Macri en la intimidad: sus influencias, los desafíos y las diferencias con Carrió
Un libro de la periodista Laura Di Marco narra su llegada al poder, la pertenencia a una clase social acomodada y definiciones políticas
Ante cada denuncia explosiva de su socia Elisa Carrió , que pone incómodos incluso a sus propios aliados, el presidente Mauricio Macri la invita a comer. Así, la relación parece pacificarse por un tiempo, hasta la próxima denuncia.
“Cuando hace denuncias sin fundamento, se devalúa ella. Porque ni mi primo [Jorge Macri] está con el narco ni a Lorenzetti se le ha podido demostrar nada de las denuncias que ha hecho”, admite el Presidente en los diálogos que mantiene con la periodista y escritora Laura Di Marco, que acaba de publicar el libro Macri. Historia íntima y secreta de la élite argentina que llegó al poder, editado por Sudamericana.
Las reconciliaciones con Carrió, la llegada al Gobierno –incluida la extraña incursión a la Casa Rosada que hizo su círculo más cercano en la madrugada previa a su asunción–, los insólitos y tensos diálogos con Cristina Kirchner por la transición, la entretela de sus sesiones con su psicoanalista, la traumática relación con su padre, el rol que cumple Juliana Awada y su enojo por el escándalo de Panamá Papers desfilan a lo largo de 412 páginas, en una investigación que comprendió cuatro entrevistas personales con Macri y diálogos con más de 60 funcionarios e integrantes del entorno íntimo presidencial.
La relación con Carrió
Macri admite en el libro que no es normal que una líder de la coalición de gobierno ataque al presidente de la Corte. “Cuando digo que se evalúa ella, es porque Lilita ha hecho muchas otras denuncias que sí son reales y tienen fundamento. Y han sido muy importantes. Pero cuando todo es lo mismo estamos en problemas...”, confiesa el Presidente.
Di Marco le pregunta, incluso, si sería un gran problema para su gobierno que Carrió abandonara la coalición, fruto de algún cortocircuito. Y Macri responde: “Si se fuera, no sería un problema: sería una gran tristeza”. Añade que no le molesta que la líder de la Coalición Cívica funcione como “auditora moral” del Gobierno, pero aclara que tampoco lo necesita.
Pastillas por Cristina
El traumático diálogo con Cristina Kirchner para coordinar el traspaso del bastón y la banda presidencial le generó consecuencias al entonces mandatario electo, luego de un tenso diálogo telefónico, cinco días antes de su asunción.
“Tuve que tomar una pastilla para poder dormir porque es una mujer que te turba la cabeza; todo el tiempo va girando los argumentos. Es una psicópata”, se desahogó Macri ante la autora del libro.
Previamente, el 24 de noviembre, habían tenido el primer round, frente a frente, en la quinta de Olivos, donde “él la trató de usted y ella, de vos”, describe Di Marco.
“Lo que pasa es que vos sos ingeniero y no entendés la Constitución”, le recriminó Cristina, quien argumentaba erróneamente que la propia Constitución establecía que el traspaso de los atributos debía hacerse en el Congreso.
El diálogo fue seco y la reunión no duró más de diez minutos. A Macri le llamaron la atención la humedad que cubría las paredes de la residencia y los excrementos de paloma en los balcones. “Un deterioro que contrastaba con la pulcritud de Cristina, que lo esperaba impecablemente maquillada”, revela la autora.
El patriarca y el delfín
Numerosas anécdotas y confesiones ilustran la tensa relación del Presidente con su padre, el empresario Franco Macri .
“Yo creo que debería tener entre 6, 7 años, y me pasaba horas en reuniones en idiomas que no entendía. «Vos escuchá, escuchá, escuchá, tenés que aprender», me decía el viejo”, revela Macri a la autora. Este año, el empresario evaluó con un 5 el primer año de la presidencia de su hijo. “Heridas de un padre narcisista que, según interpreta hoy Macri, se convirtieron en un duro entrenamiento para soportar la adversidad”, explica Di Marco.
Los amigos y socios
Los mejores amigos que Macri tuvo en el Colegio Cardenal Newman se convirtieron después en socios o familiares, cuenta Di Marco.
Menciona especialmente a Nicky Caputo, José Torello, Pablo “Femur” Clusellas, Matías Romero Zapiola, Ignacio Zavalía, Tonio y Luis Caputo, hermanos mayores de Nicky.
Y nombra a otros dos compañeros “entrañables” que fallecieron: Enrique Monpelat, que se mató en la ruta 2 yendo al campo que su abuelo tenía cerca de Mar del Plata (una casa que Macri frecuentaba), y Gregorio “Goyo” Centurión, quien lo acompañó en su gestión porteña como secretario de Comunicación Social y se suicidó en diciembre de 2010, en medio de una investigación judicial por el manejo irregular de la pauta publicitaria. Cuando ganó la presidencia, Macri le dedicó su triunfo.
Juliana, alma gemela
Laura Di Marco cuenta en su libro que “a Juliana Awada le costó encontrar su lugar cuando su marido llegó inesperadamente al poder”. Y explica que “aún no termina de encontrarlo, a pesar de que su rol no político fue, paradójicamente, un activo político muy rendidor en la construcción de Pro”.
La autora cita la siguiente confesión del Presidente: “Antes de la llegada de Juliana y Antonia a mi vida, yo era un político sin familia, un hecho que no es lo más aconsejable desde el punto de vista de la imagen”. Y recuerda la negativa de los hijos mayores del Presidente a aparecer en las fotos de campaña.
“Juliana le cocina y le lleva personalmente la comida a Mauricio y él muere con eso”, es el testimonio que da la vicepresidenta Gabriela Michetti, quien los conoce en la intimidad.
“La relación de la pareja presidencial se oficializó en febrero de 2009. Y todo fue tan rápido, según cuenta Juliana, que Macri le terminó ofreciendo casamiento al mes de conocerse. Es más: Juliana es la primera mujer a la que le propuso casarse”, explica Di Marco, al marcar diferencias con las parejas anteriores del Presidente.
Hoy Juliana se dedica a la recepción de los jefes de Estado extranjeros y sus esposas, y las incursiones en la Argentina profunda, junto con la ministra Carolina Stanley o con la gobernadora María Eugenia Vidal, además de los viajes internacionales.
Qué cosas no pudo
Cambiar a la procuradora general, Alejandra Gils Carbó, es una de las cosas que Macri no pudo lograr. “Hasta la fecha, no pude. Y eso es malo para el cambio cultural porque ella expresa, desde un lugar relevante, ideas a las que la mayoría de los argentinos no adherimos”, explica el mandatario.
Y confiesa que no quiso “responder a esa demanda de personalismo, de autoritarismo que hay en una parte importante de la sociedad, que siempre justifica que el presidente haga «por las buenas razones» las mismas cosas que criticábamos al gobierno anterior”.
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