Escuchá la columna como podcast
- Cristina está más que enojada con el Presidente, está furiosa. Tanto, que en los últimos días lo "chantajeó" con romper el Frente. Y con llevarse puesta no solo a la Corte, sino todo el sistema. Desde el Senado, al que transformó en el epicentro de un gobierno paralelo. Y desde la provincia de Buenos Aires, donde reina, a través de su preferido, el gobernador Axel Kicillof. Y Alberto, después de un año de gobierno, y con la pandemia encima, está sobrepasado. A-go-ta-do. Triste. A las ojeras y el sobrepeso ya no los puede disimular.
- La foto en la que aparece escuchando a Cristina en la ESMA es muy ilustrativa. Es la imagen acabada de la impotencia y el fracaso. La impotencia de no poder gobernar con normalidad. El fracaso de no haber asumido la presidencia en plenitud, en un país considerado hiper presidencialista. Ella lo condicionó desde el principio. Y él, desde el principio, se dejó condicionar.
- Cristina está furiosa porque dice que Alberto no cumplió con su parte del trato. Porque esperaba que, a esta altura, todas sus causas de corrupción hubieran desaparecido, como por arte de magia.
- Sin embargo, ella, en la intimidad, no habla del jefe de Estado como un traidor. Lo destrata con epítetos demasiado fuertes, que no vamos a reproducir. Adjetivos que aluden a alguien que no es ni muy útil ni muy despabilado.
- Por eso, ahora, Cristina, híper enojada, puso en marcha su plan más radical: el intento de abolir la división de poderes. Algo que tiene pensado desde hace mucho. O por lo menos desde noviembre de 2018, cuando lo dio a entender, a su militancia, en el estadio cubierto de Ferro.
- Pero no habría que confundirse. Cristina no despliega su plan bomba solo porque es impulsiva. Lo hace porque está segura de que esta Corte no garantizará su impunidad. Ni la de ella ni la de su hijo Máximo. Es más: hace pocos días le dijo a Alberto que no se extrañara si, mañana o pasado, también decidieran ir contra él.
- Y no es que a Cristina le importe demasiado el exvicepresidente Amado Boudou, con quien no habla, cara a cara, desde diciembre de 2015. No es tampoco que tenga especial interés en la inocencia de Lázaro Báez, de Julio De Vido o de Pablo Moyano. Es que está convencida de que no hay otra manera de obtener su reivindicación completa que planteando una reforma de la Constitución, eligiendo una Corte adicta y persiguiendo a los periodistas críticos, a quienes que no pudo doblegar ni con el látigo ni con la billetera.
- Por eso no hay que olvidar la expresión de deseos del intendente de San Antonio De Areco, Francisco Durañona, pidiendo una Corte adicta de militantes. Por eso no hay que olvidar la amenaza directa de Hugo Moyano contra los periodistas que seguimos informando sobre las causas de corrupción que podrían terminar con la condena de su hijo, Pablo Moyano. Por eso no hay que tomar a la ligera, aunque su vocero no sea nada serio, el pedido de Dady Brieva de impulsar una CONADEP contra la prensa crítica. Ni tampoco subestimar las ideas estrambóticas del periodista y escritor Mempo Giardinelli, planteando la eliminación lisa y llana del Poder Judicial y la instauración de una nueva constitución.
- Insisto: no hay que olvidar, ni subestimar, ni minimizar, estos intentos de micro golpes de Estado. Porque constituyen la nueva hoja de ruta de Cristina y sus muchachos. Una ruta que puede llevar a la Argentina al abismo institucional más hondo desde la restauración democrática de 1983.
Pero la impotencia de Alberto Fernández no solo se expresa en su incapacidad para contener a su compañera de fórmula. También se evidencia en lo que no pudo hacer durante su primer año de gestión:
- Porque no pudo cumplir la promesa de bajar la pobreza ni la indigencia, sino que se multiplicó.
- Porque no pudo cumplir con su palabra de alcanzar la meta del hambre cero. Al contrario: ahora sabemos que hay más de 2 millones de niños que no tienen ni lo mínimo para comer.
- Porque la cuarentena, además de reforzar el sistema sanitario y evitar un descalabro, hizo que se perdieran cuatro millones de puestos de trabajo, hizo desaparecer a decenas de miles de pequeñas y medianas empresas y preconfiguró la caída de la economía más grave de la historia reciente, con más del 10% del PBI.
- Pero lo más inquietante es la incertidumbre sobre el futuro. La desconfianza de los argentinos sobre el rumbo a seguir. De nuevo: hay imágenes y datos que, a la larga, resultan más contundentes que la palabra del Presidente, quien siempre aparece más preocupado en no contradecir a Cristina, que en hacer honor a la verdad.
- ¿Cuáles imágenes? Las inolvidables imágenes del último adiós a Diego Armando Maradona. Escenas que pusieron en cuestión, no solo la capacidad del Estado para organizar un velatorio, sino también la de administrar la logística para el operativo de vacunación masiva que se viene prometiendo una y otra vez.
- Imágenes de los actos masivos que acompañaron el debate sobre el proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo IVE junto con el acompañamiento de los Mil días. Imágenes de la fiesta para conmemorar el triunfo de River contra Boca por la copa Libertadores de América.
- Aunque parezca mentira, siguen repitiendo, cerca del Presidente, que si no hubiera salido con el megáfono la cosa, dentro y fuera de la Rosada, se habría puesto mucho peor. También repiten que no hay más espacio político para prohibir actos masivos como los de la semana pasada.
- Lo que todavía no pueden justificar es porque determinaron la abolición lisa y llana de todas las clases presenciales para la escuela primaria, secundaria y terciaria, a contra mano de lo que dispusieron los gobiernos de casi todos los países del mundo. Porque no hay mayor signo de impotencia que haber perdido un año lectivo completo, por el capricho de la dirigencia sindical y la falta de firmeza del Gobierno nacional y provincial.
Por Luis Majul
Conforme a los criterios de
Otras noticias de Actualidad
Más leídas de Política
- 1
Fracasó la paritaria de los camioneros y el gremio anunció el inicio de “medidas de acción directa”
- 2
La frase de Kicillof de la que se mofaron los libertarios: “Si no hubiera Estado, no habría verano”
- 3
Maqueda, en su despedida, advirtió sobre los “hombres que se creen proféticos” y que ponen en riesgo las instituciones democráticas
- 4
El Colegio de Abogados de la Ciudad repudió la fiesta del fiscal Ramiro González