Luis Majul: "La Corte le dio a Cristina Kirchner la llave para lograr su impunidad y consumar la venganza"
- Acabamos de terminar de leer el resumen de los fallos de los miembros de la Corte. No pudimos leer todos y cada uno de los fallos por falta de tiempo. Solo el de la mayoría tiene 134 páginas y llegó a nuestras manos a las siete menos cuarto de la tarde. Sí podemos hablar de sus consecuencias.
- Porque no nos quedan dudas: la mayoría de la Corte Suprema de Justicia, con los votos de Ricardo Lorenzetti, Horacio Rosatti y Juan Carlos Maqueda, y también con el de Helena Highton de Nolasco, con la excepción de su presidente, Carlos Rosenkranz, le acaba de entregar a la vice Cristina Fernández la llave para abrir el enorme portal de su plan de impunidad y venganza.
- Hasta donde pude averiguar, lo quisieron presentar como un fallo salomónico. Pero, en los hechos, borraron con el codo lo que escribieron con la mano hace dos años, en dos acordadas distintas.
- Te lo voy a hacer lo más sencillo que pueda: los primeros tres, con su dictamen, convalidaron el desplazamiento de los camaristas Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi, y también del juez del tribunal oral número 7, Germán Castelli. Dieron mil vueltas para decirlo y hacerlo. Explicaron que los mantendrán hasta que sean reemplazados por otros, elegidos por concurso. Quisieron quedar bien con Dios y con el diablo. Pero el daño ya está hecho. Que los saquen y los reemplacen por jueces militantes es solo cuestión de tiempo. ¿Cuánto tiempo? Depende, casi, exclusivamente, del apuro que tenga Cristina Fernández.
- Además, con este fallo una de las causas con más pruebas de la Argentina, los cuadernos de la corrupción, acaba de ser herida de muerte. Es que Bruglia y Bertuzzi habían confirmado el procesamiento de Cristina Fernández y 71 grandes empresarios y exfuncionarios. Y Castelli tenía que seguir investigándolos, desde su lugar como juez del tribunal oral. Pero eso ya no sucederá. Y dejarán de avanzar todos los juicios de corrupción que involucren a funcionarios o amigos de Cristina. Porque los nuevos camaristas lo impedirán.
- Y esto no es todo, amigos. Porque Cristina y su grupo de tareas judiciales no se van a quedar ahí. No se detendrán, hasta que puedan nombrar un Procurador capaz de hacer y decir cualquier cosa. Uno como Alejandra Gils Carbó. Uno o una capaz de presionar a los fiscales, para que acusen a los enemigos y hagan la vista gorda con los amigos. No usarán el freno de mano.
- Porque el más impresentable del grupo de tareas judiciales, Rodolfo Tailhade, acaba de protagonizar una maniobra para descalificar, a cada uno de los testimonios de los arrepentidos. Declaraciones que sirvieron como prueba no solo en los Cuadernos de la Coimas. También en el expediente de Vialidad y la Ruta del Dinero K.
- Y como si esto fuera poco, hoy, el Presidente, en la inauguración del departamento judicial de Avellaneda, ya enterado de la buena nueva, la que convalida su pacto de impunidad con Cristina, se envalentonó y volvió a pedir al Parlamento que se digne a discutir la Reforma Judicial. Y volvió a plantear la delirante teoría del lawfare.
- No quiero aburrirlos. Solo pretendo que no nos tomen como estúpidos. Porque el hombre que estuvo esta mañana en Avellaneda diciendo eso fue el mismo que criticó, con dureza extrema, la corrupción del gobierno de Cristina, el intento de democratización de la Justicia, el Memorándum de entendimiento con Irán y el atronador silencio de la entonces presidenta, cuando se cumplió el mes de la muerte del fiscal Alberto Nisman.
- Como siempre decimos, cualquiera tiene el derecho de cambiar de opinión. Siempre que esos cambios no sean tan abruptos. Y que impliquen abandonar los valores primordiales de la vida. Lo que no se puede ni se debe hacer es cambiar de opinión cada cinco minutos, en asuntos tan cruciales como estos. Y esto vale tanto para el Presidente, como para los cortesanos que votaron con la mayoría.
- El próximo domingo 8 de noviembre habrá una nueva marcha, en contra de lo que muchos ciudadanos consideran el principio del fin de la división de poderes y de la República. Es para evitar, aún frente a los hechos consumados, que una sola persona, condenada por corrupción, no se siga llevando al mundo por delante. Que ella y quienes la apañan encuentren un límite y no terminen de romper todo.
Por Luis Majul
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