Macri busca bajar la tensión entre EE.UU. y China para anotarse un éxito en el G-20
La guerra comercial entre Estados Unidos y China será seguida de cerca por la Argentina durante los días previos a la cumbre del G-20 y más aún cuando Donald Trump y Xi Jinping se crucen en Costa Salguero. Es que, si tras la reunión de líderes, Washington y Pekín ponen su firma a una declaración que modere sus diferencias o exponga algún tipo de consenso, el gobierno de Mauricio Macri lo tomará como un éxito.
El "enorme salto de calidad" que la mayor cumbre de la historia del país le dará a la diplomacia argentina dependerá en buena medida de los resultados que obtenga la intermediación de los equipos dispuestos por la Casa Rosada en el conflicto que alteró el comercio internacional, puso en duda el rol de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y desestabilizó a las economías en desarrollo.
"Es una negociación difícil. Va a ser muy complicado", aseguró a LA NACION un hombre de confianza del Presidente empapado de los pormenores de la cumbre que tendrá lugar entre el 30 de noviembre y el 1° de diciembre. Pese a admitir que el objetivo de lograr consensos es un desafío mayúsculo en el contexto actual, el funcionario dijo que sería considerado un logro de la presidencia argentina del G-20 que del encuentro central surja una declaración en la que se vea "una voluntad de los países de abordar" la problemática.
"Tenemos que lograr un buen acuerdo con los límites que tenemos. Es importante que las potencias se pongan de acuerdo en donde no lo están aunque sea de una manera limitada", sostuvo.
"El documento tiene que tener razonabilidad. No se puede ir más allá de lo que sucede en la vida real", agregó, en relación al nivel de desacuerdos que generó la fuerte alza de aranceles a las exportaciones chinas que impulsó el gobierno de Trump y que alcanzó los US$300.000 millones. "No podemos decir que el Acuerdo de París está muy bien porque no lo está", ejemplificó.
Hay algo de optimismo cauteloso, sin embargo. El Gobierno celebra que durante las numerosas reuniones que hubo en el marco del G-20 durante este año dentro y fuera del país hubo consensos en niveles ministeriales entre ambos países. De todas maneras, todo puede quedar en la nada. "Todas las reuniones eran ensayos con trajes. Ahora se viene la verdad. Hubo consensos pero ahora intervienen los propios líderes y ellos son los que tienen que poner su nombre en el documento que salga", aseguró el funcionario.
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