"Lupo", tal como lo evocan en su tierra
Las anécdotas que cuentan sus conocidos
RIO GALLEGOS.- Hace tres días que la memoria colectiva de Río Gallegos vive en permanente estado de evocación, en las radios, en los diarios, en las mesas de café se intercambian recuerdos de Néstor Kirchner. Sus manías, el origen de su apodo, sus costumbres, sus anécdotas. Todos tienen algo para contar. La gran mayoría, simpatizantes y no tanto, hablan de su muerte como si no fuera un hecho irrefutable.
En estos días volvió a tomar fuerza su apodo, del cual nunca renegó, "Lupo". La actual presidenta heredó aquí el femenino "Lupina".
Daniel Cruces, jefe de la Cámara de Comercio local, relataba el origen de su nombre: "Viene de la famosa historieta de un piloto que se llamaba Lupín y tenía un gran parecido en su fisonomía con Néstor". Con Kirchner ya en la gobernación, y mientras se estaba cortando el pelo en la peluquería Rafael, entró un hombre muy conocido de la ciudad, ya jubilado, y Kirchner recordó que era él quien lo había bautizado así cuando tenía apenas 8 o 9 años.
No hay en Santa Cruz un periodista que haya compartido tantas horas con el ex presidente como Jorge Canale, de LU 85 Canal 9, que entre 1992 y 2002 recorrió la provincia y el país convertido en su vocero. "Kirchner siempre hablaba de política, no se cansaba, nunca logré hacerlo hablar de otro tema, de otra cosa", recuerda Canale.
Las anécdotas en el avión de la gobernación son innumerables. "Estábamos en Perito Moreno, en el avión chiquito a turbohélice, carreteando en una pista de tierra, cuando al hacer el primer giro, por el barro que había en la pista, el avión se nos empantanó y tuvimos que salir todos a empujar el avioncito", agrega. Canale hacía las coberturas, grababa, sacaba fotos, salía por las radios y le prestaba la oreja a Kirchner para discutir de política en los vuelos.
"Cuando la provincia compró el Citation, justo estábamos en Buenos Aires con el "Lupo", así que nos vinimos en el avión con Eduardo Arnold y Ricardo Lessa (camarógrafo). Era el primer vuelo y nos agarró un túnel de viento a 10.000 metros. En el vuelo, él nos mandaba a preguntarles a los pilotos qué pasaba, pero no nos podíamos levantar del miedo que teníamos. «¡No sean cagones, vayan a preguntarles a los pilotos!»". El vuelo terminó bien, pero Arnold se bajó en Trelew y se negó a continuar.
Emilio García Pacheco, ex docente de Botánica en el Colegio Nacional República de Guatemala, contó varias anécdotas del Kirchner estudiante de 15 años. "No jugaba bien al básquet porque era incoordinado, aunque tenía una misión clave: tomar los rebotes en defensa y pasar la pelota al que tuviera más cerca".
Vehemente
Sobre la etapa de basquetbolista, contó: "En un partido contra el colegio Salesiano, a estadio lleno, Kirchner tuvo un incidente con el árbitro, al que estuvo a punto de agredir. Como técnico del equipo pedí minuto y lo saqué. Al otro día me vio en un café y se acercó para pedirme disculpas por su actitud. Dijo que estaba arrepentido. En ese momento entró el árbitro, entonces se levantó y comenzó a increparlo. Así era él: vehemente y combativo siempre". García Pacheco era un habitué de la mesa del café de Kirchner y otro de los pocos que llegó a estar en la ceremonia íntima del miércoles a la tarde en El Calafate.
Su obsesión por los diarios y los periodistas la acuñó en su época de gobernador, hasta llegó a participar como columnista de un programa que hacía el profesor García Pacheco. En la segunda reelección para gobernador en 1999, Kirchner invitó a 10 periodistas a sumarse al asado de todos los sábados en el taller mecánico de su amigo Héctor Mansilla. "Agregá más carne que voy con 10 periodistas", le dijo a Mansilla. "Ante el apuro nos fuimos a una parrilla y compramos el asado hecho y lo agregamos arriba de las tiras que ya teníamos en el asador, así era Nestor", recuerda Mansilla, que hoy está desconsolado.
Quien se hizo repentinamente famoso es Matías Gallardo, un joven que en su perfil de Facebook publicó el sábado pasado la que sería la última imagen de Kirchner. Gallardo la subió a la red días antes del fatal desenlace. La casualidad la convirtió en la última foto pública; en el café del Hotel Santa Cruz, su lugar de siempre.
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