En una nueva emisión de La Cornisa por LN+, el periodista Luis Majul dedicó el comienzo de su programa a una reflexión centrada en el rol del presidente de la Nación, Alberto Fernández, y si "no puede o no quiere" en relación a sus convicciones o si acaso está siendo "doblegado por su vicepresidenta".
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A continuación, sus principales conceptos:
- Dos preguntas urgentes nos estamos haciendo los analistas que seguimos con detenimiento las informaciones públicas y secretas que rodean las acciones de gobierno, en el medio de la pandemia. La primera es: ¿Alberto Fernández no puede, no quiere o no lo dejan gobernar como se debe; es decir, de acuerdo a lo que serían sus verdaderas convicciones? Y la segunda, ¿el Presidente está siendo doblegado por Cristina Kirchner y es ella, en consecuencia, la que está gobernando de manera silenciosa, apelando al secretismo, protagonizando los desbarajustes que termina pagando el propio Jefe de Estado, con la caída de su popularidad? De otra forma no se puede comprender cómo, durante la última semana, Fernández habría perdido no solo parte del enorme porcentaje de aceptación sino también la confianza de líder protector, que hace frente al coronavirus.
- ¿Por qué Alberto Fernández no salió a decir lo que piensa de verdad sobre "el mecanismo" de apoyo a la liberación de presos? Esta medida que fue "craneada" por su secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla, el miembro de la Corte, Raúl Zaffaroni, el viceministro de Justicia y responsable del Sistema de Testigos Protegidos, Juan Martín Mena, el juez de la Casación Bonaerense, Víctor Violini, el miembro de la Corte de la provincia, Eduardo de Lázzari, y fogoneado por Roberto Cipriano García, integrante de la Comisión de la Memoria, quien agitó a "los compañeros presos" para que pidan su salida masiva de la cárcel, en este contexto de pandemia.
- Quienes conocemos a Fernández desde hace tiempo, creemos saber cómo piensa: le debería parecer un delirio que esta combinación de progres de salón con jueces y exjueces irresponsables y funcionarios hiperideologizados hayan armado "la bomba perfecta". El Presidente se debería estar agarrando ahora mismo la cabeza si vio, como en efecto dicen que vio, la lista completa de los abusadores, violadores, homicidas, agresores, asesinos y asaltantes a mano armada y condenados por delitos de lesa humanidad que ya están en sus casas como producto de este cóctel inflamable.
- Como sea, los cacerolazos que se hicieron oír en todo el país tuvieron como destinatarios a Cristina y sus muchachos, pero también al Presidente. Es porque no pudo, no quiso o no lo dejaron, decir lo que tenía que decir en el momento oportuno.
- No dijo, por ejemplo, que era una barbaridad la decisión del juez Daniel Obligado de mandar a la casa al exvicepresidente Amado Boudou, dado que no había ninguna razón sanitaria para que el hombre que se quiso quedar con la máquina de hacer billetes saliera de la prisión.
- No pudo, no quiso o no lo dejaron anticiparse al efecto Boudou. Efecto que produjo, en todas las cárceles, a lo largo y a lo ancho del país, la pregunta de miles de internos, que empezaron a cacerolear también con otra pregunta lógica: ¿Por qué Boudou sí y nosotros no? ¿Por qué el corrupto confeso Ricardo Jaime sí y nosotros no? ¿Por qué Martín Báez sí y nosotros no?
- Y no vale decir que el Presidente no puede opinar sobre las sentencias de los jueces. Lo hizo decenas de veces antes. Como candidato y como presidente electo también. Si ahora no dijo nada es porque o pudo, no quiso o no lo dejaron.
- ¿O es que Cristina y sus chicos grandes entornaron tanto que Alberto no tuvo más remedio que pararse en el medio del cristinismo y de Sergio Massa, que esta vez honró su palabra y está pidiendo el juicio político de jueces de Bahía Blanca, San Martín y San Isidro, magistrados que firmaron excarcelaciones instantáneas sin chequear caso por caso, y vaya a saber con qué incentivo político, o económico?
- ¿Por qué será que Alberto Fernández, en vez de decir y hacer lo que piensa, se enoja con los suyos y les prohíbe hablar de "albertismo"? ¿Será que no quiere irritar a Cristina, a quien su silencio ante las correctas políticas sanitarias del Gobierno hizo caer su intención de voto a niveles de preocupación?
- Pensemos juntos una vez más: ¿los argentinos estaremos viviendo la peor semana desde que empezó la cuarentena solo porque Cristina se puso celosa de la imagen positiva del Presidente, y empezó a operar, desde las sombras, para esmerilarlo y mantener intacto su proyecto alternativo de poder, con Máximo, Kicillof y ella misma como las figuras que lo encabezarían en las legislativas del año que viene y las presidenciales de 2023?
- Como sea, el esfuerzo de Alberto por armonizar las distintas corrientes del Frente de Todos dio como resultado un gabinete loteado y sin coordinación. Con una excesiva injerencia de La Cámpora y Cristina, que siguen avanzando casilleros como el juego de la Oca.
- Me pregunto, ¿qué hace el viceministro de Justicia Mena prometiendo a los presos de Devoto soluciones mágicas sin la autorización de la ministra Losardo y el presidente de La Nación? ¿Qué hace el exespía de Cristina manejando el programa de Testigos Protegidos?
- Invitamos al programa a Leonardo Fariña porque renunció al Programa de Testigos Protegidos, porque sintió que su vida corría peligro. Quien maneja ahora el programa operó contra él y a favor de quienes Fariña acusó: Cristina, Lázaro Báez, Martín Báez y otros. También porque después de estar casi cuatro años preso en la provincia, tiene claro cómo se viene usando el Covid-19 como excusa para forzar una liberación masiva de presos y retrasar los juicios de la corrupción K.
- Pero volvamos al Presidente: ¿por qué Alberto, en lugar de designar en la Anses a la integrante de La Cámpora a María Fernanda Raverta, no nombra a gente de su confianza, si Alejandro Valoni era un incondicional de Cristina, un cuadro del Instituto Patria, igual que Oscar Parrilli y unos cuántos más?
- Y no te engañes. Ni te dejes engañar. A Vanoli no o despidieron porque se olvidó de sentarse en el directorio que le corresponde al Estado de la empresa Telecom. Lo echaron porque es el principal responsable de las irregularidades en la base de datos de la Anses que sigue generando respuestas desopilantes para rechazar a quienes tienen derecho de pedir y cobrar el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE). Irregularidades que te mostramos por primera vez en este programa, hace dos domingos, el 19 de abril pasado.
- Hoy, junto a Silvina Martínez, te vamos a mostrar nuevas denuncias que involucran a nuevas categorías de rechazados. Los denominamos "los estafados" y los "defraudados".
- Pero también te vamos a presentar un informe que revela el despelote que hay en la gestión y el oportunismo de algunos funcionarios de gobierno. Porque mientras en el sector privado crecen las suspensiones y los recortes de salarios, en el Estado siguen los nombramientos exprés. Y atención: se trata de designaciones que no cumplen con los requisitos básicos, como ya se vamos a mostrar.
- También vamos a revelar los detalles de una jugada que involucra, de nuevo, a Cristina, y otra vez, al Obligado, el mismo que mandó a su casa a Boudou y a Carlos Capdevila, partero de la maternidad clandestina de la ESMA y condenado por delitos de lesa humanidad.
- Resulta que Obligado, integrante del Tribunal Oral Federal 5, está siendo demasiado condescendiente con el abogado de Cristina, Carlos Beraldi. Casi tan condescendiente como lo fue Norberto Oyarbide con el contador de los Kirchner, Victor Manzanares, cuando el matrimonio presidencial era investigado por enriquecimiento ilícito.
- Bien: Obligado estaría a punto de concederle a Cristina y Máximo la posibilidad de volver a explotar los hoteles y alquilar las propiedades. Se trata de bienes que ahora administra la intervención judicial.
- Si el Presidente, además de disponer una flexibilización de la cuarentena ante una presión social incontenible, no le empieza a prestar atención a estas maniobras judiciales, es probable que se encuentre con nuevos cacerolazos que se lo hagan recordar.
- De otra manera, incluso una buena parte de argentinos que lo votaron se terminará de convencer que no puede, no quiere, o no lo dejan. Y para el caso será lo mismo.
Por Luis Majul
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