Luz verde para "provincializar" la campaña
La nueva mesa política propuso un giro en la táctica electoral y medidas económicas

"Tarde y sobre el abismo, pero al fin se armó la coalición de gobierno", ironizó un importante dirigente radical tras una seguidilla de reuniones con Mauricio Macri y sus funcionarios. Tras el mazazo que significó la derrota en las PASO y en la urgencia por revertir el resultado, el Presidente desplazó a Marcos Peña y Jaime Durán Barba como únicos cerebros de la estrategia electoral y convocó a la UCR y a la Coalición Cívica a integrar una "mesa de acción política" encargada, de ahora en más, de definir el rumbo de la campaña y monitorear la gestión. Entusiasmados, los socios políticos de Pro aseveran que nada será como antes en la campaña del oficialismo.
Peña, el jefe de Gabinete, sigue presente en los encuentros, pero su influencia dejó de ser la de antes. La prioridad ya no serán las redes ni los sofisticados artilugios proselitistas de laboratorio; ahora se volverá a la prédica en el territorio y al contacto personal con el votante. El objetivo: "provincializar" la campaña -léase, priorizar a los candidatos locales por sobre la candidatura de Macri- con el propósito de salvar del aluvión peronista las comarcas gobernadas por el oficialismo y los bloques legislativos en el Congreso.
Algunos todavía dudan de la eficacia de esta mesa que se reunirá todos los lunes; no es la primera vez que, en momentos de crisis, Macri acude de urgencia a sus socios e improvisa "mesas políticas" para capear el momento, pero que, al final, se diluían sin pena ni gloria frente a quienes verdaderamente ostentaban el poder de decisión: el Presidente y su círculo áulico, liderado por Peña, y el omnipresente consultor Durán Barba.
"Eran totalmente ajenos a nosotros", se despacha un dirigente radical.
Más allá de las dudas y las suspicacias, lo cierto es que ya no hay más margen para errores, que fueron muchos en la campaña previa a las primarias, se lamentan en el oficialismo. Los esfuerzos estarán, por lo tanto, focalizados en tres aspectos: homogeneizar la toma de decisiones y evitar superposiciones, "territorializar" la campaña y ser más eficaces en el uso y la distribución de los recursos materiales y humanos.
Este último punto incluye la fiscalización del comicio. "En algunas provincias y municipios nos relajamos demasiado", admiten en el frente. Elisa Carrió, líder de la Coalición Cívica, hizo público este reproche. El ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, será el referente nacional a cargo de la coordinación de la fiscalización en todo el territorio. En cada provincia habrá delegados locales.
"Es fundamental que haya coordinación para evitar desprolijidades. En aquellos territorios donde el radicalismo es fuerte, la campaña estará a su cargo, como en Córdoba y en Mendoza; María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta harán lo propio en Buenos Aires y la Capital. Hay que provincializar la elección, darles prioridad a los candidatos locales para salvar los territorios y preservar la representación en el Congreso", explican en el oficialismo.
¿Es factible que, además de coordinar la campaña, esta mesa de acción política sugiera también medidas de gobierno de aquí a octubre? Por caso, en el radicalismo no faltan las voces que sugieren que el Gobierno debería ampliar el paquete de medidas paliativas destinadas a la clase media para atemperar el impacto de la inflación: algunos, como el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, proponen desgravar del IVA a las tarifas. Otros insisten en que se refuerce el alivio para los tenedores de créditos UVA.
"Esos temas no están ausentes en las conversaciones con el Presidente. El ministro [de Hacienda] Hernán Lacunza nos pidió una semana para estudiar eventuales nuevas medidas. Nuestra prioridad debe ser la certidumbre económica: Macri va a ser mejor candidato cuanto mejor sea como presidente", indican en el radicalismo.
Por de pronto, los socios de Cambiemos están jugados a dar la pelea hasta el final, aunque pocos comparten el optimismo de Macri y de Peña de que se puede revertir el resultado en las elecciones de octubre. "Lo fundamental es evitar que el triunfo de Alberto Fernández sea arrasador, que nos saque más distancia que en las primarias y se quede con todo", advierten los radicales, que de derrotas electorales saben y mucho, ironizan.
Por esa razón, aunque la certidumbre económica sea el valor a preservar, el oficialismo no se privará de arremeter contra sus rivales y marcar las diferencias cuando la situación lo amerite. No será el Presidente -obligado a cuidar las formas en este contexto de vulnerabilidad-, sino las principales espadas de la coalición los que enfrentarán a sus rivales en la arena proselitista. "En nombre de la gobernabilidad no vamos a regalarle el escenario al peronismo", coincidieron en el oficialismo.
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