Luis Majul: “Inmorales, chantas y malos bichos”
Según la jueza María Eugenia Capuchetti, ni a Carlos Zannini, ni a Horacio Verbitsky, ni a Ginés González García, ni a Eduardo Valdés, ni a Jorge Taiana, ni a Jorge “Topo” Devoto se los puede acusar de ningún delito: sí se les puede decir o llamar “inmorales”.
Inmoral significa: contrario a los principios de la moral.
Para decirlo mal y pronto: que solo les importa ellos mismos.
Que se hacen encima de todas y de todos.
Es más: el hecho de que Cristina Kirchner les haya enviado a su jardinero y a su empleada doméstica, en un vuelo especial de Aerolíneas Argentinas a El Calafate (un vuelo cuya salida se demoró para cargar la heladerita con vacunas, las benditas dosis de Sputnik para que los inocularan antes que nadie), es posible que tampoco lo consideren ningún delito.
Pero es una inmoralidad, ¿no?
Un gran acto de egoísmo e inmoralidad.
Típico de una casta. De una oligarquía política.
Así que el 14 de septiembre, a la hora de votar, hacé lo que quieras, pero no te olvides de estos actos de evidente inmoralidad.
Se denomina chanta a quien presume tener una capacidad que, en realidad, no posee. Una facultad, un conocimiento o un poder que no tiene.
Este adjetivo calificativo bien le podría corresponder, a veces, al presidente Alberto Fernández. Sino ¿ cómo se explica que en el medio de un acto patrio, en la provincia de Tucumán, se tenga que tomar el trabajo de responderle a Máximo Kirchner? ¿No es eso una muestra de debilidad, en vez de una ostentación de poder?
Es curioso. En el Gobierno siempre arrancan con “Pero Macri”. O están potenciando la interna de Juntos por el Cambio. Pero ellos ya llegaron al extremo de chicanearse en público. Y así fue que Alberto le respondió, por fin, al hijo de la jefa.
Pero que no nos desordenemos. Alberto le respondió a Máximo después de esta acusación atravesada, enrevesada y ambigua.
Pero detengámonos una vez más a analizar lo dañino que es el hijo de Néstor y Cristina.
De nuevo: hace años que no es el chico que se la pasaba jugando a la play. Tampoco me animaría a caracterizarlo como un vago. Sí como alguien peligroso desde el punto de vista político. Alguien capaz de mentir, traicionar y hacer operaciones non sanctas con tal de acumular más poder y garantizar impunidad.
La más cabal definición del mal bicho. Mal bicho de la política.
Se que Los Fabulosos Cadillac no lo escribieron por él, pero las estrofas le quedan demasiado bien como para no recordarlas.
Para investigar y condenar a los delincuentes hacen falta jueces de verdad independientes.
Tenemos que trabajar para eso.
Sin embargo, para terminar con los inmorales, los chantas y los malos bichos se necesitan participación, movilización y no olvidarse de ir a votar, por más apático y enojado que estés.
El acto del campo en San Nicolás hoy, bien puede ser un ejemplo de cómo se le responde a esta clase dirigente de inmorales, chantas y malos bichos.
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