- A veces parece que nos quieren volver locos a todos. Las declaraciones de Duhalde ayer, en Animales Sueltos, tienen algo de locura política. Enseguida vamos a analizar una por una las consideraciones del expresidente.
- Pero también Jorge Lanata, en Radio Mitre, bajo la atenta escucha de nuestro compañero Martín Tetaz, le puso un poquito de leña al fuego al declarar: "Duhalde tiene razón". Bien.
- Queda claro que Lanata no comparte con Duhalde la posibilidad de que se produzca un golpe de Estado. En lo que sí está de acuerdo Lanata con Duhalde es que casi todo lo que venga después de la pandemia va a ser peor. De hecho, nos lo dijo a nosotros, en el primer programa de la primera temporada de La Cornisa, en LN+ el domingo.
- Antes de seguir, vamos a tratar de poner las cosas en contexto. Hace tiempo que Duhalde viene diciendo y haciendo cosas polémicas, altisonantes y un tanto desagradables.
- En lo personal, es algo que me entristece. Siempre fui de los que creí que como presidente provisorio, sin el voto popular y bajo mucha presión, Duhalde tuvo el mérito de sentar las bases para que la economía empezara a crecer, aunque la medalla se la puso Néstor Kirchner. Pero es obvio que desde hace un tiempo parece un poco desorientado y fuera de foco.
- De hecho, no me pareció muy feliz su decisión de tomar la defensa del polémico juez Silvio Carzoglio, el mismo que se habría encontrado a escondidas con Hugo y Pablo Moyano en pleno proceso de la causa por asociación ilícita contra Independiente, para garantizarles a ambos que los iba a tratar con mano de seda.
- Tampoco me pareció ético de su parte aparecer en persona en el despacho de una jueza que subrogaba la causa, sin aclarar que lo hacía como letrado de Carzoglio sino sacando su chapa de expresidente.
- Pero volvamos a sus consideraciones. Es verdad que hay un run run sobre la hipótesis de que el año que viene no se realicen las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). Está basada en dos suposiciones. Una: que con la prolongación de la pandemia se podría hacer muy dificultoso. Y dos: que el Frente de Todos podría llegar a perderlas por escándalo, porque la combinación de pandemia, crisis económica y el fuerte rechazo que provoca cada movimiento de Cristina terminarían resultando un cóctel explosivo para el oficialismo.
- La respuesta para esa inquietud va a estar mucho más clara en las próximas semanas, cuando se conozca mejor cómo están evolucionando los contagios y los fallecimientos por Covid-19.
- Luego está la loca idea de que el país puede volver a sufrir un golpe de Estado. Y que los militares o las Fuerzas Armadas estarían en condiciones de propinarlo, ya que hay encuestas que dicen que ahora mismo están gozando de una altísima consideración popular.
- Es momento de separar la paja del trigo. Porque aquí sí está claro que el expresidente mezcló todo. No negamos que no haya crecido el apoyo hacia las Fuerzas Armadas. Pero es muy probable que haya sido por su rol en el medio de la pandemia, y no por el terrible papel que jugaron durante la última dictadura militar.
- Ahora volvamos a darle una vuelta de tuerca a la ensalada que mezcló Duhalde pronto y mal. Sí parece cierto que la caída de la economía en el año 2020 va a ser peor que la registrada como consecuencia de la crisis de 2001. Sí está claro que del Covid, en muchos aspectos, saldremos todos los argentinos, peor de lo que entramos. Sí habría que seguir con atención los índices de desocupación, de pobreza, el aumento de los casos de inseguridad, la toma de terrenos y de casas y la crisis emocional de una buena parte de la sociedad. Pero de ahí a hablar de golpe de Estado, o de situación pre-anárquica, o de un momento histórico parecido al que preanunció el golpe del 24 de marzo de 1976 hay un trecho enorme, larguísimo. Casi inalcanzable.
- Duhalde y parte de la clase dirigente de la Argentina deberían prestar atención a las escenas más recientes. Para no aburrirlos con decenas de casos podríamos mencionar a dos: el acto contra el intento de expropiación de Vicentin y el banderazo del 17 de agosto pasado. Algunos analistas superficiales subestimaron la cantidad y variedad de consignas de 17A.
- En mi opinión, no había que hacer mucho esfuerzo para entender que, en términos generales, pero también muy concretos, quienes reclamaban estaban pidiendo más libertad y más democracia. Nunca menos.
- En el mismo sentido, también creo que la mayor parte de la sociedad, con la excepción marcada del núcleo duro que responde a Cristina Fernández, está queriendo ponerle un límite a los mezquinos caprichos de la vicepresidenta. Y no solo a eso. Además está queriendo ponerle límites a cierta manera caótica de gobernar, con decretos de necesidad y urgencia sorpresivos, inconsultos y que van a terminar perjudicando a las cooperativas y a los trabajadores, como el que acaba de lanzar para declarar servicios esenciales a las empresas de telecomunicaciones e internet.
- Ahora preguntemos de nuevo: ¿2021 podría ser peor que diciembre de 2001? Probablemente. ¿Y eso podría derivar en un golpe de Estado? Estamos seguros de que no. ¿Y cómo se podría canalizar el descontento popular? Con marchas. Con elecciones. Con más democracia. Nunca con menos.
Por Luis Majul
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