Escuchá la columna como podcast
Entre los gobernadores peronistas, los intendentes del conurbano que no responden a La Cámpora y los amigos del Presidente, que todavía sueñan con fundar el albertismo, se empieza a escuchar una idea recurrente e inquietante: "Era obvio que sin Cristina no podíamos ganar. Pero la verdad es que con Cristina no se puede gobernar". Lo dicen en voz baja, para no hacer enojar a la jefa política del Frente de Todos.
Especialistas en supervivencia, entienden que son horas decisivas para la coalición de gobierno. Una fuente de este grupo, que percibe al Jefe de Estado "sobrepasado por la situación", me confesó: "Alberto va a tener que decidir si sigue con el plan Vamos Viendo, o pega un golpe de timón. Y también va a tener que decidir si empieza a gobernar en serio o se inmola junto a Cristina y el Instituto Patria, se aísla más del mundo e impone un modelo político más autoritario".
Con diferencia de matices, estos "peronistas racionales" aceptan que hay un serio problema de confianza; una crisis que no se arregla con dos o tres medidas para detener la suba del precio del dólar. Comparten el diagnóstico el secretario general de la CGT, Héctor Daer, legisladores que responden al exministro de Economía, Roberto Lavagna, y por lo menos tres ministros del Gabinete, quienes ya fueron apuntados por Cristina para ser reemplazados cuánto antes.
Citan, entre los problemas de confianza que endilgan al Gobierno por culpa de Cristina Fernández, los siguientes hechos:
- El fallido intento de expropiación de Vicentin
- La mirada complaciente sobre las tomas de tierras en Guernica y en General Mosconi
- El proyecto de ley del impuesto "por única vez" a los "grandes patrimonios"
- El congelamiento de las tarifas de las empresas de telefonía móvil e internet
- El embate contra la Corte Suprema de Justicia
- La reforma judicial para lograr la impunidad de la vicepresidenta
- La moratoria con nombre y apellido, a favor de Cristóbal López y ahora también de Lázaro Báez
- La embestida contra el jefe de gobierno de la Ciudad, a pesar de la disposición de Horacio Rodríguez Larreta de trabajar coordinados durante la pandemia
- Los ruidos en la postura de la Argentina, sobre la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela
"Hay que hacer algo ya. No esperar a que el dólar toque los 200 pesos y la brecha con el oficial sea del 200 por ciento", me dijo una fuente de ese grupo de peronistas no cristinistas.
El presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, comparte el diagnóstico sobre el pésimo momento del Gobierno. Pero considera inviable, la sugerencia implícita que se desprende de la idea que con "Cristina no se puede gobernar".
Durante el fin de semana, se lo dijo, levantando la voz, a un interlocutor con el que suele hablar con crudeza.
"¿Y que proponés, que le pidamos la renuncia, que se retire de la política o que convoque a un acto, y le pida a su gente que la deje de votar?", le preguntó con ironía a la persona con la que estaba hablando.
Massa cree que la llave para salir del laberinto la tiene solo el Presidente Alberto Fernández quien tiene que laudar para dirimir las diferencias entre Miguel Pesce y Martín Guzmán.
Cerca del exintendente de Tigre me dijeron: "El Banco Central tiene siete mil millones de dólares en bonos argentinos, para salir a hacerle frente al mercadito de contado con liqui que todos los días te corre con entre 25 y 40 millones de dólares. Si no les ponés un freno a estos especuladores cuánto antes, un buen día te despertás y te das cuenta que al dólar no lo frenás más".
El nombre de Massa, está en boca de todos los organigramas de un futuro cambio de Gabinete por sus vínculos con banqueros y los fondos de inversión, que podrían servir para recuperar la confianza perdida. Se lo está pensando como futuro jefe de Gabinete o como ministro de Economía."Todo el mundo me quiere conseguir trabajo. Pero yo estoy bien donde estoy. Además, no creo en los cambios de timonel en el medio de la tormenta", le explicó a su interlocutor.
Massa no tanto. Pero Cristina y Máximo Kirchner, presionan cada vez más para que el Gobierno demuestre "dinamismo y energía" después de más de 200 días de cuarentena. Lo contamos la semana pasada y lo ratificamos hoy: la madre y su hijo ya le bajaron el pulgar por lo menos a seis ministros, incluido el actual jefe de Gabinete. Como si ellos mismos, no formaran parte del gobierno. Como si ambos, con sus opiniones o sus silencios, no definieran políticas ni fuesen responsables de muchas de las cosas que vienen sucediendo en el país.
¿Habrá sido por estos ruidos en el Gobierno, que Alberto Fernández se reunió tres veces, en los último diez días, con Aníbal Fernández, uno de los dirigentes con peor imagen que tiene el Frente de Todos? Un hombre del Presidente desmintió categóricamente la incorporación del otro Fernández al Gabinete. Esta fuente entiende que pudieron haber hablado con Aníbal de cómo recuperar la iniciativa del relato oficial, los temas de la agenda pública y sobre cómo evitar que las buenas noticias se evaporen al terminar el día.
Es probable que el Presidente, haya querido enterarse de boca de una persona como Aníbal Fernández -ahora muy cercano a Cristóbal López y Fabián de Sousa- por qué esta semana, muchos periodistas de C5N empezaron a criticarlo casi con la misma energía con la que descalifican a Macri.
Cuando el peronista ultracristinista Roberto Navarro comenzó a agitar la idea del cambio de Gabinete, cerca del Presidente plantearon dos probables motivos: que Navarro estaba pidiendo más pauta oficial; o que el periodista había hablado con Cristina o con Máximo y le envió un mensaje por elevación de la vicepresidenta a Fernández.
Pero cuando se sumaron los periodistas de C5N, y otros considerados propia tropa como Diego Brancatelli, ya no lo tomaron como simples hechos aislados.
¿Fue una respuesta indirecta de Cristina, a la decisión del Poder Ejecutivo de apoyar el informe de Michel Bachelet contra la dictadura de Venezuela? ¿Fue una reacción premeditada, después de que el Presidente recibiera a varios de los dueños de las empresas más importantes de la Argentina? ¿Fue una estocada luego de que los talibanes del Instituto Patria, registraran la cena de hace dos viernes entre Fernández, Gustavo Béliz y Roberto Lavagna?
Responde un dirigente del Frente de Todos, que no es cristinista pero que no soporta que le adjudiquen a ella o a La Cámpora todas las cosas malas que aparecen en los diarios. "Si habla mucho de temas judiciales, es porque solo le importa a ella. Si no habla, es porque quiso enviar un mensaje en silencio. Si opina sobre la ciudad, es porque lo está empujando a Alberto a una pelea que le quita votos. ¡Así no se puede vivir!", criticó.
Ese precisamente, es el principal problema que tiene la Argentina. La presencia de Cristina en la fórmula, fue la razón que le permitió al Frente de Todos ganarle a Juntos por el Cambio. Pero su omnipresencia en el Gobierno ante cada tema sensible, es lo que le impide al Presidente gobernar en paz y con racionalidad. ¿Cómo se resuelve este grave problema? Por ahora no tiene solución.
Otras noticias de Actualidad
Más leídas de Política
El escándalo de los aviones. Analizan sancionar a la pareja del exjefe de la Fuerza Aérea que hizo viajes irregulares
Allanamientos e impacto político. Un escándalo de corrupción golpea a la vicegobernadora de Neuquén
Negociación caliente. La kirchnerista Lucía Corpacci sumó su firma al pliego de Lijo y el juez está un paso más cerca de la Corte
Tensión libertaria. Villarruel le respondió a Lilia Lemoine luego de que la apodara “Bichacruel”