Lula candidato: el anuncio que alegró al albertismo, ilusionó a los cristinistas y puso en guardia a la oposición
En el Gobierno ansían su triunfo para recuperar el vínculo bilateral; la oposición discute escenarios y se muestra preparada para “hablar con quien gane”, sin descartar a Bolsonaro
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En otro paso más hacia su cinematrográfica resurrección política luego de largos 500 días de cárcel y años de ostracismo, Luiz Inácio Lula da Silva presentó días atrás su precandidatura a presidente de Brasil, cargo que ocupó desde 2003 hasta 2010, en pleno auge del chavismo en Venezuela y gobiernos de signo similar en el continente.
El acto de lanzamiento en San Pablo, que termina por diseñar el mapa electoral en el gigante sudamericano, también impactó con su onda expansiva a la Argentina. Mientras en el gobierno de Alberto Fernández se frotan las manos ante su eventual retorno y ya hablan de un “cambio de tendencia histórica” para la región, desde la oposición de Juntos por el Cambio se preparan para “entablar relaciones con quien gane”, sin descartar a Jair Bolsonaro, el actual presidente que corre desde atrás en su pelea por la reelección y ya pasó más de dos años sin encuentros a solas con Fernández.
Mientras tanto, en el kirchnerismo duro se ilusionan con que la vicepresidenta Cristina Kirchner se “inspire” en un hipotético triunfo de Lula en octubre y decida ella misma lanzarse el año próximo en busca de un tercer mandato.
“Alberto tiene algunos objetivos y deseos básicos: bajar la inflación, que mejore la economía y que gane Lula”, explicita una alta fuente diplomática cercana al Presidente. Desde ese sector auguran un “cambio de clima tremendo, de invierno a primavera” en la relación con Brasil, y aseguran que “el primer viaje de Lula si gana será a la Argentina”, dada la histórica relación personal entre el líder del PT brasileño y el kirchnerismo en sus distintas etapas.
En el Gobierno creen que el Lula que puede volver al poder, a sus hoy 76 años, “irá por la regionalización, porque el mundo va hacia ese lado” y tendrá un gobierno moderado, dadas sus alianzas políticas con la socialdemocracia, que decantaron en la candidatura a vice del exgobernador de San Pablo Geraldo Alckmin. Sería un cambio radical en el vínculo con Brasil, hoy prácticamente reducido a los esfuerzos del embajador en Brasilia Daniel Scioli por viabilizar el intercambio y los vínculos en medio de la hostilidad manifiesta entre Fernández y Bolsonaro.
“Más allá del resultado, hablé con los dos (Bolsonaro y Lula) porque tenemos que integrarnos en sectores estratégicos, en un contexto de guerra entre Rusia y Ucrania, y el desafío es mejorar eso”, dijo Scioli días atrás a radio Perfil. El exvicepresidente aseguró en esa misma entrevista que no cree que el regreso de Lula “motive” a la expresidenta Cristina Kirchner a intentarlo de nuevo, como aseguran que “está pensando” desde distintas terminales de su espacio político.
“No hacemos análisis de elecciones de otros países”, respondieron, lacónicos, a LA NACION cerca de la vicepresidenta, aunque el pasado 10 de diciembre, en la Plaza de Mayo y durante el festejo conjunto por los 38 años de democracia, Cristina pidió “que Lula vuelva a ser presidente de Brasil”. Y apuntó: “No lo necesitamos nosotros, sino millones de brasileños que quieren volver a sentirse incluidos, tener un salario digno y mandar a sus hijos a la universidad”.
“Lula, siempre que un hombre pase lo que te tocó pasar a vos, voy a estar al lado de ese hombre, porque ningún hombre merece la cárcel injusta”, le dijo el Presidente a Lula en otro tramo de ese mismo acto, en Plaza de Mayo y como referencia implícita a la condena judicial recibida por el expresidente de Brasil por causas de corrupción.
La lectura en Juntos por el Cambio
Entusiasmados ellos mismos con retornar al poder en 2023, desde Juntos por el Cambio también analizan el nuevo escenario en el todavía principal socio comercial del país. El martes pasado se reunió el equipo de relaciones internacionales de Pro para debatir el tema, un almuerzo organizado por el secretario general porteño, Fernando Straface. En el Centro Cultural Recoleta estuvieron, entre otros, el secretario de Relaciones Internacionales de Pro, Fulvio Pompeo, los exembajadores en Brasil Diego Guelar y Carlos Magariños, el excanciller Jorge Faurie y expertos independientes.
Pasó a saludar el jefe de gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, y según trascendió afirmó, sin tomar partido por alguno de los contendientes, que “a partir de 2023 la Argentina tiene que retomar una política de inserción internacional inteligente, como la que Mauricio Macri llevó adelante” durante su paso por la Casa Rosada.
“Estamos en uno de los peores momentos de la relación, con presidentes que no se hablan entre sí. Y está claro que nosotros necesitamos a Brasil mucho más que lo que ellos nos necesitan a nosotros, siendo socios somos mucho más potentes”, dijo Pompeo a LA NACION.
Desde el Pro recordaron que Bolsonaro visitó a Macri durante su gestión, “pero también tuvimos diálogo con Dilma Rousseff y Michel Temer”, que ocuparon la presidencia durante el gobierno de Cambiemos. Destacan que Lula y Macri compartieron actos cuando el expresidente era jefe de gobierno porteño, y confiaron en los vínculos que Magariños tejió con el PT y Lula cuando fue embajador en Brasil. “No es que nos convenga que gane Bolsonaro. De hecho su hijo Eduardo dijo que le gusta (Javier) Milei”, ironizaron desde Pro.
Coyuntura difícil
Desde el Gobierno y la oposición, más allá de las diferencias ideológicas, coinciden en que el presente del vínculo bilateral y su consecuencia directa sobre el Mercosur dista de ser el ideal. “El Mercosur tiene una enorme debilidad institucional, nunca creó instituciones fuertes, por lo que todo depende de la denominada diplomacia presidencial. Históricamente eso funcionó bien, es la primera vez que los presidentes de ambos países se llevan tan mal entre sí y esto afecta mucho”, afirmó el experto Marcelo Elizondo, titular de la consultora DNI.
Los datos del vínculo bilateral hablan de un deterioro progresivo: en 1995, el porcentaje de las exportaciones argentinas a Brasil llegaba al 25 por ciento del total exportado, mientras que en 2021 apenas arañó el 15 por ciento, relegado por otros destinos como China. “Brasil quiere vincularse con el mundo de manera más efectiva, e incluso impulsó una nueva reducción de aranceles para importar bienes más baratos. La Argentina quiere mantener altos los aranceles y no quiere acuerdos de libre comercio negociados. Hay diferencias de concepción y el Mercosur así no funciona”, destacó Elizondo.
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