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Cristina Kirchner ya se fue. Ya rompió. Y si Alberto Fernández no empieza a gobernar en serio, ella, Máximo Kirchner y La Cámpora, y otros personajes, como Sergio Berni y Juan Grabois, se lo van a llevar puesto. A él y a toda la administración.
Esto es lo que piensan la mayoría de los gobernadores e intendentes peronistas, "sobrevivientes" de mil batallas, después de analizar la carta de la vicepresidenta una y otra vez.
Esto es lo que barrunta el nuevo aliado de Alberto Roberto Lavagna a pesar de que se lo dijo con un lenguaje más elegante. Y también, lo que opina Sergio Massa, quien esta semana, con la inauguración de una escuela de gobierno, arrancó su propia carrera de diferenciación, para disputar el centro político, a Horacio Rodríguez Larreta.
El presidente comparte el diagnóstico. Pero no está seguro de enfrentar a Cristina ahora mismo. Teme que la intensidad del conflicto, en el medio de la pandemia y el sube y baja del dólar, le haga todavía más daño.
"Alberto juró que no se iba a pelear más con Cristina. Pero ella nos viene esmerilando desde que empezó la cuarentena. ¿Hasta cuándo vamos a poder aguantar así?", se preguntó un asesor del Jefe de Estado.
Los amigos más impacientes de Alberto piden cabezas. ¿Cuáles? Las cabezas de algunos de los funcionarios de Grabois, como por ejemplo la de Gabriela Carpinetti, la Directora Nacional de Promoción y Fortalecimiento para el Acceso de la Justicia. Ella pernoctó en el campo de los Etchevehere durante la primera noche de la toma.
A Grabois, los albertistas puros, que los hay, lo consideran "un chanta, un mesiánico y un oportunista". Entienden que su intervención de 2018, en el que aparece reconociendo que la lucha del movimiento que lidera, no es para hacer la revolución sino por plata, muestra al verdadero Grabois, más allá de su pátina de rebelde social apadrinado por el Papa.
Al protegido de Francisco, no le va tan mal. Maneja, a través de distintos programas de subsidios, cerca de 8 mil millones de pesos. Y si se confirma su dominio en la recaudación del impuesto denominado PAIS, su caja aumentará en unos 40 mil millones de pesos más.
Grabois empezó a "facturar" en el mismo instante en que ingresó a Comodoro Py, junto con Cristina. Igual que Victoria Donda y Pino Solanas, de un día para el otro dejaron de denunciar los hechos de corrupción. Su mejor inversión, fue la apuesta por la impunidad.
Por otra parte, al ministro Sergio Berni, ni Alberto ni el gobernador Axel Kicillof lo aguantan más. Tampoco los intendentes. Ni siquiera Máximo Kirchner se lo termina de bancar. Solo lo sostiene Cristina. El video auto celebratorio, que publicó horas después del desalojo de Guernica, parece ser la gota que derramó el vaso.
El derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad privada son innegociables. #FuerzaBuenosAirespic.twitter.com/UmPbeqQVN4&— Sergio Berni (@SergioBerniArg) October 31, 2020
Mientras Berni lanzaba su spot, presos de seis cárceles con asiento en la provincia, iniciaban un motín para que los pudieran volver a visitar. Tomaron como rehenes, en total, a ocho celadores y cinco guardiacárceles. Y lograron lo que se propusieron: las visitas volverán a partir del sábado 14 de noviembre.
La imagen más inquietante del desbarajuste de la seguridad en la provincia es este video, donde los internos están pinchando con una faca a un policía, mientras un recluso grita: "dale al cobani en la cara".
El lunes, en una de las unidades del. Complejo Penitenciario de Florencio Varela, los presos reclamaban visitas. Hoy la protesta se hizo en varias cárceles y hasta se tomaron rehenes... (Video: la protesta del lunes) pic.twitter.com/lm9uZf27O1&— Gabriel Di Nicola (@gdnicola) October 31, 2020
Lo de Berni es de verdad curioso. ¿Qué se puede festejar, después de 100 días de la toma de Guernica? ¿Qué se podría festejar, después de que el gobernador anunciara el pago de hasta 300 mil pesos, para los usurpadores que no encontraron otra solución?
También es curiosa la condescendencia del presidente con Grabois, después de la revolución inconclusa del proyecto Artigas (que incluyó la muerte de un carnero por mala alimentación y la plantación de perejiles debajo de un eucaliptus) diciendo que la idea de buscar tierras públicas para que la gente las explote, no es descabellada. No era el momento ni el contexto para bancar al niño rebelde nacido en cuna de oro.
Pero volviendo a la carta envenenada de Cristina contra Alberto, no habría que perder de vista el trabajo de zapa, que la vice viene haciendo para lograr su impunidad.
Lo último que se conoce es el fallo de la jueza María Eugenia Capuchetti, quien ordenó archivar la causa de enriquecimiento ilícito, en la que el juez Oyarbide fue agarrado del cogote para ser obligado a dictaminar el sobreseimiento de Néstor Kirchner y Cristina Fernández. Así, Capuchetti cerró la última posibilidad de investigar el caso.
De lo que no se habla demasiado, es sobre lo que está haciendo el tribunal oral número cinco, a cargo de las causas Los Sauces y Hotesur. De acuerdo a Silvina Martínez, uno de los jueces del tribunal, Daniel Obligado, el mismo que le otorgó la prisión domiciliaria a Amado Boudou, no solo le está concediendo al abogado de Cristina todo lo que pide, sino que está haciendo lo imposible, para que el juicio oral y público se postergue hasta el infinito. O por lo menos, hasta después de las elecciones legislativas del año que viene.
Martínez solicitará hoy, el juicio político a Obligado. Y es en este contexto donde Lilita Carrió, pidió acordar con el oficialismo la designación de Daniel Rafecascomo procurador general de la Nación, en lugar de Eduardo Casal.
La oposición cometió un grave error. No reparó en que la mayoría de Senadores del Frente de Todos, puede presentar un proyecto de ley para cambiar la manera de elegir al jefe de los fiscales. Si lo hace, Cristina podría nombrar a quien quisiera: desde Graziana Peñafort hasta Maximiliano Rusconi, el defensor del procesado y condenado Julio De Vido.
Pero todas estas noticias podrían quedar sepultadas debajo de una nueva escalada del blue, si los ahorristas que cobran el sueldo durante los primeros días del mes, salen en tropel a comprar dólares.
Habrá que estar muy atentos. Si una nueva tormenta vuelve a zamarrear el barco, no sería extraño que Cristina y sus aliados se lancen a los botes. Después de todo, ella ya avisó. Y su gente sigue con hambre de más dinero y de más poder. Los únicos antídotos, según confesó un día de enero de 2008 el expresidente Néstor Kirchner, que podrían evitar la condena y la prisión de Cristina, de manera definitiva
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