Macri almorzó con Larreta y busca involucrarse en el futuro de Cambiemos
"Está en su mejor momento", dice uno de sus colaboradores más estrechos en referencia al estado de ánimo de Mauricio Macri, en el pasillo de una Casa Rosada prácticamente vacía.
Mientras espera el demorado llamado de Alberto Fernández para acelerar la transición, y con el ánimo entonado por la recuperación electoral, el Presidente continuó ayer con reuniones en la quinta de Olivos con varios de sus ministros, con el objetivo de "ordenar las cuentas" y terminar de la mejor manera su mandato el próximo 10 diciembre. También recibió a Horacio Rodríguez Larreta, reelecto jefe de gobierno porteño y posicionado como uno de los líderes de la futura oposición.
"Está de súper buen ánimo, sigue recibiendo mucho apoyo de la gente, cada vez que anda por la calle lo aplauden y le piden fotos", describió uno de los funcionarios que vio al Presidente en las últimas horas. Salvo el dolor de espaldas, que lo obligó a ver a su médico en la mañana del martes, Macri (y también su jefe de gabinete Marcos Peña) entiende que los votos lo convirtieron en principal líder opositor a partir del fin de su mandato.
En las últimas reuniones, Macri transmitió ganas de "involucrarse" en el futuro político. La ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, el vicejefe de gabinete Andrés Ibarra y el ministro de Defensa, Oscar Aguad fueron algunos de los ministros que palparon el ánimo del Presidente, a través de sendas "reuniones para evaluar el avance de los temas de gestión pendientes", afirmó un funcionario al tanto de esos diálogos a este diario.
Ni en la Casa Rosada ni en la quinta de Olivos tienen noticias de los negociadores designados por Fernández para coordinar el traspaso de funciones. "Deben estar muy complicados con la distribución de cargos", afirmaba ayer un ministro. En lo que hace a la agenda internacional, quedó ayer confirmada "por ahora" su presencia en la Cumbre del Mercosur, a llevarse a cabo en Brasil, cinco días antes de finalizar su mandato.
Sin demasiado apuro por concretar esas reuniones, y con la agenda menos cargada, Macri recibió a Horacio Rodriguez Larreta para almorzar en la quinta de Olivos. "Fue un almuerzo personal más que político", explicaron cerca de Rodríguez Larreta, el gran ganador oficialista de la noche electoral del domingo.
Poco trascendió de ese almuerzo, aunque los resultados del domingo ya dividen aguasentre quienes ven a Rodríguez Larreta como uno de los protagonistas de la nueva etapa, con un liderazgo "de diálogo y consenso", y quienes aseguran que esos resultados de la contienda presidencial "hablan por sí solos" y que es Macri quien debe seguir siendo, o bien la principal cabeza opositora, o en su defecto el "gran elector" del dirigente que conducirá al espacio hasta las elecciones de 2023.
Cerca del Presidente aseguran que "aún es muy pronto" para adivinar sus próximos pasos. Sin embargo, Macri ya dio señales de su intención de ser un actor central en la vida de Juntos por el Cambio y de Pro, el partido que presidió hasta 2011 y que luego delegó en Humberto Schiavoni, cercano a Marcos Peña. Un espacio que el larretismo ya reclamaba como propio antes de las 21 del domingo.
"Los que hablaron de post-macrismo se apresuraron. Si Mauricio decide no conducir, será él quien designe al Presidente y a los líderes que vengan", coincidieron dos funcionarios que comparten su defensa del Presidente con su pasión por Boca Juniors. La indirecta fue para Rodríguez Larreta, a cuyo lado ya imaginaban tener un papel protagónico en la conducción partidaria, y también a dirigentes del radicalismo y la CC-ARI que imaginaban un futuro sin Macri en la conducción del espacio. "Van a tener que negociar, porque ni se puede enterrar a Mauricio y a Marcos, ni tampoco ellos se pueden creer Churchill porque perdimos el poder", matizaba un dirigente con buen vínculo con ambos.
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