración de Macri, quien podría colocar a sus leales en puestos codiciados en caso de un triunfo de los libertarios y tener un rol de garante de la gobernabilidad.
Está claro que si el libertario doblega a Massa, Macri recuperaría centralidad y crédito político en el tablero opositor. Es decir, no solo frenaría la amenaza que significaría para él que Massa sea consagrado presidente, sino que se alzaría con un triunfo redentor tras el fallido experimento de Bullrich.
El expresidente designó al senador José Torello, uno de sus colaboradores de confianza, y Guillermo Dietrich, exministro de Transporte, como sus representantes. El fundador de Pro pone su mira en el operativo para fiscalizar y muestra especial interés en las deficiencias que exhibió el andamiaje de Milei en las generales de octubre. El encargado de la fiscalización en La Libertad Avanza es Guillermo Ferraro, el candidato de Milei para conducir el eventual ministerio de Infraestructura. ¿Macri busca correrlo para promover a Dietrich? En un sector de Pro sospechan que mueve los hilos entre bastidores con ese propósito.
El enlace entre los embajadores de Pro y Milei es Eduardo Bastitta, un empresario que tiene estrechos lazos con el economista y que conoce a Macri desde hace años. Bastitta fue el anfitrón este miércoles de un encuentro entre Ferraro y Cristian Ritondo, jefe de bloque de Pro, en unas oficinas ubicadas en la Avenida Libertador para analizar la situación en cada provincia.
Si bien aún hay desconfianza por el copamiento de Pro -sobre todo en el territorio- tras el pacto de cúpulas entre Macri, Milei y Patricia Bullrich, los jefes de Pro son un poco más optimistas respecto de la semana pasada sobre las chances de aunar fuerzas con los libertarios para cubrir los centros de votación en todo el país, sobre todo, en la estratégica provincia de Buenos Aires. En ese vasto territorio el esquema de voluntariado no alcanza para dar garantías el día de los comicios en todos los circuitos electorales, según intendentes y referentes del macrismo en el distrito. “Se necesita gente y recursos, Nosotros plata no vamos a poner”, avisa un jefe comunal.
En las últimas horas Diego Santilli, quien aún no confirmó si apoyará a Milei en el balotaje, sumó a sus alfiles al operativo de fiscalización. Puso a José Luis Acevedo, titular de AUSA, quien coordina las tareas junto con Hernán Gómez y Guillermo Sánchez Sterli, laderos de Ritondo. Con el fin de colaborar con la fiscalización, Bullrich también movilizó a su tropa, donde su inmediato alineamiento a Milei provocó ruidos internos.
En sintonía con Macri pese a los últimos desencuentros, Bullrich también evita hablar de un eventual co-gobierno hasta que resuelva la disputa por el poder y se difundan los datos del escrutinio del balotaje. Reclama a sus seguidores en el ala dura de JxC que se enfoquen en asistir a los libertarios para ganar los comicios. Si bien Bullrich tiene mandato hasta abril en Pro, Macri, que logró retener la Ciudad, su gran obsesión, ya baraja nombres para la eventual sucesión de la exministra en la jefatura partidaria en 2024. ¿Evaluó promover para el puesto a un dirigente legitimado en las urnas, como el gobernador electo de Entre Ríos Rogelio Frigerio, con pasado en el MID, o pensó en Larreta? El jefe porteño también estaría explorando esa vía para iniciar su reconstrucción en el llano.
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