Luis Liberman: "El Vaticano no es Puerta de Hierro"
Nieto de un dirigente comunista que defendía a los jubilados en los tiempos de Juan Domingo Perón y fiel a su origen judío, el educador Luis Liberman heredó de su abuelo Julio la amistad con Jorge Bergoglio. Hoy habla con mucha frecuencia con Francisco, lo visita varias veces por año en Roma y lanzó en la Argentina la cátedra del Diálogo y la Cultura del Encuentro, para concientizar sobre la crisis ambiental y el derecho humano al agua.
Su acceso al Papa lo habilita para indagar sobre la postergada visita a la Argentina y sus relaciones con los sectores políticos. En una entrevista con LA NACION, en una sencilla oficina en el viejo edificio de ladrillos del Palacio de Aguas Corrientes, Liberman afirma que “el Vaticano no es Puerta de Hierro”, en alusión a la vieja residencia madrileña de Perón en el exilio.
“Todos deseamos que Francisco venga al país, ¿pero es lo más importante? No. A lo mejor no viene pero deja una Iglesia mucho mejor parada, más proyectada a esos nuevos sujetos políticos que él saca a la luz: los pobres, los humildes, los descartados, las víctimas de la trata, los inmigrantes, los sujetos políticos invisibilizados por las corporaciones”, explica Liberman. Y desliza que tal vez el Papa no le pone fecha a su visita porque “siente que su mensaje no llegaría a todos”.
-¿Eso le impide venir?
-Probablemente no. Pero a lo mejor la agenda del Papa no es pensar en la Argentina las 24 horas al día.
-¿La dirigencia política y social tiene que hacer algún esfuerzo especial para que venga?
-No hay nadie que le diga al Papa "no vengas". La dirigencia política tiene que esmerarse en transitar el camino que termine con la desocupación, la pobreza, los problemas estructurales, avanzar en leyes que se puedan cumplir, tener un proceso educativo esperanzador. La visita se dará naturalmente en la medida en que sea constructiva.
-¿Qué condiciones deben darse?
-Lo tácito de la pregunta es la famosa grieta. La grieta existió siempre. En un país sin grieta no tendríamos noticias. Francisco no puede venir como el resultado de la "trofeización" del Papa. Él no va a resolver ni la grieta ni nada. Hay una especie de pensamiento mágico que supone que el Papa se para en un altar y dice "se acabó la grieta" y nos abrazamos todos.
-¿Cómo es el vínculo con Macri?
-Es correcta. El Papa tiene traductores de cosas que no ha dicho. Y el Gobierno quiere creer que los traductores dijeron lo que creen que el Papa dijo o no dijo. Hay un embajador muy valioso en el Vaticano [Rogelio Pfirter], que apoya a todos los argentinos que vamos a Roma.
-¿Algunos macristas tienen mejor relación con Francisco que otros?
-Sí, porque la tenían antes, claramente.
-Se dice que tiene buena sintonía con Vidal y no tanto con el eje Durán Barba-Marcos Peña.
-Durán Barba planteó enfrentarse con el Papa. Es un asesor que habla mal de Francisco y, además, dice que al Gobierno le conviene. Sirve pegarle porque no se va a defender. El Marcos Peña que asume como jefe de Gabinete en un gobierno que se encuentra con una coyuntura profundamente difícil, no es el Marcos Peña de hoy. Vidal es una persona valiente, gobernadora de una provincia que todo el mundo considera ingobernable.
-¿Hay intentos en la clase política por apropiarse de su mensaje?
-De todos. Y decí que no hay chocolates Jack con muñequitos de Francisco.
-¿Cristina Kirchner intentó llegar a Francisco después de que dejó la presidencia?
-No, yo no tengo registro. Francisco va instrumentalizando a quién recibe cada vez más. Lo que parece más amable en la relación del Papa con Cristina es inversamente proporcional a lo que parece poco amable en la relación con Macri. Cristina es una mujer, presidenta, que perdió a su marido y tenía que terminar su mandato, cumplir con la democracia. Fue recibida tres veces por Francisco porque era jefa de Estado. Macri fue recibido dos veces. El discurso de Francisco no cambió.
-¿Cómo se interpreta la carta a Hebe de Bonafini?
-Por Hebe de Bonafini siente una profunda compasión y misericordia. Es una mujer que perdió a sus hijos, un emblema. En Europa las Madres de Plaza de Mayo son una marca en defensa de los derechos humanos. La carta a Bonafini responde a una anterior que ella le mandó y Francisco le respondió. Como probablemente le haya mandado cartas a muchas personas del Gobierno que no la mostraron.
-¿Es un mensaje de apoyo?
-La carta tiene cuatro renglones. El error más grande es querer pensar que el Vaticano es Puerta de Hierro. Y el Vaticano no es Puerta de Hierro. Ni lo podría ser. Sería empequeñecer la imagen y lo que significa el jefe de la Iglesia universal con respecto a una coyuntura histórica particular, en la que Perón estaba exiliado y el peronismo, prohibido. Francisco no está exiliado. Eso es una confusión abismal. No sé si Vidal y Stanley son peronistas, Esteban Bullrich seguro que no lo es. Y han ido al Vaticano. ¿Eso es Puerta de Hierro? Han hablado con Francisco, les tiene mucho aprecio. Y han ido otros. Ama a su patria y lo hace visible. Algunos cuestionan: “¿Viste el telegrama que mandó”? Si no lo manda él, todos saben que lo hace la Secretaría de Estado. Es como con Messi. Tenemos como sociedad un problema con nuestras figuras icónicas. Estamos permanentemente matando al padre.
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