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- ¿Alberto Fernández sabe lo que hace? ¿Sabe lo que hace con la cuarentena, sin ofrecer una mínima luz al final del camino? ¿Es él quien verdaderamente manda, más allá de sus decisiones sanitarias? ¿No está gobernando acaso Cristina Fernández, con su sed de venganza y su orgullo narcisista más lastimado que nunca?
- Es evidente que la vicepresidenta no habla de la pandemia ni de la economía destrozada. Es innegable que al mismo tiempo empuja a lo peor del kichrnerismo a romper todo: a Hebe de Bonafini, Pata Medina, Luis D'Elía, Hugo y Pablo Moyano, Cristóbal López y Fabián de Suosa, son los ejemplos más notorios.
- Bonafini quiere imponer una multa para los periodistas. Pata Medina y D'Elía, piden horca y fusilamiento para el expresidente Macri. Los Moyano, López y ella misma tienen una urgencia mayor: pulverizar a la justicia y silenciar a los medios para que no informen sobre sus casos de corrupción.
- Son una triada con mucho dinero y mucho poder. Desarrollan una estrategia de demolición contra periodistas. Desde hace veinte días uno de los blancos somos nosotros. Arman programas especiales dedicados a mi persona. En C5N, en A 24 y en América TV. Hay cientos de individuos trabajando en las redes para meternos miedo. Me están amenazando de manera virtual, personal y hasta física.
- Antes de que termine el programa, les voy a leer una carta con copia al Presidente, la vicepresidenta, el presidente de la Cámara de Diputados, y organizaciones nacionales e internacionales de defensa de la libertad de expresión, como FOPEA, ADEPA, La Academia nacional de Periodismo y la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Ya demandé a los dueños de los medios y los periodistas que reprodujeron la mentira. El texto que preparé lleva como título: "Estrategia de demolición de periodistas".
- Impresionan el despliegue de recursos y energía que usan. Pero es importante que lo sepas: no nos van a hacer callar. Ahora hablemos de la cuarentena más larga del mundo. Lo que te voy a anticipar no es en base a una ocurrencia, sino a consultas de fuentes de las tres administraciones. La nacional, de la provincia de Buenos Aires y de la Ciudad.
- No los voy a aburrir con números. La situación de la Ciudad no es la misma que la de la provincia. El balde está lleno. Todavía no desbordó. Todos los días siguen cayendo gotas. El ministro Fernán Quirós considera que el esfuerzo que se haga desde el próximo miércoles hasta el viernes 17 de julio va a evitar que el agua se derrame.
- ¿Podría asegurar que después del 17 de julio vendrá una "nueva normalidad"? Es optimista. Pero no lo va a decir en público. Teme que, si se equivoca, esa falsa esperanza pueda transformarse en una depresión masiva. Que degenere en un desborde social incontenible. En todo caso, afirma, el optimismo solo se basa en la política sanitaria de la Ciudad.
- ¿Y la Provincia? Estaría bastante más complicada que la Ciudad. ¿Por qué? Porque la única herramienta de la que parece disponer es el aislamiento. Las características demográficas de la provincia hacen que sus gobernantes no puedan manejar con eficacia ni los testeos ni el seguimiento de los contagios.
- ¿El peligro de que colapse el sistema sanitario, entonces, es real? Muy real. Y que colapse el sistema sanitario no significa solamente que nos quedemos sin camas para tratar a los enfermos de Covid-19.
- Significa que colapsen también, los profesionales de la salud. Que no puedan dar abasto, como en España o en Italia. Que no puedan atender, con la misma paciencia, concentración y energía, a tantos pacientes a la vez. ¿Qué tenemos que hacer como ciudadanos responsables y conscientes? Cumplir con lo que nos piden las autoridades.
- Pero seguir muy atentamente a los caranchos de la pandemia, como los abogados de los procesados por corrupción. Y refutar a los necios que siguen batiendo el parche de cuarentena o muerte.
- El Presidente dijo esta semana que la economía estaba mejorando por el aflojamiento del aislamiento de mayo. No más preguntas, señor juez. Ayer, el diario LA NACION publicó los datos económicos de los 100 días de la cuarentena. Reprodujo datos de fuentes que citó. Son el Banco Central, el ministerio de Trabajo, el Fondo Monetario, la Universidad Católica Argentina, la Cámara de Comercio y una decena más. ¿Y que muestran? La cruda y triste realidad. Brutal caída de la economía y del empleo, suba exponencial de la pobreza y un tsunami de cierre de negocios y de empresas.
- ¿Y cómo reaccionó el Presidente? Dando retuit a una serie de respuestas de un periodista con inocultable simpatía por el oficialismo. Un colega más preocupado en defender al gobierno y atacar al secretario de redacción del diario, José Del Río, que en buscar y encontrar la verdad.
- ¿Cómo lo hizo el periodista qué validó el Presidente? Con un típico giro populista. En vez de atenerse a los datos de la cuarentena, le echó la culpa al gobierno de Macri por la pesada herencia que dejó. Y por supuesto: no dijo una palabra sobre la pesada herencia de Cristina.
- Pero presentemos los datos duros. Ya cerraron 24 mil comercios en la Ciudad. La producción de las pymes industriales cayó un 25 por ciento. El calzado, con 61%, y los textiles, con el 50 por ciento, son los más afectados. El 75% de los locales gastronómicos del país está en situación de quiebra. La actividad hotelera se desplomó en un 83% solamente durante abril y mayo. Casi el 90% de los ocupados redujo sus ingresos. Casi el 50% perdió su empleo, o está suspendido, o dejó de trabajar por cuenta propia. Casi el 20% no cobró o no tuvo ingresos, a pesar de seguir trabajando. La demanda de los comedores comunitarios se triplicó.
- Con la Justicia y la seguridad pasó lo mismo. Se demoraron hasta el absurdo más de 200 causas de corrupción. En los primeros cinco meses del año se produjeron 21 secuestros extorsivos. Y ocurrieron por lo menos seis muertes violentas que involucran a las fuerzas de seguridad, incluida las dos de Tucumán: la de Luis Espinosa y la de Walter Ceferino Nadal.
- Nadal tenía 43 años y el miércoles al mediodía fue detenido por seis policías, muy cerca de la casa de Gobierno. Gritó, antes de sufrir un infarto, como George Floyd "no puedo respirar". Uno de los policías apretaba su rodilla contra el cuello. Otro le gritó: "no seas cagón". Falleció minutos después, antes de llegar a la seccional.
- Hasta este momento, el Presidente, sobre este caso, no retuiteó nada. Ni siquiera abrió la boca.
Por Luis Majul
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