Luis Majul: "Cristina Kirchner reina y gobierna, Alberto Fernández se desdibuja y cada día que pasa somos más pobres"
- Al final, no había demasiado misterio en la receta electoral del Frente de Todos: la que gobierna, la que maneja la botonera del poder es Cristina Kirchner, la hiper-vicepresidenta, y Alberto Fernández, el presidente formal, se desdibuja cada día más. Esta descripción no sería tan problemática si la pandemia hubiese retrocedido, y la economía empezara a funcionar, todos los días, un poquito mejor.
- Pero repasemos los últimos acontecimientos: Cristina ya consiguió apartar de sus cargos, a tres camaristas, cuyo único pecado había sido cumplir con su deber. Así, sin necesidad de ninguna reforma judicial puso en comisión y metió miedo a cada uno de los magistrados que deben impartir justicia.
- Cristina aprovechó la interna en la Corte Suprema de Justicia para avanzar con prisa y sin pausa, mientras sus miembros deshojan la margarita y la vice va moldeando un Poder Judicial a su medida.
- Para los cinco miembros de la Corte, con todo respeto, les dejo el mismo mensaje de ayer: no demoren más la decisión. Hay millones de argentinos que están esperando que le pongan un límite al poder omnímodo de la vicepresidenta. No será ni la primera ni la última vez. Seguramente tendrá sus costos, pero no lo demoren más y no supediten sus verdaderas convicciones a sus rencores personales.
- Cristina presionó hasta que logró quitarle más de un punto de coparticipación a la Ciudad de Buenos Aires, y ahora trabaja para aplastar a Horacio Rodríguez Larreta, mientras la oposición sigue dudando, entre criticarla y denunciarla, pero sin acertar para ponerle un límite. Así, con su prepotente manejo del látigo y la chequera, no solamente lastimó al principal opositor de la fuerza que el año que viene tiene serias posibilidades de ganarle la elección. Además, disciplinó a los gobernadores de todo el país, que no abren la boca, ni se quejan, ni se oponen, porque temen ser castigados igual que el jefe de gobierno de la Ciudad.
- Cristina y Máximo ocupan una enorme cantidad de casilleros de la política rentada, desde Ushuaia a la Quiaca, en cada uno de los poderes ejecutivos, legislativos y judiciales de cada distrito en donde el Frente de Todos ganó. Mientras tanto, los amigos de Alberto observan estupefactos cómo el Presidente resignó cualquier pretensión de armar un espacio de poder.
- Cristina es la dueña y señora del Senado, y no tiene ningún escrúpulo en usar el cuerpo legislativo en su propio beneficio. Desde la administración de los fondos de la cámara alta, hasta cada una de las leyes que se aprueban están siendo controlados y decididos bajo su estricta supervisión. A ella no le importa lo que digan la oposición, ni los medios. Solo avanza, y apenas se detiene cuando percibe que una buena parte del país se opone a sus deseos, como con el intento de expropiación de Vicentin.
- Ni podríamos afirmar taxativamente que Alberto Fernández esté grogui, como sostiene Eduardo Duhalde, un expresidente cada vez con menos filtroS. Es más: ojalá que no lo esté, porque todavía le faltan más de tres años para terminar su mandato. Sí parece muy claro que luce desorientado: poniendo una buena parte de su energía en complacer a Cristina Fernández y a su hijo Máximo, quien todos los días acumula más poder y cada vez le importa menos disimularlo.
- El último tributo a la reina Cristina y su hijo Máximo fue la inentendible embestida contra el mérito, disfrazada de crítica a la meritocracia. Inmerso en lo peor del desvarío populista, como ya no puede pegarle todos los días a la oposición (ni a los porteños, ni a los ricos, ni a la derecha opulenta), Alberto para caerle bien al núcleo duro del electorado kirchnerista potencia su mirada paternalista y les dice a los pobres que el Estado los va a cuidar, mientras paradójicamente sus políticas los vuelve cada vez más pobres.
- Sus elucubraciones de profesor universitario son respondidas, semana tras semana, por un nuevo banderazo. Pero cada tanto, sale a expresarse gente muy querida y con mucho sentido común, como Gabriel Omar Batistuta, por ejemplo, quien desde su cuenta de Twitter escribió: "Se me viene a la mente una pregunta. Mis padres me criaron en una casa de 5 x 3 metros, trabajando, estudiando, confiando en la justicia me dieron un hogar más amplio. Yo continué sus ejemplos sacrificándome y respetando al prójimo. ¿Fui un idiota por respetar estos ideales?". La desorientación del Bati es la misma de la de millones de argentinos. "Si el esfuerzo, el trabajo y el respeto no sirven, ¿he vivido equivocado los últimos cuarenta años de mi vida?", se pregunta. Y como telón de fondo está el tema de la política económica.
- Está claro que la política económica del gobierno de Macri no resultó exitosa. De hecho, la actual mala imagen del expresidente se explica, no solo por ese mal resultado, sino porque fue ese mal resultado lo que posibilitó la vuelta al poder de Cristina Fernández y sus socios del Frente de Todos. Hasta ahí, la mayoría podríamos estar de acuerdo. Ahora, junto con Martín Tetaz, ¿alguien me podría explicar cuál es la política económica de este Gobierno? El Presidente no, porque ya nos anticipó que él no tiene ningún plan. Martín Guzmán, tampoco, porque más allá del acuerdo que logró con los acreedores privados no parece muy claro, ni lo que quiere, ni para adónde va. Es más: lo último fuerte y concreto que dijo fue que de ninguna manera iban a profundizar el cepo.
- Pero ¿parece que está sucediendo todo lo contrario, no? Como no sabemos bien cuál es el plan, podemos inferir algunas cuestiones. Sobre la base de los datos del Indec esto es lo que viene sucediendo: la caída de la economía no se detiene.
- Ayer hablamos con Carlos Melconian y nos dijo que, a pesar de la ley antidespidos, en lo que va del año se perdieron más de un millón de puestos de trabajo. No tengo necesidad de decirte cuánto se devaluó nuestra moneda desde las últimas elecciones, cuando el dólar valía 44 pesos y Marcelo Tinelli desde la mesa del hambre reclamaba: "Hagan algo".
- De manera que cada día que pasa somos más pobres. No un poco más, mucho más pobres. Y solo tenemos, como consuelo, las palabras alentadoras del Presidente, un gran comentarista de la realidad, que nos dice: "Los argentinos somos expertos en caernos una y otra vez y volvernos a levantar". Y al ataque conceptual del Papa Francisco a los individuos que pretendemos progresar, cuando nos dice: "Quien busca pensar en el propio mérito fracasa".
- Si me disculpa, Santo Padre, voy seguir trabajando. Voy a seguir pensando en mi familia y en mí. Y en la gente que trabaja en la productora y en los programas. No me voy a sentir ni culpable, ni pecador por eso. No quiero pensar así, no tengo tiempo para pensar así. Ni yo, ni todas las personas que trabajan conmigo y que con su trabajo generan riqueza y más trabajo.
Por Luis Majul
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